¿Quién dijo que en nuestro país no hay políticas de Estado permanentes?

La desaprensión-indolencia-complicidad que nuestros gobernantes han demostrado hacia el fenómeno del narcotráfico se mantiene inalterable, aunque cambien de color político las administraciones.

Las fuerzas de inteligencia de los EEUU determinaron que existen más de mil pistas clandestinas de aterrizajes de aviones en la República Argentina.

La exministra de Seguridad del país, Patricia Bullrich, reconocía que se dan unas 400 “trazas” de ingreso narco a nuestro territorio cada año.

Sin embargo, nuestras fuerzas de seguridad llevan ya dos décadas completas sin lograr atrapar en el aire una sola nave narco.

En otras palabras, no han derribado avionetas (esto es legal desde 2016) ni tampoco han podido disuadir a los pilotos del crimen organizado para que aterricen y sean apresados.

A tal punto llega la impunidad (o la inconsciencia) que los propios uniformados argentinos difunden que cuando interceptan naves invasoras se limitan a pedirles que se retiren de la geografía local.

En el vecino Brasil, mientras tanto, los Tucano han derribado ya muchos aeroplanos de las mafias y con ello han disuadido a los carteles.

Argentina sigue sin invertir en:

-La compra de radares 3 D que puedan ubicar a los invasores.,

-Scanners que puedan discernir orgánico de inorgánico (apenas tres puertos lo poseen –Rosario, Dock Sud y La Plata— y los tres están explotados por privados).

-Desde hace varios años seguimos sin difundir campañas para prevenir el consumo de drogas a pesar que en EEUU invierten allí la mitad de su presupuesto para esta lucha.

-Compramos apenas dos lanchas rápidas a Israel para custodiar 3.200 km de hidrovías por donde se mueve la flota de barcazas más importante de Sudamérica ya que los paraguayos tienen ya más de 3000 unidades de este tipo.

-Nuestras unidades de lucha contra el lavado de dinero proveniente del narco no han podido meter más que un muy reducido puñado de dealers.

-Nunca de creó una DEA nacional para combatir a un crimen que es cada vez más sofisticado.

-Nuestros aeropuertos son un colador debido a su falta de control, tal como quedó demostrado en los escándalos de Southern Winds (Madrid) y el de los hermanos Juliá (Barcelona).

Los K y los PRO prometieron una guerra contra las mafias que es muy extraña: no se registran muertos ni grandes batallas entre los supuestos bandos involucrados en el “negocio”.

¿Cuáles fueron los casos más relevantes en los últimos años?

-Se secuestraron 450 kilos de marihuana en el Norte de la provincia de Buenos Aires en una avioneta aterrizada y abandonada. El piloto se escapó en un remis del campo que utilizó como pista.

-En Salta, dos pilotos bolivianos escaparon a pie luego de que su avioneta se quedara atrapada en el barro.

Los Pampas y los Pucarás han demostrado que no son los más aptos para este tipo de faena. Por ello, se anunció la compra de 24 Texan II a los Estados Unidos. Luego, serían 12. Finalmente, apenas seis y se los llevó la Fuerza Aérea a Córdoba para entrenamiento de sus pilotos. Ninguno marchó hacia la frontera.

La llegada de Alberto Fernández y el kirchnerismo a la Casa Rosada no puede ser más desalentadora.

Le dieron asilo político al ex presidente boliviano Evo Morales, el principal responsable de la explosión de las plantaciones de coca en el vecino país.

Evo eligió la ciudad de Orán, Salta, a 50 kilómetros de la frontera, para radicarse.

No es un destino inocente. Se trata del conglomerado con mayor cantidad de homicidios de toda la Argentina. Supera a las sangrientas Rosario, Santa Fe y La Matanza.

La mayoría de los crímenes son ajustes de cuentas entre los narcos.

El fiscal federal de esa ciudad, Carlos Amad, fue amenazado de muerte. Los traficantes le dejaron en su auto un cartel donde le advertían que sería “el próximo Nisman”.

Amad cuenta que cuando Gendarmería marcha a las montañas salteñas y jujeñas queda a menudo a ciegas y sin señal de celular mientras que los narcos usan desde hace décadas telefonía satelital.

Los cocaleros que se volvieron el sustento político y económico del boliviano Evo Morales sufrieron la reducción desde 50.000 hectáreas de cocales ilegales de 1994 a solo a 3.000 hectáreas el 2003.

En ese momento, a punto de desaparecer, lograron que Evo ganara los comicios y restituyeron rapidamente las históricas 50 mil hectáreas para la coca a pesar que informes de la ONU aseguraron que apenas los vecinos necesitan 6.000 hectáreas para los paisanos que quieran “coquear” de manera legal.

En su política pro cultivo de la coca, Morales expulsó al Embajador de EEUU y la Agencia antinarcóticos DEA rompiendo unilateralmente acuerdos internacionales y evitando cualquier fiscalización seria sobre sus aliados.

La prueba más contundente sobre la existencia de un narco régimen fue la detención del “zar antidrogas” creado por Evo.

Se trata del Narco general boliviano René Zanabria, quién en 2010 cobró por el envío de 1500 kilos de cocaina a USA.

Terminó detenido en Panamá y encarcelado en Miami. Luego, 38 de sus subalternos también cayeron en las siguientes redadas.

Zanabria según la DEA enviaba un contenedor por mes desde el puerto chileno de Arica.

¿Qué dijo Evo ante semejante cúmulo de pruebas en su contra? Denunció que los oficiales que le hicieron la “cama” a su super policía eran chilenos. Por ende, se trató de un complot internacional en su contra relacionado con el histórico pedido de Bolivia de recuperar su salida al mar.

Alberto y Cristina Fernández dieron asilo y defienden al hombre que fue responsable de que Argentina sea hoy considerado el país que per capita más cocaína consume en el mundo entero.

Ambos mandatarios podrían preguntarle al “visitante” en alguna sobremesa que seguramente compartirán muy pronto:

“¿Porqué construiste la pista de aterrizaje más larga de Bolivia en el aeropuerto de Chimoré, zona rodeada de cultivos de coca, si apenas viven allí 21 mil habitantes y no llega a esa estación ni una sola aerolínea estatal o privada?”.

Por ejemplo, las bananas que se exportan desde esa zona a la Argentina tienen que ir en camiones refrigerados.

Ergo: “¿Para qué gastaste tanta plata en un lujo tan extravagante?”.