La relación entre Estados Unidos e Irán está peor que nunca: Teherán enriquece uranio por encima de los porcentajes fijados en 2015, con el fin de forzar una nueva negociación que alivie las sanciones que han perjudicado la economía iraní.
Sin embargo, Irán no quiere reemplazar el pacto nuclear del que Washington se retiró el 8 de mayo de 2018, tal como pretende el presidente estadounidense, Donald Trump.
Para cumplir con dicho compromiso, el gobierno de Hasan Rohani exige que se levanten las sanciones económicas que han provocado la caída de las exportaciones de petróleo, principal sustento del país persa, así como la devaluación de la moneda y el aumento de la tasa de inflación.
La relación entre Washington y Teherán se ha tensado hasta un límite sin precedentes luego del asesinato del general iraní Qasem Soleimani, el 3 de enero, ordenado por el presidente Trump.
Apoyado por el primer ministro británico, Boris Johnson, el jefe de la Casa Blanca ha sugerido un nuevo acuerdo nuclear, ya que en su opinión el documento de Viena es "defectuoso".
El nuevo pacto detendría el desarrollo de misiles balísticos y pondría un límite al programa nuclear iraní, según informes de la BBC de Londres.
Pero el gobierno de Rohani rechazó la propuesta y pidió que la Casa Blanca regrese a formar parte del tratado que en su momento constituyó un gran triunfo diplomático para el ex presidente estadounidense, Barack Obama.
El miedo a que Irán construya una bomba atómica persiste. Y Trump es, precisamente, quien más ha repetido que los persas "nunca tendrán un arma nuclear".
Sin embargo, Irán está muy lejos de llegar a esa meta. Para eso debería enriquecer uranio al 90% y solo lo hacía a un ritmo del 4,5% en los últimos meses, tras alcanzar un 20% cuando se firmó el pacto del grupo 5+1, formado por Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y Francia, más Alemania, el 15 de julio de 2015 en Viena.
Tras el magnicidio de Soleimani, Europa no tuvo otro camino que encolumnarse detrás de Estados Unidos, debido a que Irán superó el enriquecimiento de uranio comprometido por encima de los 300 kilogramos al 3,67%.
Por lo tanto, Francia, el Reino Unido y Alemania activaron la cláusula de disputa del acuerdo, luego de que Teherán no cumpliera con una serie de compromisos.
Muchos creen que Trump se está inclinando a favor de los halcones estadounidenses, que viene presionándolo desde hace meses para que tenga una reacción más dura con Irán.
"Entiendo que la situación es estructural, ya que todos los que participaron en el Plan de Acción Integral Conjunto (JCOAP, por sus siglas en inglés), no quieren que Irán sea un actor nuclear", explicó a Télam Juan Battaleme.
Este experto, que es director de la Maestría en Defensa de la Universidad de la misma disciplina (UNDEF), señaló que "la salida de Teherán de los acuerdos, junto a las nuevas sanciones económicas impuestas por Washington, le da la excusa a los iraníes para acelerar el plan nuclear".
"De ahí que los europeos pongan presión para disuadir a Irán de que no retome el camino nuclear. Básicamente, si lo pensamos en términos 'racionales', le dicen que el escenario será peor", afirmó.
Según el diario The Washington Post, el magnate neoyorquino "amenazó a los europeos con imponer aranceles, si no advertían a Irán sobre sus violaciones del acuerdo".
El rotativo señaló el jueves que el presidente norteamericano contemplaba un recargo del 25 % a las importaciones de automóviles europeos.
Rohani, sin embargo, advirtió los riesgos que enfrenta Europa si apoya a Trump, pues los países europeos podrían ser tratados como "combatientes enemigos".
Lo cierto es que el magnate norteamericano retiró a Estados Unidos del tratado nuclear con Irán, diciendo que no estaba funcionando, cuando en realidad cumplía con todas las normas dispuestas, según los inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Hay, además, otro hecho a tener en cuenta: el gobierno de Rohani quedó muy desprestigiado luego de haber admitido el derribo de un avión ucraniano, el pasado 8 de enero, tres días después de haber negado ese hecho.
Por esa razón, muchos que marcharon primero para repudiar el asesinato de Soleimani en las calles de Teherán, reclamaron luego la renuncia del ayotallah Alí Jamenei, máximo líder religioso del país.
Trump apostó al crimen de dicho general iraní, considerado el arquitecto de la política exterior persa en Medio Oriente, y por lo visto parece estar ganando la partida.