Se conoció días atrás, una resolución de ANSES por la cual ya no será necesario presentar el certificado de alumno regular a diciembre del año pasado para cobrar la ayuda escolar 2020. El cambio de este requisito obedece, según el gobierno nacional, al “contexto económico y social de emergencia”.
Son muchas las voces que se levantaron criticando esta medida y hasta la fecha no tengo conocimiento de algunas que la apoyen, al menos no a nivel de pensadores y analistas de la realidad nacional, de educadores.
Ninguna emergencia de este tipo se resuelve mágicamente del día a la noche. Se necesitan años de trabajo, de gestión gubernamental, de creatividad. Las que a su vez surgen de la mucha y buena educación que a lo largo de toda su vida reciben todos y cada uno de los habitantes del país. Porque de la mucha y buena educación surge la producción, el aprovechamiento de los puestos de trabajo que se generen, el cuidado de la salud y de la alimentación; en fin, de la calidad de vida individual, familiar y social.
Las crisis llevan tiempo para resolverse, la educación necesita tiempo para que se adviertan sus resultados. Mucho más tiempo, cuando más altos sean los datos de deserción, repitencia, de falta de lectura comprensiva, de mal manejo de las matemáticas básicas para la vida diaria. Lamentablemente Argentina viene mostrando cada vez índices más alarmantes en esos ítems.
Resultados que nos obligan a profundizar las exigencias en educación. Cuando digo exigencias me refiero a las que mutuamente deben plantearse entre alumnos, docentes, directivos, familia, sociedad y gobiernos. No sólo se trata de exigirle a los estudiantes, todos debemos exigir a todos.
Mucho más cuando sabemos que son varias las generaciones que vienen teniendo una pobre educación, por lo que muchos padres no están en condiciones de ayudar escolarmente a sus hijos y hasta podría decirse, que no tienen cabal conciencia de la importancia que tiene la mucha y buena educación para cualquier sociedad.
En un marco de emergencia económico-social como el que venimos sufriendo los argentinos y reconoce el mismo gobierno, debemos profundizar más las políticas educativas y las exigencias tal como las planteo. Los gobiernos, todos ellos, deben necesariamente corregir las carencias educativas mediante políticas activas, fuertes, persistentes para que todo argentino reciba toda la educación que su capacidad le permita, sin ninguna limitación social, económica o de otra naturaleza.
Una forma de hacerlo, la primera y elemental, es el exigir que niños y jóvenes concurran efectiva y regularmente a las escuelas.
Cuando regía la vieja y querida ley 1420, cualquier persona estaba autorizada para denunciar a los padres que no enviaban sus hijos a la escuela, los docentes recorrían su zona de influencia para asegurarse de que nadie en edad escolar se quedara en sus casas. Nadie se opuso a esa posibilidad de denuncias, que eran resueltas de inmediato por la fuerza policial. Así fue que esa ley, logró tanto.
¿Y ahora? Con esta medida el gobierno nacional abandona su obligación de fomentar, acrecentar, asegurar la educación en los sectores más afectados por esta larga crisis económico-social. En lugar de darles las verdaderas herramientas para la superación, las considera superfluas porque no toma ninguna medida ante quienes, irresponsablemente, no envían sus hijos a educarse.
Para el gobierno nacional ¿qué es importante para que las familias superen sus problemas económicos? A mi juicio, según esta decisión, está expresando que lo necesario es el cobro de asignaciones sin obligación alguna. Lo que es una ratificación de políticas meramente clientelares corto placistas, compra votos, que puedo sintetizar así: “Te pago algo, no te exijo educación, ni trabajo; solo votame.”
Los responsables
Una medida así es la expresión de:
A) Ignorancia, de lo que puede hacer la educación en la sociedad, especialmente cuando hay crisis como la presente (y que viene de lejos)
B) Insensibilidad humana, al permitir que vastos sectores de la sociedad no se interesen por educar a sus jóvenes generaciones, hipotecando el futuro patrio.
C) Politiquería de baja estofa, privilegiando el clientelismo electoral a corto plazo, en lugar de desarrollar acciones a largo plazo sostenidas en la mucha y buena educación.
Factores éstos que pueden darse juntos o por separado.
Un prestigioso educador expresó en un programa radial, que esta medida expresa una rendición gubernamental ante el ausentismo escolar.
Me permito disentir. No es una rendición, es una traición para con quienes dice defender- Les está diciendo que la educación de sus hijos no es importante, que puede postergarse.
Un país que quiere resolver sus problemas, garantizando el bien común y la dignidad individual y social de su pueblo, no debe tener gobernantes ignorantes, insensibles o politiqueros.
Quizás tantas voces en contrario hagan reflexionar al gobierno y revea esta decisión.
Ojalá así suceda, pero ya mostró, por ignorancia, insensibilidad o politiquería, cuál es su idea primera.
No va por ahí la solución de ninguna crisis.