La estrategia de dejar en evidencia la insostenibilidad de la deuda externa en las semanas previas al inicio formal de las negociaciones con los acreedores, comenzó a verse reflejada esta semana en los distintos medios internacionales especializados.
Los titulares recientes de agencias internacionales especializadas como Reuters y Bloomberg, que siguen minuto a minuto la saga de la deuda argentina, reprodujeron las palabras del ministro de Economía, Martín Guzmán, en su discurso reciente en el Congreso y que dejaron un sabor amargo entre inversores.
Es decir, a tres semanas de la presentación formal de la oferta de deuda argentina, los inversores privados no saben de cuánto será la quita de la deuda, pero sí saben que el "enfoque de sostenibilidad" aplicado será "la frustración de los acreedores", en las propias palabras de Guzmán.
La gira del presidente Alberto Fernández por Europa y el seminario en el Vaticano -donde por primera vez un Papa le dice cara a cara al FMI en su casa que no se pueden pagar las deudas "con sacrificios insoportables" de los países-, buscaron los objetivos de conseguir apoyo para la postura argentina en las negociaciones con el FMI y el Club de París.
Respecto de los bonistas, con quienes hay que negociar un poco más de US$ 100.000 millones, no fue sino hasta la declaración de la reestructuración del bono AF20 y la presentación del plan-marco económico de Guzmán en el Congreso, que comenzaron a vislumbrar seriamente la amenaza de un default y la dimensión de la posible quita que anticipó el amigo y mentor de Guzmán, el nobel Joseph Stiglitz, en el Foro Económico de Davos.
También esta semana, luego de las acusaciones del Gobierno por la responsabilidad del FMI en la crisis, tanto de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner como de Guzmán, y de las contestaciones del vocero del Fondo en su conferencia de prensa quincenal, quedó en evidencia que el FMI mantiene históricamente y mantendrá un seniority (orden de prelación) de la deuda, y que, entre las opciones que el organismo tendría para la Argentina para posponer pagos, no habría una quita.
En efecto, en el mejor de los casos se aprobaría otro programa que pueda dar un préstamo para repagar esa deuda, para no obligar a la Argentina a tomar fondos de otro lado, ni de reservas, ni de esfuerzos fiscales, explicó a la agencia de noticias Télam un ex miembro del directorio del Fondo.
Algo de lo que coinciden analistas más heterodoxos y ortodoxos es que nadie, es decir ninguna de las partes, quiere volver a la situación "agresiva" del default del 2001, con declaración unilateral de impago indefinido y años de sufrimiento económico.
Este enfoque de sostenibilidad de la deuda, "ni agresivo ni amigable" pero "frustrante" para los bonistas planteado por Guzmán el miércoles último en el Congreso, anticipa quitas mayores a un "mero reperfilamiento" o a "una solución a la uruguaya".
Considerando el escenario realista base del ministro, no habría superávit primario prácticamente durante todo el mandato de Alberto Fernández -se alcanzaría equilibrio recién en 2023-, salvo que la economía de la sorpresa de crecer más de 2%.
El esfuerzo de los bonistas deberá ser mayor; los bonos acusaron recibo pero tradean (negocian) al valor de 65% y 70%, niveles con precios más bajos de hace una semana, pero similares de diciembre de 2019, que incomodan a grandes fondos como Templeton, pero aún son poco atractivos para que los compren los fondos buitres.
Para develar el misterio de la quita, habrá que esperar apenas -y no más- de cuatro semanas, según el cronograma oficial.
La estratega en bonos de mercados emergentes, Siobhan Morden, de Amherst Pierpont. consideró que para que la reestructuración de la deuda sea exitosa, la Argentina tiene que "pre-arreglar" con fondos del calibre de Templeton (Blackrock, Fidelity).
Esto es así ya que, al ser un juego de póker, el resultado no se sabrá hasta el final, pero sí se sabe que estos fondos ya demostraron parte de su poder con haber bloqueado la propuesta de Buenos Aires y con haber frustrado el canje del bono AF20.
Algunos de estos fondos en teoría presionan más que otros, porque son fondos de riesgo, pero a la larga aceptarían una reestructuración antes que un default.
Análisis de Bloomberg ubican a Templeton, por ejemplo, entre la espada y la pared gracias a su exposición con la Argentina. Según los últimos datos recientes compilados por dicha agencia, posee bonos argentinos con un valor nominal de al menos 4,3 mil millones de dólares.
EVALUACIÓN DE LOS DOS PRIMEROS MESES DE GESTIÓN DE LOS FERNANDEZ ==== MALA TIRANDO A PÉSIMA.