De los "brotes verdes" y el "segundo semestre" al día después de la reestructuración de la deuda externa: la economía argentina, y por consiguiente las expectativas de la sociedad, han vivido en permanente cuenta regresiva últimamente.
Durante el macrismo, las promesas de alivio para el bolsillo en definitiva no se concretaron y tras el cambio de Gobierno, el presidente Alberto Fernández considera crucial llegar a un acuerdo con los acreedores como punto de partida de las políticas que planea desarrollar en busca de "levantar" al país.
"Tic-tac, tic-tac": en este contexto, el reloj corre y por estas horas apremia en especial a la provincia de Buenos Aires, que decidió postergar hasta el próximo lunes el plazo para cerrar con el 75 por ciento de los tenedores de un bono un trato que le permita evitar caer en default.
El plazo para que los bonistas otorguen su consentimiento a diferir el vencimiento del pago del capital hasta el 1 de mayo de 2020 vencía este viernes, pero la administración de Axel Kicillof decidió posponerlo, a la espera de captar el apoyo necesario. Se trata del bono BP 21, por 750 millones de dólares.
Este sábado, Fernández se mostró "preocupado" por la deuda del principal distrito nacional, pero aclaró que "son problemas que tienen que resolver básicamente las provincias", ratificando de este modo la postura de la Casa Rosada de no salir en auxilio de Kicillof (al menos por ahora).
Ocurre que si la Nación decide conceder a Buenos Aires un salvavidas financiero, esa movida podría generar un "efecto dominó" en el interior del país, arengando a otros gobernadores, también en dificultades con sus cuentas públicas, a solicitar beneficios similares de parte del Gobierno.
Así las cosas, con este peligro inminente de cesación de pagos pendiendo sobre la provincia de Buenos Aires, Fernández llevará adelante la próxima semana en Europa una serie de reuniones clave en busca de reunir apoyo político con vistas a la renegociación de la deuda que se avecina con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Guzmán, en Alemania
Tras entrevistarse con el papa Francisco en El Vaticano, donde al Presidente le bajaron línea sobre el aborto, y luego reunirse con autoridades del gobierno italiano, el jefe de Estado intentará convencer en especial a la canciller alemana Angela Merkel de respaldar en el FMI la posición argentina.
Si bien desde lo formal el país germano cuenta en la Junta Directiva del Fondo, el llamado "Board", con una participación de voto de 5,32 por ciento, el peso específico de la decisión que tome Merkel es significativamente más relevante e influyente en el organismo multilateral de crédito.
Tan importante resulta para la Argentina obtener el visto bueno de la canciller alemana que el propio ministro de Economía, Martín Guzmán, se sumará a la comitiva nacional para acompañar a Fernández en su encuentro con Merkel, antes de coincidir con la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, en su seminario en El Vaticano.
Después de la reunión con Merkel, Fernández y Guzmán viajarán a Madrid para entrevistarse con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y luego el titular del Palacio de Hacienda partirá rumbo a Roma para asistir el miércoles a un seminario económico sobre "Nuevas Formas de Fraternidad Solidaria de Inclusión, Integración e Innovación".
La búlgara Georgieva también tomará parte, por lo que se espera que ambos puedan compartir incluso una reunión bilateral y está previsto que asista, además, el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, considerado el "mentor" de Guzmán.
Por su parte, Fernández completará su gira europea con un encuentro en Francia con el mandatario galo, Emmanuel Macron, y luego emprenderá el regreso a la Argentina, en donde el Congreso ya debería haber aprobado, con el visto bueno del Senado, el proyecto de ley de "Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública Externa".
La iniciativa, impulsada por el oficialismo, pero que logró un amplio respaldo de parte de la oposición, ya cuenta con el aval otorgado la semana pasada en la cámara de Diputados.
"Repetir los mismos errores"
Para obtener el pulgar hacia arriba del Fondo en lo que se refiere a la negociación de la deuda argentina, así como el respaldo de Alemania es crucial en Europa, la bendición de Estados Unidos es incluso más determinante en esta región del planeta, toda vez que la administración de Donald Trump atesora un 16,52% del total de los votos.
El "operativo seducción" lógicamente ya comenzó y hasta Fernández aprovechó su reunión de 44 minutos con el Santo Padre en El Vaticano para solicitarle que le dé una mano a la Argentina con este asunto que el Gobierno considera cardinal.
De todos modos, en medio de esta cuenta regresiva en la que parece estar inmerso el país en sus gestiones con los acreedores, especialistas entienden que se equivoca el Gobierno si condiciona su plan económico al éxito que obtenga en la renegociación de la deuda externa.
"Volver a repetir los mismos errores (del pasado) no nos van a llevar a un diferente resultado", consideró el economista Aldo Abram, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, en declaraciones a FM Milenium.
Agregó Abram: "Si se resolvieran las cosas con las reestructuraciones de deuda simplemente, nosotros deberíamos ser un país desarrollado porque ya vamos por el noveno default con éste".
"La deuda que estas reestructurando ahora tiene su origen mayormente en la emisión de bonos de 2005, 2010 y 2016 para pagar el default de 2001 y los bonos que se dejaron de pagar en 2001 mayormente fueron emitidos para el ´Plan Brady´ de los 90 para cancelar y cerrar la cesación de pagos de los 80", indicó.
"Con lo cual, si este Gobierno lo único que va a hacer es reestructurar la deuda, los bonos que se emitan para pagar esa deuda que se va a reestructurar van a ser defaulteados, porque algo estamos haciendo mal si llegamos a este tipo de situaciones", pronosticó el economista.
Actualmente, de acuerdo con datos oficiales del Palacio de Hacienda, la deuda pública argentina asciende a 2 billones de pesos. Emiliano Rodríguez