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¿Cómo debe construir su espacio y dónde debe apuntar Juntos por el Cambio?

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Una propuesta para el 41%
Una propuesta para el 41%

En agosto de 2019 el gobierno de Mauricio Macri perdió 20 puntos porcentuales de su capital electoral de 2015. En las seis semanas siguientes logró reducir la pérdida en 10 puntos, transformando una catástrofe electoral en una derrota honrosa que alienta expectativas futuras.

 

En las “cuarenta plazas” reunidas entre agosto y octubre pasados, Macri recuperó dos millones y medio de sufragios con un discurso dirigido a las emociones y no a la razón. El habitual “se puede” de la eficiencia administrativa se transformó en una interpelación voluntarista: quizá la derrota fuera inexorable, pero había un futuro, y no lejano.

Sin decirlo, Macri apeló al sentimiento de orfandad y de indefensión que generaba el retorno del kirchnerismo. En la política esto es válido, pero -es sabido- no alcanza para ganar. Los movimientos basados solo en la emoción y el rechazo suelen disgregarse. Para afrontar la larga marcha hacia el poder se necesita algo más: un actor político. El 41 por ciento es un actor político potencial, un terreno sin duda fértil, pero que necesita ser sembrado, si se espera cosecharlo.

¿Qué fruto se espera obtener? En primer lugar, ellos necesitan saber de dónde vienen, y quienes son los otros. En política son imprescindibles las narraciones que conecten el pasado con el presente. Luego se necesita una proyección: un conjunto de ideas surgidas de un diagnóstico ajustado y fundamentadas en valores. Finalmente, una cierta idea de cómo estas ideas se traducen en propuestas específicas.

En suma, el 41% necesita construir su identidad. O más exactamente, sobre ese 41% alguien tiene que construir una identidad política. Si no se hace esto, no podrá enfrentarse con el otro -usualmente denominado, con poca precisión, el peronismo- a quien esa identidad le sobra.

¿Se puede esperar que Cambiemos realice esa construcción? ¿Son ellos los sembradores? Es difícil, al menos en un futuro próximo. Como oposición, todavía no han definido cuánto, cuándo y a qué oponerse. Cambiemos está hoy tironeado por las necesidades de quienes ejercen cargos ejecutivos, siempre más conciliadores, y las demandas de quienes quieren definir una postura netamente opositora. También deben ajustarse las relaciones entre los partidos, modificada por las elecciones. Sobre narrativas y proyectos, las diferencias son grandes; el radicalismo es un partido con historia, mientras que el Pro se quiere definir por el futuro. Y aunque hay muchos políticos eficientes, no se vislumbran líderes que puedan definir un rumbo. Me parece que para organizar y poner en movimiento ese conglomerado hace falta un impulso externo, que venga no ya de la política sino de la sociedad civil.

“Sociedad civil” es una categoría genérica, que alude a la dimensión pública de la sociedad. Para el caso, interesan dos modos de su funcionamiento: la incesante constitución de asociaciones voluntarias, de fines muy variados, y la circulación de debates sobre cuestiones públicas, que decanten en opiniones colectivas. Estos debates abundan en los foros de reflexión críticos del gobierno, pero independientes de los partidos políticos, y no faltan opinantes individuales. Los sembradores están, lo que hay que buscar es el terreno fértil: cuáles son las asociaciones civiles ya conformadas en el 41%, y cuáles son sus inquietudes predominantes.

Hay allí cosas muy variadas. A modo de ejemplo, vale la pena reflexionar sobre un sector, bastante definido y consistente. Lo constituye una infinidad de asociaciones voluntarias dedicadas a trabajar para la solución de problemas específicos de grupos carentes de adecuada protección estatal y social.

En ese mundo entre formal e informal, posiblemente existan unas 80.000 asociaciones -mal denominadas ONG-, y un voluntariado que puede reunir quizá un millón de personas. Hay asociaciones de todo tipo y tamaños, distribuidas por todo el país, dedicadas a temas de salud, educación, asistencia social, formación ciudadana y cien rubros más. Es un mundo heterogéneo, que intenta nuclearse -con suerte varia- en entidades federativas con fuerza y voz para reclamar al Estado o para movilizar el interés de la sociedad.

Ese mundo del voluntariado está profundamente inserto en el 41% que se busca interpelar. Se trata de un terreno heterogéneo, donde operan distintos actores, cruzado por variadas convicciones, discursos e ideologías, de modo que los conflictos son inevitables y los resultados serán siempre transaccionales. Para ser eficaces, lo más importante es que las propuestas generales tengan un punto de referencia en las opiniones, impresiones, valores e ideas que ya existen en los interpelados. En la discusión, las preocupaciones especificas se irán organizando y las aspiraciones colectivas definirán su sentido, en el que cada uno integrará su experiencia personal.

¿Cuáles son los temas importantes, que existen en germen en las mentes del 41%? No lo sabemos a ciencia cierta. Habrá ensayo y error. Jorge Fernández Díaz, en una fórmula feliz, les atribuye un “republicanismo popular”. Creo que algo así existe potencialmente, pero a la vez, debe ser construido conceptualmente, a partir de las sensibilidades existentes. Vale la pena intentarlo.

En mi opinión, un núcleo importante de esa sensibilidad surge hoy de las relaciones entre el Estado, las organizaciones corporativas de intereses y el resto de la sociedad, y sobre todo de la sensación de injusticia e indefensión que predomina en el 41%. El Estado que repartió prebendas en épocas de bonanza, en tiempos de crisis distribuye facturas. Las primeras beneficiaron primordialmente a los grupos de interés organizados y con capacidad de presión. Las facturas, en cambio, a quienes pagan impuestos y no pueden eludirlos.

Entre los primeros están -junto con prebendados menores- las corporaciones empresarias, sindicatos y “organizaciones sociales” y también la corporación política. Todas ellas constituyen el establishment, el sostén del gobierno populista del Estado. En el otro sector es común pensar que son ellos quienes los sostienen con sus impuestos. Indefensos ante un Estado arbitrario a la hora de distribuir cargas, sienten la injusticia de la desigualdad y el privilegio. ¿Es una asociación correcta? No lo sé, pero existe.

¿Qué propuestas pueden ofrecérseles? Para empezar, hay que robustecer el principio de la igualdad de los individuos, de la independencia de la justicia y del control de la arbitrariedad del Estado. Esto es el núcleo de lo que se conoce como republicanismo, una idea que, aunque puede parecer abstracta, tiene una enorme capacidad potencial para expresar y sintetizar las demandas del 41%. Para que sea “popular” -algo que es casi lo contrario de “populista- hay que mostrar su relación con los diferentes problemas específicos, su operatividad, cuando se la convierte en principio.

El tema merece un desarrollo mayor, pero estoy convencido de que ese es el debate que hay que impulsar entre el 41%, si se lo quiere convertir en un actor político.

 
 

6 comentarios Dejá tu comentario

  1. A todos los termos ignorantes o los parásitos que viven del estado no pueden apuntar. El kakismo y el peronismo tienen un 38% duro juntos. El resto acompañará cuando este Frankestein explote y Alverso salga eyectado. Hay que decir las cosas como son, fueron muy tibios los de Cambiemos cuando enfrente tenés a la mafia política que gobierna la Argentina desde 1945 con sus metástasis, sindicalistas, periodistas rentados, narcotraficantes y la corpo de los grandes empresarios que siempre fueron todos peronistas. Tienen que dejar de ser políticamente correctos, y atacar la mafia con todo. El 55% del país los seguirá.

  2. Por empezar CAMBIEMOS, debe "mezclar y barajar de nuevo", olvidando la línea argumental anti Cristina, pues esa "línea" es la que le ha dado sobrevida a un modelo que HABIA fracasado en 2015 y vuelve a fracasar AHORA. Alguién podría decir que es "muy pronto" para sacar tal conclusión, pero basta con ver a los "operadores y losmétodos", para advertir que es mas de lo mismo. Solo que ANTES había "Rasputines", detrás de Cristina y ahora ha sido ELLA la que se ha sumado como una mas de Alberto Fernández, tanto que sería preferible que ASUMIERA..¡YA! la TITULARIDAD DEL GOBIERNO. Como "antidoto" del personalismo Cristinista, nada mejor que LA REPUBLICA Y LA CONSTITUCION FEDERAL, es por ello que MAL SE HARIA remedar la gestualidad PERSONALISTA tratando de IMPONER a "UN LIDER", La sociedad Argentina está tan viciada que considera DEBIL a un coalición electoral sin un LIDERAZGO de tinte autoritario. ¡Eso lo necesitan los POPULISMOS, no las organizaciones DEMOCRATICAS! Si necesitan COHERENCIA, COORDINACION Y LEALTAD entre si, pero mas como REPRESENTANTES DE LOS CIUDADANOS, que como "dueños accionistas del poder". Seguir repitiendo los MISMOS MODELOS y generando los mismos métodos nos llevaran a conseguir los mismos resultados que se vienen consiguiendo, es decir.....¡MAS FRACASO! Estamos en el siglo XXI, las ideologías HAN SIDO SUPERADAS POR LOS INTERESES, por lo que resulta debate vano el hablar de "izquierda o derecha" ¡SON LAS NECESIDADES DE LA SOCIEDAD LA QUE DEBEN SER ATENDIDAS MAS QUE LAS ELUCUBRACIONES DIALECTICAS QUE SE PRETENDEN IMPONER EN NOMBRE DE UNA PRESUNTA "DIGNIFICACION DE LOS DERECHOS CIUDADANOS". Todo un enunciado que "suena lindo" como cuando les preguntan a las reinas de belleza que desean y dicen : " QUE LOS NIÑOS NO SUFRAN HAMBRE Y HAYA PAZ EN EL MUNDO!. ¡No hay difrencias, por mas que lo digan sesudos "intelectuales" que citan a autores de libros progresistas. Argentina si no AGGIORNA su FORMA DE HACER POLITICA y los CIUDADANOS NO DESPIERTAN DE SU LETARGO DE COMODIDAD por un Estado "¡Que DÁ o ME CONVIENE!", ninguna ORGANIZACION POLITICA llevará adelante UN V ERDADERO PROYECTO NACIONAL RE-PU-BLI-CA-NO,

  3. No voy a comentar los comentarios ni la situación del país, voy a comentar la nota de Romero. No me gusta una nota que termina siendo una excusa para reforzar las peores taras de nuestra vida política. No me gusta que de por sentado que los espacios son dueños de los votos, o que los obtienen por medio de un engaño propagandístico oportunista. No me parece digno ese cinismo, no me parece digno de ser consumido y no me parece digno de ser ofrecido como contenido de una nota. Si no queremos seguir siendo parte de lo mismo, hay que incorporar de una vez la idea de que las agrupaciones políticas no están para darle identidad a los ciudadanos ni para convertirlos en nada, y mucho menos en actores políticos. Por eso me parece una estupidez el hecho de aceptar en forma acrítica que el peronismo le da a sus seguidores una identidad, o que los convierte en actores políticos. Por eso mi evaluación de esta nota es que parece un intento peronista de construir una maqueta de oposición para poder vencerla cuando quiera, una imitación cuyo único fin sea reforzar aún más las bases de su fanatismo y su manipulación. Creo que Cambiemos ha entrado bastante en ese juego, en principio porque sus funcionarios y componentes no han superado realmente esa programación de origen que es el mismo cinismo que ostenta el autor de la nota. Yo prefiero volver a lo básico. El país necesita un diagnóstico eficiente y objetivo en casi todos los aspectos de la vida pública y de su administración, y lo necesita porque no lo tiene. No tiene sentido ninguna agrupación política que venga a hacer kirchnerismo lado B o que nos venda como una mejora el hecho de proponer el populismo de los servidores públicos en vez del populismo de los porongas, de los señores de la droga y de los caudillos. En especial no le veo la diferencia si es sólo de estilo hipócrita de un par de discursos mientas todos los demás viven en una noción de realidad que enaltece porongas y caudillos y desde el último piojo de felpudo no aspiran a ser otra cosa que eso. De modo que como oferta política, no necesito que me regalen una identidad y si me quieren como actor en la política la forma no sería que un inepto o un ladrón tengan mi voto por mostrar un par de buenas intenciones. Lo único que estoy dispuesto a valorar es un buen diagnóstico y un plan de acción realista. Para dejarlo claro, si veo que algún candidato es capaz de creer que lo que dice el autor de la nota es algo digno de la política, no lo votaría porque es más de lo mismo.

  4. Macri ya no me llega. Macri ya fue. Nos dejo en medio del camino. No volveria a votar por el Le falto coraje y desicion de gestion para poner en su lugar a los que robaron. Tampoco investigo a los que se quedaron con las uñas sucias de los dineros del erario y de la deuda durante su administracion. Semo argentino y basta. Linda bosta que semo

  5. G y sale solo escribieron y mencionaron todo lo que pienso. Para no ser redundante adhiero a sus comentarios. Lástima que haya otros que ya tienen un cassette puesto, o un CD para actualizar un poco, que defienden lo indefendible. Nos va a costar más de 100 años para arreglar este país, tener gobiernos probos y oposiciones constructivas.

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