En una conferencia de prensa brindada por el presidente de EEUU, Donald Trump, la periodista Cecilia Vega de la cadena de noticias ABC le preguntó: “¿Por qué sigue llamándolo virus chino? Hay decenas de reportes de incidentes contra chinos americanos en este país ¿Por qué sigue usándolo?... es racista”; “No es racista para nada”, interrumpió Trump, y su respuesta fue contundente: “Porque viene de China. No es racista en absoluto. Viene de China. Es por eso (que lo llamo así). Viene de China. Quiero ser preciso”.
“Pero como saben, China trató de decir en un punto, -quizás ya se detuvieron ahora- que fue llevado por soldados americanos. Eso no puede ser. No puede pasar”, remarcó Trump, y agregó “No me gustó que China estuviera diciendo que nuestros militares se lo pasaron. Nuestros militares no se lo pasaron a nadie”, dijo el martes a los periodistas. “Creo que decir que nuestros militares se los dieron crea un estigma”.
Teorías conspirativas
Ahora bien, si buscamos en YouTube encontraremos miles de videos que hablan de conspiraciones políticas y económicas, de factores de poder de personajes que se quieren apoderar del mundo y que buscan un crack económico, y hablan del "reseteo de la economía".
Existen miles de versiones, desde que el virus fue inventado como arma química hasta, como dijimos, colapsar las economías de los países. Usted, estimado lector, puede elegir la que más le guste, pero lo cierto es que son todas diferentes, y ninguna aporta pruebas reales y científicas. Entonces, ¿cuál de todas estas teorías es la verdadera?
Lo cierto es que el coronavirus existe desde hace décadas, y los científicos, desde hace muchos años conocen esta cepa que existía como huésped en murciélagos. Lo que también es real es que la comunidad científica lo subestimó, y no pensaban que éste podría mutar y atacar a los seres humanos.
El virus no lo "inventó" nadie, y nadie lo lanzó para generar una pandemia y luego vender las vacunas, ni tampoco se les escapó a los científicos del laboratorio nacional de bioseguridad de Wuhan. No hay pruebas de ello, y sin embargo hay cientos de videos que hablan de teorías conspirativas.
Pero pensemos lo siguiente. Si alguna de estas teorías conspirativas que cuentan supuestos científicos youtubers fuesen reales, ¿cómo puede ser que ellos tengan esa información y no la tengan los servicios de inteligencia de EEUU, Rusia, Alemania, Japón, Israel, Francia o Inglaterra, por citar algunos de los países más poderosos del mundo que están siendo perjudicados por el coronavirus?
La única verdad, es la realidad
La realidad es que en diciembre de 2019, el doctor Li Wenliang detectó siete casos de un virus que se asemejaba al SARS, el que provocó una epidemia global en 2003.
En ese momento se sospechaba que los casos provenían del mercado de pescados y mariscos Huanan, en Wuhan, y los pacientes fueron puestos en cuarentena en su hospital.
El 30 de diciembre, el doctor Li Wenliang le envió un mensaje a sus colegas en un chat, en el que les advirtió del brote y les recomendó usar ropa protectora para evitar contagiarse.
Y aquí surgen dos cuestiones tan reales como irrefutables. La primera es que el virus nació en China, por lo tanto, como dijo Trump, es chino. La segunda es que el gobierno comunista de ese país trató de ocultar la situación, tanto que cuatro días más tarde, el doctor Li Wenliang recibió la visita de funcionarios de la Oficina de Seguridad Pública, quienes le dijeron que firmase una carta en la lo acusaban de "hacer comentarios falsos" que habían "perturbado severamente el orden social".
La carta decía lo siguiente: "Le advertimos solemnemente: si sigue siendo terco e impertinente, y continúa con esta actividad ilegal, será llevado ante la Justicia ¿se entiende?". Debajo, Li escribió: "Sí, entiendo".
¿Quién se hará cargo de los daños?
Las reparaciones de guerra, que son pagos monetarios o en especie para cubrir los daños y perjuicios causados durante un conflicto bélico existen desde que Roma impusiera grandes indemnizaciones a Cartago después de la primera y segunda guerras púnicas, entre los años 264 a. C. y 146 a. C., y tal vez las más conocidas sean las impuestas a Alemania después de la primera y segunda guerras mundiales.
El efecto devastador de esta pandemia será, probablemente cuando finalice, el equivalente a una tercera guerra mundial, tanto en vidas humanas como en lo económico. Por lo tanto, ¿es muy descabellado imponer sanciones a China por el virus que generaron a modo de indemnización a cada uno de los países afectados por el virus chino?
Es innegable que el gobierno Chino es el responsable de esta pandemia. En primer lugar, porque sus hábitos de comida de cualquier tipo de animales -no solo crudos, y en muchísimos casos hasta vivos- y sin ningún tipo de control bromatológico, generaron la transmisión de estos coronavirus de murciélagos en humanos, y luego por haber ocultado el brote epidémico en la ciudad de Wuhan, a tal punto de haber callado al doctor Li Wenliang.
Tanto es así, que en las primeras semanas de enero, las autoridades en Wuhan insistían en que solo aquellos que entraban en contacto con animales infectados podían contraer el virus, y a los médicos no les dieron instrucciones para protegerse.
Una semana después de que recibiera la visita de la policía, Li Wenliang tuvo que tratar a una mujer que sufría glaucoma sin saber que ella había contraído coronavirus, falleciendo, paradójicamente, el 7 febrero por esta misma infección que él mismo había descubierto y tratado de alertar a sus colegas.
Por mucho menos a este verdadero desastre mundial se imponen sanciones en el comercio exterior, como no comprar a determinados países o medidas antidumping. Entonces, ¿por qué no hacer pagar a China por el daño ocasionado?