La palabra pandemia viene del griego antiguo, y significa "todo el pueblo". En efecto, todo el pueblo, todos los seres humanos, estamos afectados por igual, no importa la raza, el credo, si es rico, pobre, joven o viejo.
La pandemia ha generado una crisis sin precedentes.
Ha sido un impacto global y general que parece habernos tomado por sorpresa a todos, lo que obliga a la dirigencia mundial a reflexionar y a considerar con urgencia la necesidad de concluir acuerdos que permitan acciones conjuntas rápidas y eficaces para enfrentar los grandes retos que giran en torno a la persona y al ambiente.
Un poco de historia
En la década de los setenta se intentó elaborar un nuevo orden económico internacional que, si bien no se logró como lo habrían requerido los países en desarrollo, dejó sentados principios que habrían de guiar el comportamiento de los Estados en lo sucesivo. Normas y principios relacionados con la ayuda para el desarrollo, la soberanía permanente sobre los recursos naturales, derecho al desarrollo, comercio internacional, transferencia de tecnología hacia el Sur, entre otros.
Algunos principios han sido superados, la soberanía absoluta entre otros; algunos han surgido, la solidaridad internacional. Nuevas normas, de carácter imperativo y obligaciones para todos los Estados que conforman una suerte de orden público internacional. También se han creado instancias internacionales que castigan los crímenes internacionales (responsabilidad penal individual internacional), los tribunales ad hoc creados por el Consejo de Seguridad y la Corte Penal Internacional, entre otros.
Ha quedado demostrado que los intereses colectivos prevalecen sobre los intereses individuales. Ya no habría más materias del exclusivo interés de los Estados. El tránsito de la sociedad internacional hacia una nueva comunidad internacional parece inevitable.
Un Nuevo Orden Mundial
La expresión Nuevo Orden Mundial -existencia de un plan diseñado con el fin de instaurar un gobierno único —colectivista, (doctrina política y social que defiende la propiedad comunal de los bienes y medios de producción) burocrático y controlado por sectores elitistas y plutocráticos— a nivel mundial. Se ha usado para referirse a un nuevo período de la historia y se pretende, de este modo, que hay pruebas de cambios drásticos en las ideologías políticas y en el equilibrio de poderes.
El primer uso de esta expresión aparece en el documento de los Catorce Puntos del presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, que hace una llamada, después de la Primera Guerra Mundial, para la creación de la Sociedad de las Naciones, antecesora de la Organización de las Naciones Unidas.
En la década de 1970, Gary Allen, sostiene que el término Nuevo Orden Mundial es utilizado por una élite internacional secreta dedicada a la destrucción de todos los gobiernos independientes. Con ese autor el mayor peligro deja de ser la conspiración cripto-comunista y se transforma en la élite globalista que algunos identifican con el atlantismo del Grupo Bilderberg (las 130 personas más influyentes del mundo). Muchos de los mismos personajes ─como Rockefeller, Soros─ todavía ocupan un papel central pero no ya como cripto-comunista sino como parte de un grupo plutocrático y elitista, grupo que controlaría tanto los gobiernos y sus instituciones ─especialmente las policías secretas─ como organismos internacionales.
Se afirma también que muchas familias prominentes tales como, por ejemplo, los Rothschild, los Rockefeller, los Morgan, los Kissinger y los DuPont, lo mismo que algunos monarcas europeos, podrían ser importantes miembros, ya que mantienen relaciones entre sí como con figuras de alto poder. Organizaciones internacionales tales como los bancos centrales, o el Banco Mundial, el FMI, la Unión Europea y la OTAN son mencionadas como componentes esenciales del NOM.
Según los analistas, estos grupo dispondrían ─y utilizarían─ una serie de programas, actividades y armas secretas, cuyo uso se extendería desde el traspaso secreto de armas convencionales o avanzadas a regímenes u organizaciones que son públicamente presentados como adversarios o enemigos de EEUU, pasando por formas secretas de vigilancia sobre la totalidad de la población (cyberpatrullaje) el control mental (5G) de la misma y el uso de «controlados», individuos bajo la influencia de tales técnicas.
Los presidentes Mijaíl Gorbachov y George H. W. Bush (años 1990/91) usaron el término para tratar de definir la naturaleza de la posguerra fría y el espíritu de cooperación que se buscaba materializar entre las grandes potencias.
China, extiende sus tentáculos
En las últimas décadas, el nacionalismo ha estado en ascenso, tanto en Rusia como en China y han reafirmado sus respectivas independencias y poder. Movimientos populistas de derecha, -disfrazados de “progresistas”- pueden causar grave daño a una sociedad porque ellos a menudo popularizan el autoritarismo, la culpabilización de las víctimas (presos políticos) y la existencia de supuestas conspiraciones contra sus gobiernos.
Nada es casual
Las relaciones de fuerza en el mundo están cambiando, la hegemonía estadounidense se encuentra cuestionada y genera tensiones, sobre todo alrededor de la llamada “guerra comercial” con China, la cual es en verdad una carrera tecnológica y de influencia geopolítica. China ha realizado muchas inversiones en América Latina y la Argentina no ha escapado a esa realidad.
Argentina cuenta hoy con una base espacial china emplazada en Neuquén que continúa envuelta en un manto de misterio y secretismo. Desde un comienzo, los refractarios al proyecto advirtieron sobre las posibles vulnerabilidades que implicaba para la defensa nacional el opaco acuerdo rubricado entre el gigante asiático y el gobierno de Cristina Fernández Vda. Kirchner. Se trata de una "caja negra" que carece de supervisión por parte del Estado argentino.
A todo esto, el 15 de junio 2014, en la Cumbre G77+China, denominada «Hacia un nuevo orden mundial para vivir bien», realizada en Santa Cruz de la Sierra, Estado Plurinacional de Bolivia, bajo la presidencia de Evo Morales, la en ese entonces también presidenta Cristina Fernández Vda. de Kirchner manifestó:
“Yo digo que esto que está pasando en el mundo no es capitalismo, no es por lo menos el capitalismo sobre el que escribieron David Ricardo ni Adam Smith, es una distorsión total y absoluta. Porque en aquel capitalismo podíamos encontrar la categoría de la explotación, de la plusvalía, pero este narcocapitalismo que vive el mundo dominado por los capitales financieros, no ya por los capitales que producen bienes y servicios, tenemos una nueva categoría que no es la de la explotación, sino que es la de la exclusión”.
“Por eso –continúo- creemos que este nuevo orden requiere también un sistema económico desde que las calificadoras de riego no puedan libremente calificar a un país si no se cree un sistema o que, por lo menos, los sistemas que fueron creados originalmente, luego de la Segunda Guerra Mundial, retomen lo que fue su misión original”.
“Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos”, manifestó el Papa Francisco, en un mensaje enviado a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, a los movimientos populares, realizado en febrero de 2018.
Luego, en septiembre 7 de 2019, durante su presentación del libro “Sinceramente” en Misiones, la entonces candidata a la vicepresidencia por el Frente de Todos, Cristina Fernández, pidió que en "la Argentina que viene" haya un "nuevo orden", donde "los que más tienen" sean los que tengan "más responsabilidades", y que aporten para que el país "salga adelante", y agregó: "Un nuevo contrato social a medida de sus responsabilidades. Porque cuanto más tenés, más responsabilidades se tiene", dijo la actual senadora, y agregó: "Así como a los políticos nos dicen que a mayor cargo, mayor responsabilidad, que es cierto, también los actores económicos deben entender que cuanto más favorecidos y más dinero tienen, más responsables son para que la Argentina salga adelante".
"Me parece que esta es la clave de los tiempos que vienen y a la que todos, seguramente con inteligencia, capacidad y solidaridad, vamos a tener que adaptarnos. Un nuevo orden, de eso se trata", aseguró Cristina Fernández.
A todo esto, el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, señaló –hace pocos días- que el régimen chino ganó la tercera guerra mundial contra sus principales oponentes y que su triunfo había sido alcanzado sin efectuar un solo disparo. Morales manifestó su apoyo y admiración a Beijing e insinuó que gran parte de la responsabilidad de la pandemia por el COVID-19 era de los Estados Unidos y de corporaciones “transnacionales” a las que no identificó, que según él estaban tras una operación para suprimir a la población “innecesaria” del mundo.
Mientras tanto, durante la última videoconferencia del Grupo de Puebla -realizada la semana última en Buenos Aires- el presidente argentino Alberto Fernández señaló que América latina es “el continente más desigual”, y convocó a “pensar de otra manera en construir el mundo que viene cuando esto pase”.
Vendrán crisis mucho más graves: virus peores, cuya aparición no podremos impedir; la continuación de la guerra económica con Estados Unidos en la que ya está inmersa la Unión Europea; la proliferación del racismo y la xenofobia contra los emigrantes que huyen hacia otros países. Tampoco olvidemos, la crisis climática, mucho más dañina que cualquier virus porque es el producto del lento autoexterminio del ser humano, donde el coronavirus no hará más que frenarla durante el período que dure la pandemia.
Hoy se plantea la necesidad de adoptar un instrumento en esta dirección, un instrumento consensuado que marque la voluntad colectiva de promover un mundo mejor y más seguro que garantice el futuro de la humanidad, el bienestar y la libertad del hombre en base a principios fundamentales siempre vigentes: la solidaridad, la igualdad, el respeto pleno de los derechos humanos y sobre la protección del ambiente construidos con grandes esfuerzos en las últimas décadas.
Por primera vez desde que se desató la pandemia del coronavirus y estalló la pulseada geopolítica entre las grandes potencias para encontrar culpables en esta catástrofe, la Argentina se mostró desde abiertamente a favor de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una postura que acercó al presidente Alberto Fernández a China y lo enfrentó –juntamente con su posición a favor de Venezuela- a la administración de Donald Trump.
Mientras tanto, el Gobierno pretende que 202 “profesionales cubanos de la salud”, -de dudoso título habilitante- arriben próximamente, en un vuelo especial de la aerolínea Cubana, que no deberán cumplir con los 14 días de cuarentena obligatoria.