El Gobierno y la Justicia parecen no querer escuchar a la ciudadanía, hacen oídos sordos frente al temor que por estas horas vive la población argentina en el marco de la liberación indiscriminada de presos.
La propia Justicia acordó la liberación de personas con prisión preventiva acusados de delitos leves, Mayores, con algún tipo de factor de riesgo o con condenas menores a los 3 años.
Pero en los hechos ello no sucede. El caso más emblemático que puede mencionarse es el del juez Víctor Violini quien supo mencionar que “el habeas corpus colectivo que resolví no permite el arresto domiciliario de: delitos cometidos con armas, delitos de violencia de género, delitos de abuso sexual o delitos cometidos con violencia”. No obstante fue quien liberó a Pedro Olmos de 68 años, acusado de violar a una joven de 13 años, a metros del domicilio de la víctima.
Pero la sociedad no se va a quedar callada, no se permitirá ese avance contra los derechos humanos de las personas.
Lo dejaron bien en claro los vecinos del barrio Vepam, en Esquel, en la provincia de Chubut quienes rechazaron el regreso al domicilio de Pablo César Sommaruga, miembro de la “banda de los patovicas”, dedicada a los secuestros extorsivos.
Tras el ataque de los que allí se presentaron, el personaje pidió ser enviado nuevamente a prisión. Pero de no haber sido así ¿Qué hubiese pasado?
Ello depende de lo que cada preso haya aprendido, pero podría volver a reincidir, como Federico Benvenuto, el joven de 33 años que fue aprehendido por robar una heladería del barrio de Almagro, en la Ciudad de Buenos Aires y que había sido excarcelado apenas 24 horas antes del complejo penitenciario de Marcos Paz.
Mientras lo requisaban tiró una frase que dice más de lo que contemplan las palabras pronunciadas en sí: “Llevame, igual mañana me voy de nuevo”.
De estas situaciones la gente está cansada, y con total y absoluta razón. ¿Quién querría malvivientes caminando por las calles? Nadie de bien aceptaría tal trapisonda.
El hecho de que los juicios sean interminables y que de un plumazo puedan liberarse miles de presos generó demasiada indignación y un inusitado nivel de desencanto.
Hasta los propios votantes del Frente de Todos se muestran en muchas ocasiones desilusionados por los sucedido. Los que no, insisten en la división de poderes, algo que hace décadas no existe en la Argentina.
Pero la sociedad dijo “basta!”, se cansó de las decisiones desacertadas de un Gobierno nac&pop y de una Justicia obsecuente a los distintos oficialismos de turno y por ello ha convocado a un cacerolazo, la forma de expresión más antigua para protestar frente a la idiotez (o cinismo) política.
Así que este jueves, están invitados todos los ciudadanos argentinos a una reunión programada para las 20 horas, desde balcones, puertas y ventanas; para recordarle al Gobierno que ellos son simples empleados públicos que responden a las necesidades colectivas de la población argentina y que no están sobre todos los compatriotas.
Hoy la queja será en contra de la impunidad, y en ese contexto, será justicia.
¡Que desde los Balcones, a la Calle todos en manada y a ver quien los detiene y nos detiene. Desde los balcones, se balconea, no se reclama. En la calle se ven los machos.
Como es el dicho donde mandan a otros y los que los mandan se quedan en el molde?? Lo que hace Chicoine y dicen sus pelotudos chiconautas. En breve veremos el ruido que se hace. Hay rebeldia encubierta, pero no abierta.