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Diario del encierro: de lo que no hablamos en estos días

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Reflexiones en tiempo de coronavirus
Reflexiones en tiempo de coronavirus

En este mes y medio de confinamiento, todos nos ocupamos de estar al tanto de los contagios diarios, del mundo y de nuestro país, hablamos también del colapso sanitario viendo los tristes ejemplos cruzando océanos en todas las direcciones. Algunos, decidimos preservarnos – y preservar a nuestro entorno- y estar informados pero tomando aire de esta cotidianeidad catastrófica que todo lo tiñe…

 

Hablamos de las crisis económicas, de todas las crisis, aquí y allá… Del cuidado a nuestros mayores, de protocolos médicos a distancia y del impacto en las economías mundiales y la reorganización de la industria y la empresa, de los negocios a futuro y de la caída en las ventas, de las actividades que se van a fundir y las que van a prosperar… todo es incertidumbre un mes y medio más tarde.

La seguridad informática parece ser un tema súper candente por estos días…A diferencia de otras epidemias, hoy la tecnología juega un rol fundamental: clases virtuales, educación y trabajo a distancia, plataformas para videoconferencias, etc. Parece que se estaría cumpliendo el sueño más impensado de cualquier estadista un poco tirado hacia la derecha, en escena aparece el control social , con aplicaciones que utilizan los gobierno y fuerzas de seguridad para tener la precisa localización e información sobre los habitantes sin hablar de los polémicos ciberpatrullajes, todas cosas que, aparentemente llegaron para quedarse… o no.

Se habla de la mejor manera de organizarse para el home office, como mantener una dieta sana para resistir el momento, como concentrarse, blablabla… se habla… es gratis… Hay propuestas para todos los gustos: cómo ser creativo, cómo ser productivo, cuánto ejercicio debemos hacer y miles de etcéteras por no decir millones…

Estar en casa para algunos es una oportunidad de estar cerca… Claramente, algo que no sucede cuando estamos nueve horas o más fuera de casa. También tenemos la posibilidad de reencontrarnos a distancia -obvio- con aquellas personas con las que nunca tenemos tiempo de hablar, pero lo más importante: este impasse obligatorio nos da – si estamos atentos - una oportunidad única, la oportunidad de agudizar nuestra observación y espacio para reflexionar.

En este transitar de los días, resuena -al menos en mi cabeza- el análisis de dos temas que se hacen recurrentes, y que cotejando notas, son comunes a otras familias.

En este reflexionar encuentro que hay temas de los que no se habla, no son importantes para las noticias del día:

Uno de los temas es el buen manejo de los recursos humanos en este contexto de crisis. En relación a esto y fuera del ámbito corporativo, es decir, el de la mayoría de los mortales … se impone un formato negativo, opresivo, carente de todo tacto y humanidad que dista por mucho de cualquier descripción elemental de manual barato de Liderazgo… Es, más bien, el anti-líder, una especie que abunda por estos días.

Esta dimensión de la dirigencia no solo estresa a la masa laboral tomando decisiones apresuradas y erráticas, sino que reduce las posibilidades productivas asfixiándolas.

Es reduccionista y goza de cierta desfachatez sin respetar formatos de organización agiles, menos aún horarios, y por supuesto buscará siempre la forma más imbricada de resolver una situación. Claro está que no tomará ninguna opción por más creativa que sea y se quedará con todo el crédito de cualquier tema…

Este ejercicio de la presión por la presión misma, no solo daña las relaciones laborales, daña fuertemente su tejido, además de generar el efecto contrario al -supuestamente- deseado… Contexto: Aislamiento Social Obligatorio / cese de todas las actividades, nadie podría creer que si te dicen: “Si no producís no estas defendiendo tu sueldo…” Y que con tan solo esa frase, automáticamente te convertís en un tipo súper productivo y además creativo… Esta gente está fuera de tempo, no entiende el timing del trabajo desde casa, tampoco que algunas actividades NO son urgentes, aunque puedan seguir haciéndose … y pueden hacerse pausada y tranquilamente. Daría la sensación de que de esto no se vuelve.

Tampoco se habla de la angustia, no está en la esfera de ningún noticiero, tampoco de ningún empleador, el trabajador medio no se encuentra representado en el decálogo del liderazgo y menos aún tiene la certeza de que si acciona no recibirá un reprimenda, el empleador lo sabe – sus acciones son más que claras- este es el contexto a partir del cual la mayor parte de los trabajadores de este país se encuentran hoy haciendo la cuarentena y realizando el home office

Algunos otros se encuentran trabajando disfrazados de actividades esenciales, la crisis muestra su peor cara.

¿La ley nos ampara? ¿ Quién se ocupa de estas realidades? ¿En qué decanta hacer partícipe de estas situaciones al Ministerio de Trabajo? ¿Cuánto durará después ese mismo empleo luego de encender la alerta?

Estos y miles de otros interrogantes quedan sin respuesta…

Otra preocupación, no menos importante por estos días, es la Educación, el virus ha puesto en jaque al sistema educativo. Hoy nuestros chicos se encuentran cursando su escolaridad desde casa, al mismo tiempo que lo anteriormente mencionado sucede…

La pandemia, nos ha tomado por sorpresa y ha puesto de manifiesto la ignorancia digital de los docentes, además de la falta de creatividad, no en todos los casos, claro está, pero si en muchos de ellos. Las primeras semanas de confinamiento nos han deparado situaciones que rozan el absurdo en todos los contextos, la escuela no estuvo exenta, desde que le pidan un mapa para colorear ¿..? Y al consultarle al docente obtener como respuesta: “Señora, algún kiosco abierto debe haber”. Y… no había, vivimos a escasas cuadras de Plaza de Mayo y -al principio- no había un alma… Descargamos un PDF -que podía haberlo adicionado el docente en el trabajo- y lo editamos… Me pregunto si es necesario -con la única finalidad de hacer que los pibes trabajen- por ejemplo, hablar de las Pandemias o de las epidemias históricas, sin ninguna contención más que la que encuentren en casa, sin saber, si en casa hay un nivel socio cultural acorde para poder explicar la peste negra, la peste antolina y tantas otras… Sin la contención psicológica necesaria durante el encierro, en el que es muy posible que un niño/a o adolescente -también los adultos- entren en pánico y todo esto haga bajar sus defensas, en un tiempo en el que las defensas son TODO.

Qué sentido tiene, si estamos trabajando on line la obligación de cumplir con la carpeta, no basta con completar los trabajos en computadora que, además hay que copiar lo mismo en la carpeta?!

La falta de organización y de unidad de criterio redunda en mails que van y vienen desordenadamente, a los que algunos docentes ni siquiera se toman el trabajo de contestar, o los confunden o los mandan cien veces…

Nadie ha pedido que ocupen el tiempo de nuestros hijos, si por supuesto que realicen actividades que se encuentran dentro de la currícula teniendo en cuenta el contexto y tratando de acercarse al alumnado.

Tengo dos hijos en edad escolar, el confinamiento para mi ha sido una oportunidad única para tener tiempo de acompañarlos un poco más en su escolaridad… no me quejo, me encanta poder hacerlo!! Hago una crítica acerca del estado de las cosas. De las veintitantas materias que están cursando entre ambos adolescentes, no he visto a más de UN profesor ponerse ante la notebook a dar clase. La Escuela atrasa, esto no es una novedad, también lo decía yo cuando era chica, hoy más que nunca necesitamos docentes que estén a la altura del siglo XXI, estos son unos breves ejemplos pero hay más… dentro y fuera de la esfera pública. Todavía estamos a tiempo!

Soy utopista, quizá ingenua, entendí que esta es una oportunidad para la humanidad de repensarse y mejorar nuestras acciones pasando a otro nivel…

En todo este tiempo, ni la escuela ni el trabajo nos han consultado si estamos bien, si vivimos o asistimos a alguna persona de riesgo, si tenemos la contención necesaria o se ocuparon de ninguno de nosotros como personas.

Espero que de esta tragedia aprendamos algo, que no nos vayamos de esto con las manos vacías. Hagamos autocrítica, sin pensar solo en las consecuencias económicas, solo espero que cuando esto termine no volvamos a locas y a tontas a salir a las calles, no olvidemos qué mundo queremos dejarle a nuestros hijos.


Elizabeth Torres
23.798.673

 

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