La novela distópica titulada “1984” de George Orwell muestra en sus páginas un mundo que para ese entonces era de ciencia ficción, donde existiría una omnipotente policía del pensamiento en una sociedad totalmente esclavizada por el control tecnológico en manos de un pequeño grupo de poderosas personas, que nadie ha votado democráticamente, donde se manipula la información y se nos vigila constantemente.
Una sociedad orwelliana a la que lamentablemente, en parte, estamos asistiendo hoy en día y que inexorablemente nos está llevando a la perdida de la libertad y a la muerte de nuestra cultura occidental por medio de sutiles métodos, entre ellos la instauración de la “neolengua”, o sea lo que hoy se llama lo “políticamente correcto”.
Se busca así eliminar cualquier rasgo de individualismo, de pensamiento crítico, implementado la nociva ideología de una elite de hipócritas billonarios que arrinconan a los ciudadanos hacia una nada existencial, para así poder manipularlos mejor. Se escudan muchas veces bajo las pantallas de organizaciones mal llamadas “filantrópicas”, con atractivos nombres, etiquetas de nobles causas, que sirven a sus intereses ocultos. Con fondos millonarios a disposición han encontrado eco, han conseguido la insólita alianza de los grupos de la izquierda radical caviar, “los progres”, y su implacable búsqueda de imponer un marxismo cultural, con la ayuda de tantos periodistas, que ya no son tales, que son simples militantes de una ideología, financiados por los grupos de poder, blanqueando y justificando sus manipulaciones.
Todo esto particularmente en los EEUU donde la grieta ideológica, política, cultural es cada vez mayor , y donde se cuestiona últimamente hasta la propia existencia de las fuerzas policiales del país, buscando cancelar sus fondos, por increíble que esto suene, en un país con una gran tradición democrática.
Cierto, Orwell no podía prever el dramático mundo que estamos viviendo ahora, desencadenado, precipitado por la pandemia china del Coronavirus, sumado a las fuerzas nocivas del totalitarismo de los Grandes Hermanos Billonarios de las especulaciones capitalistas, llámense estos George Soros, Zuckerberg, Bill Gates, Jeff Bezos, Bloomberg y tantos otros, y la lista es larga. Dentro de esta tormenta perfecta que estamos padeciendo, vale la pena ocuparnos de un personaje clave y siniestro.
Nos referimos al Ogro Filantrópico George Soros, llamémoslo así, tomando el título de un ensayo de Octavio Paz, que partiendo de la experiencia mexicana, nos muestra la forma de dominación y dependencia al que puede llegar un Estado, como lo fue el caso de los gobiernos del PRI en México. George Soros, el despiadado especulador, el ogro filantrópico de nuestros días, ejerce una enorme y nefasta influencia en la política mundial, siendo al mismo tiempo odiado en círculos bien pensantes y democráticos en todo el mundo, por su búsqueda implacable de imponer un gobierno mundial sin fronteras y una globalización total, haciendo desaparecer los derechos del individuo.
Gyorgy Schwarz, el verdadero nombre de Georger Soros, nacido en Hungría en el año 1930, cuenta hoy en día con una fortuna calculada en aproximadamente 8,3 billones de dólares. La revista Forbes lo considera como una de las personas más ricas del mundo. Dejemos que este despiadado especulador mundial se presente el mismo, y así podremos mejor sacar nuestras conclusiones de lo peligroso de su personalidad para nuestras democracias.
En su libro “Soros by Soros” afirma que no acepta reglas que le impongan los demás. “En épocas de cambios de gobiernos, las reglas usuales de convivencia no se aplican para mí”. Soros se considera por encima de las leyes y de los argumentos que son base de nuestra democracia. En la última Cumbre de Davos señaló el peligro que significa para el capital internacional el Estado–Nación, y que hay que demolerlo, en pos de una globalización total, en la que desaparecerían las naciones como las conocemos hoy en día. En una entrevista concedida al New York Times en el año 1994 confiesa que se considera a si mismo como un “deus ex machina”, o sea un ser providencial, que está en condiciones de solucionar cualquier problema mundial. Y en cierta oportunidad se atrevió a publicar “tengo fantasías que soy una especie de Dios, y el creador de todo lo existente, y la verdad es que llevo conmigo potentes fantasías de ser una especie de Mesías”.
En la ciudad de Nueva York tiene la central de sus oscuras actividades “filantrópicas”, a través de su Open Society Foundadion (Fundación Sociedad Abierta), que este año recibió del magnate la suma de 1.200 millones de dólares. Desde Nueva York maneja las incontables ONG s que tiene distribuidas por todo el mundo. Los sectores claves que más importancia tienen en su llamado “esquema Soros”, son principalmente los medios de comunicación, la educación y el apoyo a grupos extremistas junto a la implementación de una inmigración forzada, inducida, para destruir las Naciones- Estado desde adentro.
Los medios de comunicación cumplen una parte decisiva en el accionar político de las aproximadamente 37 sucursales que tiene distribuidas la Open Society Foundation por todo el mundo, y es por este motivo que cuentan siempre con un importante sector dedicado exclusivamente a las relaciones con el mundo de la información, financiando medios y periodistas. Para este año están asignados con estos fines unos 17 millones de dólares a los que se agregan otros 25,8 millones específicamente para el sector periodismo.
El sector educación ocupa también una parte esencial en la trama de Soros, debido a que los individuos necesitan una estructura ideológica que les facilite integrar lo que sucede en sus vidas. Después de los padres, la escuela es el primer vector de creencias para la mayoría de la población, y es por ello que las ONG s de Soros dedican muchos esfuerzos y medios para condicionar los programas escolares inculcando su agenda de segmentación y división, fomentando el desprecio y luego el odio al disidente, buscando su aislamiento social. Luego las Universidades completarán la imposición de la ideología de un mundo totalitario, lastrado de elementos marxistas de la nueva cultura. George Soros anunciaba a principios de este año en el Foro Económico de Davos, que donará 1.000 millones de dólares para crear una red mundial de universidades denominada OSUN (Red de Universidades de la Sociedad Abierta), que según él será un arma “contra el autoritarismo”. Esta red de universidades va a ofrecer programas y titulaciones conjuntas, uniformando en extremos desconocidos hasta hoy, el pensamiento mundial. La OSUN tiene ya acuerdos con más de 300 universidades en casi 100 países; en Europa cuenta con 65 universidades, en EE.UU. con 79 y en Latinoamérica con 43. Ya domina cientos de campus, pero quiere avanzar más aprovechando esta época de incertidumbres. En Europa la penetración ha sido fácil dado que en el Parlamento Europeo la Open Society de Soros cuenta con el apoyo de 226 eurodiputados sobre un total de 751, o sea alrededor del 30%, de acuerdo a filtraciones confirmadas por DC Leaks.
Dentro del Esquema Soros y sus llamadas causas progresistas juegan un rol muy importante, desde hace ya varios años, programas que buscan imponer una inmigración inducida, forzada, especialmente hacia Europa, tratando de esta forma desestabilizar las tradicionales sociedades europeas, envolviéndolas en el caos de luchas religiosas, sociales, políticas. Para ello, de acuerdo al New York Times, ha invertido ya unos 300 millones de dólares. Se trata en estos momentos de presionar políticamente a los gobiernos europeos a otorgarles la ciudadanía a todos estos millones de ilegales que ya están y los millones que llegarán a territorio europeo. El gran politólogo italiano, uno de los grandes teóricos de la democracia, Giovanni Sartori no se cansaba de repetir: “Si damos el voto y la ciudadanía a los inmigrantes, importarán la sharia en Europa, y en tan sólo 30 años Italia, Francia y otros países europeos, podrían muy bien estar gobernados por un partido musulmán, que impondría un Estado Islámico”. Y ese es el camino que está financiando el magnate húngaro.
En los EE.UU. en estos momentos de profundas crisis políticas, sociales, raciales Soros apoya abiertamente, y lo hace ya desde años, al grupo extremista “Black Lives Matter” que se caracteriza por su fanatismo, odio, intolerancia, y que en estos días está vandalizando varias ciudades de los EE.UU. La semana pasada Soros anunció una donación especial a esta organización por 33 millones de dólares.
Estamos frente a un disimulado y bien coordinado tipo de golpe de Estado a nivel mundial que intenta imponer un sistema totalitario, y como narra Orwell en su libro, los miembros de la elite lo tienen todo minuciosamente preparado. Incluso son los dueños, vaya hipocresía, hasta del contradiscurso cultural de la ultra izquierda comprada con los dineros de magnates como George Soros, que juegan a ser dioses. No podemos seguir siendo indiferentes, tibios, buenistas, ingenuos. En estos años se define el tipo de países y sociedades que queremos dejar a las próximas generaciones. Debemos luchar poniendo nuestro granito de arena en el debate de ideas de fondo contra tanta manipulación y engaño a las que estamos sometidos.
Recordemos las palabras de Jefferson, que no se cansaba de repetir que “el precio de la libertad es su eterna vigilancia”, y recordemos la frase de Martin Luther King, tan actual en estos días: “No me preocupan los violentos, los miserables sin escrúpulos y los que carecen de ética, me preocupa el silencio de las personas buenas”.
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