El título es una síntesis del comportamiento histórico que ha tenido la Iglesia ante la existencia de curas pedófilos, abusadores, violadores y degenerados, que asolaron diócesis, iglesias, instituciones religiosas, casas de retiro, fundaciones de chicos discapacitados o en situación de calle, etc.
Esto vuelve a primera plana con las declaraciones del Obispo de Río Gallegos Jorge García Cuerva en relación a la “excomulgación” del cura pedófilo Daniel Omar Acevedo, por parte del Papa Francisco y lo cual diera lugar a manifestaciones de Cuerva por Telam, quien comunicó “Debo informarte que el papa Francisco, el pasado 31 de mayo ha decretado la dimisión por pena de Daniel Omar Acevedo; por lo que ha perdido los derechos propios del estado clerical, se lo ha dispensado de sus obligaciones sacerdotales y el celibato y queda excluido del ejercicio del orden sagrado. Esta decisión es suprema e inapelable“.
Sin embargo, cabe indicar que el cura acusado sigue libre a pesar de que la denuncia proviene desde el año 2016, el propio Obispo dijo “No sé en este momento cómo ha avanzado la justicia penal”, lo cual significa que la Iglesia no es quien ha denunciado penalmente a Acevedo (sino sus víctimas) y en la resolución clarical, el Papa calificó como “conductas indebidas al estado clerical del ex religioso católico cuando se desempeñó en parroquias de Río Gallegos y Tierra del Fuego”, una manera elegante y lavada de comunicar y no decir las cosas por su nombre, guardando las formas antes que resguardar a las víctimas, más aún sabiendo que pueden existir muchos más jóvenes abusados que no se conozcan.
Dicho así y las pruebas sobran en el país y el mundo, queda claro que la iglesia como institución, primero, no ha querido reconocer los delitos cometidos por años en su nombre y cuando finalmente cedió ante la presión pública y la justicia, se limita a “excomulgar”, pero no se transforma en querellante, en denunciante ni pide prisión para el degenerado. Es más, en gran parte de esos casos (y pasó con el propio Acevedo), se desempeñaba como cura en la policía de Santa Cruz y tras las acusaciones de las víctimas fue trasladado a otra parroquia. Siempre fue “normal” para la iglesia, sacar de foco al cura violador/abusador y trasladar el problema otro lugar, donde volvía a cometer delitos contra otras personas, solo para ocultar los hechos y no ser blanco de las críticas. Es decir la Iglesia ha sido cómplice de estas lacras a lo largo de muchos años, con honrosas excepciones.
De acuerdo al registro de BishopAccountability.org que publica OPI compila los casos de abusos en la iglesia, la lista completa de curas abusadores denunciados en el país, es la siguiente:
Sacerdotes y hermanos argentinos denunciados en Argentina
Padre Daniel Omar Acevedo | Hermano Ángel Tarcisio Acosta, S.D.B. | Rev. José Carlos Aguilera | Padre Luis Anguita, T.O.R. | Padre Néstor Aramayo | Padre Francisco José Armendáriz | Padre Walter Eduardo Avanzini | Padre Abel Eduardo Balbi | Padre Luis Alberto Bergliaffa | Padre Luxorio Ruiz Bilbao, S.J. | Padre Luis Alberto Brizzio | Hermano Carlos Buela | Padre Miguel Cacciuto | Padre Raul del Castillo, S.D.B. | Padre Horacio Corbacho Blanck, S.M. | Fray Diego | Padre Carlos Alberto Dorado | Hermano Angel Duples, F.M.S. | Hermana Viviana/Bibiana o Leopoldina Fleitas, O.F.M. | Padre Carlos Maria Salazar Gauna | Padre Daniel Giménez | Padre Ricardo Giménez | Hermano Isaac Gómez, S.M | Hermano Humberto González, S.J. | Padre Cristian Gramlich | Padre Julio César Grassi | Padre Juan De Dios Gutiérrez | Padre Justo José Ilarraz | Padre Virginio Juan Isottón | Padre Carlos Eduardo José | Padre “J.M.” | Padre Mario Koessler | Padre Emilio Raimundo Lamas | Padre Eduardo Lorenzo | Obispo Juan Carlos Maccarone | Padre Félix Alejandro Martínez | Padre Tulio Mattiussi | Padre José Antonio Mercau | Padre Nelsón Monzón | Padre Jose Luis Morello | Padre Marcelino Moya | Padre Reynaldo Narvais, C.R.I. | Padre Alfredo Nicola | Padre Moisés Pachado | Alicia Pacheco/Hermana Micaela | Padre Domingo Pacheco | Padre Rubén Pardo | Padre Héctor Pared | Padre Felipe de Jesús Parma/Nicolás Parma | Padre Martín Paz | Padre Luis Pezzolo, S.D.B. | Hermano Fernando Enrique Picciochi, S.M. | Padre Oscar Portillo | Padre Renato Rasguido | Padre Carlos Robledo | Padre Diego Roqué Moreno | Padre Agustín Rosa Torino | Padre Alberto Rúa Hubeimar | Padre Julián Ruiz | Padre Miguel Ángel Santurio | Padre Mario Napoleón Sasso | Padre Jorge Scaramellini Guerrero | Padre José Luis Serre | Padre “Seryo”, S.A.C. | Padre Luis Eduardo Sierra, S.D.P. | Obispo Abelardo Silva | Padre Alejandro José Squizziatto | Arzobispo Edgardo Gabriel Storni | Padre Avelino Trecco | Obispo Adolfo A. Uriona, F.D.P. | Padre Juan José Urrutia | Padre Aníbal Valenzuela | Padre Cristian Vázquez | Padre Carlos Vece, C.F.I.C. | Padre Fernand Yáñez | Padre Mario Yulán | Padre Gustavo Óscar Zanchetta
Sacerdotes y hermanos extranjeros denunciados en Argentina
Padre Ladislao Chomin | Padre Nicola Corradi, S.M. | Padre Alessandro De Rossi | Hermano John Derham, C.F.C. | Padre Juan Diego Escobar Gaviria | Padre Lucas A. Galván, C.R. | Padre Giovanni Granuzzo, S.M | Padre Luis Jaramillo Carvajal, O.F.M. Cap. | Rev. Finnlugh Mac Conastair, C.F.C. | Padre Albano Mattioli, S.M.| Padre Eliseo Primati | Padre Luis Sabarre O.M.I. | Padre Frank Sierra, S.F. | Hermano Spinelli, S.M. | Hermano Richard Suttle C.M.F.
Sacerdotes y hermanos argentinos denunciados en otros países
Padre Roberto Barco | Padre Orlando Alberto Battagliola/Battaglio | Padre Jesús Garay | Padre Carlos Richard Ibáñez Morino | Padre Alfredo Soiza-Piñeyro | Un cura (hasta ahora) no identificado, S.D.P. | Padre Carlos Urrutigoity, S.S.P.X.
Complicidad y silencio
El 6 de noviembre de 2002 la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal se expidió respecto de las denuncias presentadas e hizo hincapié en una persecución a la Iglesia/institución con conceptos como sentirse “admirada” (en ese momento) “por los 105 ataques que pretenden desdibujar la imagen de la iglesia con el fin de que se pierda la confiabilidad que le reconoce la sociedad…” y en el mismo documento ponía como ejemplo lo ocurrido al ex arzobispo de Santa Fe, Edgardo Gabriel Storni y a Julio César Grassi, de quien la Comisión Ejecutiva Episcopal, dijo que había sido acusado desde un programa de televisión, entendiendo que había toda una tendencia a destruir la imagen de sacerdotes, para atacar a la Iglesia católica.
“No es excusa – dice el documento en la parte conclusiva – para que se emitan juicios condenatorios acerca de individuos o instituciones antes que, probado el caso, se expida el poder que corresponda. Lo contrario -agrega- sería fundar exclusivamente en presunciones el agravio al buen nombre y a la fama de las personas; además de herir su honor -dice-, también hiere el sentimiento de una gran parte de Ia comunidad“, como si la Iglesia no tuviera herramientas para saber antes que cualquier fiscal o juez, lo que pasa dentro de sus cuatro paredes. Está clara la intención de encubrir a sus integrantes. Obvio, ellos los ocultan y los protegen, enviándolos, por años, de una diócesis a otra y en vez de abortar el problema, lo expanden.
El peor ejemplo
Julio César Grassi fue el paradigma del encubrimiento eclesiástico en la Argentina con. amigos en el más alto nivel de la iglesia cristiana.
En 1993 fundó la Fundación Felices los Niños, con el fin de rehabilitar a niños de la calle. La fundación cuidaba a 6.300 niños en 17 hogares en todo el país, desde 1993 hasta 2002.
El 29 de noviembre del año 2000, una denuncia anónima en el Tribunal de Menores de Morón, acusó a Grassi de corrupción de menores. La causa quedó inactiva hasta el 23 de octubre de 2002, cuando Telenoche Investiga, del Canal 13 de Argentina, transmitió un programa en el que se denunció a Grassi por abusar sexualmente de cinco niños de 11 a 17 años de edad, con una persona con cara tapada y de nombre supuesto: “Gabriel”.
El juicio de Grassi, uno de los más largos en la historia de Argentina, comenzó el 20 de agosto de 2008 y duró nueve meses con el testimonio de 130 testigos. El 9 de junio de 2009, fue declarado culpable de dos hechos de abuso sexual y corrupción de menores agravados en el caso de “Gabriel”, y fue exonerado de otros 15 cargos de abuso de “Luis” y “Ezequiel”. Lo condenaron a 15 años de prisión, pero le permitieron permanecer en libertad mientras apelaba.
En el 2003 “Gabriel” fue advertido de que no podía llegar vivo al juicio y tres hombres armados en febrero de 2003 lo golpearon y le obligaron a firmar varios documentos de renuncia, tras cortarlo con una navaja y dejarle una bala de fusil.
El 8 de junio de 2006 Estela de Carlotto dijo en Página 12 “Hago un llamado a la Iglesia, porque soy católica, a monseñor Bergoglio, que tiene este monstruo (Por Grassi) dentro de su feligresía, dentro de su lugar de la doctrina de Cristo, para que tome también medidas serias y contundentes. Porque este hombre tiene que recibir no sólo la condena social, que ya la tiene, sino también la de la Iglesia argentina a la que pertenece y deshonra”, remarcó. La mención a Bergoglio tampoco fue gratuita: el cardenal era el confesor de Grassi y un visitante permanente de la Fundación Felices los Niños y donde se habrían cometido los abusos.
El 9 de marzo de 2012, Luis Eichhorn, el obispo de Morón, escribió al Tribunal de Morón, pidiéndole que autorizara el traslado de Grassi de regreso a la diócesis de Morón (Grassi había estado viviendo en algún lugar de la diócesis de San Justo). Eichhorn pidió específicamente que a Grassi le dieran permiso de vivir en la ciudad de Hurlingham, en La Blanquita, en una casa con piscina y un parque amplio, ubicada en la misma cuadra que la sede de la Fundación Felices los Niños, donde había abusado sexualmente de Gabriel. El 10 de marzo de 2012 el Tribunal le concedió al obispo lo que pidió.
Bergoglio, ese amigo del alma
Durante todo el proceso penal Grassi sostuvo que lo apoyaban muchos obispos, especialmente el cardenal Bergoglio, de quien dijo: “nunca me soltó la mano [Bergoglio], está a mi lado como siempre”. Bergoglio, quien durante largo tiempo apoyó públicamente a la Fundación Felices los Niños, que tenía hogares en la Arquidiócesis de Buenos Aires, emitió pocas palabras de apoyo a Grassi tras su arresto.
En 2006 la revista Veintitrés entrevistó a Bergolgio, quien dijo que “la Justicia dictaminará” la inocencia de Grassi “a pesar de que existe una campaña mediática para perjudicarlo”. En agosto de 2008, un vocero de la Conferencia Episcopal Argentina, encabezada por el cardenal Bergoglio, dijo que el respaldo de Bergoglio del que Grassi afirmó gozar era “una afirmación que corre por su cuenta”. El vocero episcopal agregó que los obispos “son respetuosos del accionar de la Justicia”, y señaló “la presunción de inocencia hasta que se demuestre lo contrario”.
Tras la condena de Grassi en junio de 2009, Bergoglio ordenó en secreto un extenso estudio crítico del enjuiciamiento de Grassi y de los tres querellantes originales. En su cargo de presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Bergoglio encomendó al estudio de Marcelo Sancinetti, un jurista de alto perfil, la confección de dos libros exculpa torios de Grassi. Sancinetti inició una investigación privada para realizarlo.
El libro que resultó de la investigación afirma enérgicamente la inocencia de Grassi; según un artículo de Página/12, el libro incluso negó el prevalencia del abuso sexual. Según consta, el libro se hizo llegar a los magistrados que aún no se habían pronunciado sobre la apelación presentada por la defensa de Grassi. El primer tomo, de 423 páginas, deslegitimaba las acusaciones de “Ezequiel”, de las que Grassi quedó libre. El segundo tomo, de 646 páginas, atacaba la credibilidad de “Gabriel”, de cuyo abuso sexual Grassi fue condenado. Para la primavera del 2013 ya se había realizado un tercer tomo y se esperaba un cuarto y último tomo.
La reinvestigación, encomendada por los obispos, sobre la falsedad de las acusaciones contra Grassi, la reveló Juan Pablo Gallego, el abogado del Comité de Seguimiento de las Convenciones Internacionales de los Derechos del Niño, quien había representado a los querellantes durante el juicio. Gallego calificó el estudio de “escandalosa acción de lobby y de presión sobre la Justicia”, y denunció a los obispos por “entorpecer aún más un proceso en el que escandalosamente el condenado cura Grassi es mantenido en una impensable situación de libertad irrestricta”.
Grassi permaneció en libertad durante el proceso de apelación hasta que, en septiembre de 2013, el tribunal de la Provincia rechazó su segunda apelación y el Tribunal Criminal de Morón por fin ordenó que cumpliera su condena.
Hoy: César Grassi sigue preso dando misa dentro de la cárcel, Bergolio se hizo Papa y es hoy mundialmente conocido como “Francisco”. (Agencia OPI Santa Cruz)