Cuando terminaba la semana, un aldabonazo sacudió las paredes del oficialismo y repercutió en el entramado de la corporación política vernácula: “Como dijimos hace unos 14 meses, las elecciones van a ser el último domingo de octubre del
Pues es un correlato de la persistencia del nepotismo símil Macondo, de un presidente que asumió hace tres años prometiendo todo lo contrario. Cuando se enfrentaba a Menem, su ideario era precisamente la madre de todas las batallas contra los resabios de la vieja política, encarnados en la persona del ex mandatario oriundo de Anillaco. Pero pronto se entrevió que esto era un mero cliché para atrapar incautos, porque Kirchner pronto abandonaría esa propuesta para travestirse como una versión mejorada de más de lo mismo. Su hermana Alicia no tuvo empacho en apelar al más rancio clientelismo en la provincia de Buenos Aires primero, y en Misiones después. Mientras que su hermano, no contento con la paliza propinada a Rovira, apoya sin empacho al gobernador salteño Romero, que intenta gambetear la ley para morirse en el cargo.
Todo esto constituye, una vez más y qué más da, otro atropello a la razón cuando el 2006 está tocando a su fin. A la vera de un nuevo aniversario de los cruentos sucesos del 2001, causa suma tristeza percibir que no se ha aprendido nada de nada de aquellos días iracundos. Charles de Gaulle solía decir que “la sangre seca rápido”, pensamiento que calza como un guante para definir esta realidad argentina donde los dislates parecen ser moneda corriente.
A nadie le importa
Mientras el presidente Kirchner juega a instalar la figura de Daniel Scioli como eventual gobernador de la Provincia de Buenos Aires (Dicho sea de paso... ¿Adónde fue la dignidad del incansablemente utilizado ex motonauta?), los medios caen como chorlitos una vez más en la trampa del juego que mejor juega el oficialismo. ¿Ya se olvidaron acaso del coqueteo oficialista con el gobernador mendocino Julio Cobos o de la operación de instalación de Alicia Kirchner que los medios tomaron como real?
Mientras los periodistas especulan y gastan litros de tinta en analizar la imposible candidatura de Scioli, el primer mandatario arma su verdadera estrategia 2007 junto a su "Rasputín personal", Carlos Chino Zanini, el incombustible Carlos Kunkel y su propia esposa, Cristina Fernández de Kirchner. A esta altura, debería saberse ya -al menos los hombres de prensa deberían- que el Presidente suele mostrar su juego a último momento, nunca antes. En la previa gusta jugar a instalar temas en la agenda diaria que los medios tragan cual sabrosos sapos. Ese juego es parte de la naturaleza K, de acuerdo a lo que suelen revelar aquellos que acompañan al mandatario. Son los mismos que temen a diario por el irascible carácter presidencial.
En ese marco, crece el poder de Kirchner, con comportamientos extremadamente demagógicos y en medio del silencio de la oposición política. Es predecible, y lo sigue siendo. Por caso, estos periodistas alertaron días antes de las elecciones del 24 de octubre de 2005 (1) que los "baches" del kirchnerismo cada vez se hacían más evidentes. "Muchos empiezan a hartarse de las chicanas de campaña y se empieza a imaginar el escenario para el 24 de octubre, una vez que haya pasado el torbellino electoral.
Nadie en su sano juicio puede creer que los grandes temas encuentren solución después de esa fecha. El apriete a los medios, los negociados de Julio De Vido, el narcotráfico K, los fondos de Santa Cruz, la debacle del modelo '3 a 1', la imparable suba de precios, y tantos otros temas, difícilmente puedan ser resueltos por la mera victoria del oficialismo o alguno de sus impresentables competidores (...) el país sigue virtualmente parado, sin un plan económico concreto y con actos de corrupción que jamás verán la luz porque todo el mundo aparenta estar abocado a cubrir una pelea electoral que excluye el interés público por completo.
El oficialismo gasta millones de pesos al año para asegurarse una buena imagen y resultados apabullantes en las urnas. Se dicen las cosas más disparatadas en pos de ganar un voto más cada día. Se desvían recursos del presupuesto nacional a cada momento. Se negocia con políticos de 'prontuario'. Se corrompe a los medios. Se aprieta. Se agrede injustificadamente. Etcétera.
En este marco ¿Alguien puede creer que a algún político le interesa realmente la gente?".
Esas elocuentes palabras fueron escritas el 9 de octubre de 2005 y posteriormente sucedió lo que allí se comentó. En el medio, nadie habla de los fondos de Santa Cruz (2), las valijas blancas de Southern Winds o los sobreprecios de Julio De Vido.
¿Cuál será acaso la gota que rebalse el vaso?
Christian Sanz y Fernando Paolella
(1) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=1793
(2) Merecen ser quitados de la lista de "omitidores" los periodistas de pequeños medios y aquellos que trabajan en revista Noticias.