Aníbal Fernández asegura que los Kirchner pueden volver a presentarse a elecciones generales en 2011. Nadie en el Gobierno lo ha desmentido aún, aunque pocos creen que esto pueda ser viable. ¿Realidad o estrategia de campaña?
Que sí, que no. Que serán candidatos, que no lo serán. El juego más perverso del kirchnerismo es justamente ese: decir que Néstor o Cristina serán nuevamente candidatos a ocupar la primera magistratura de
Ahora ha sido el turno del “todoterreno” jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien aseguró que, "tanto Néstor como Cristina, están en perfectas condiciones para presentarse en 2011".
¿Lo cree realmente el funcionario? ¿Lo cree el propio matrimonio Kirchner? Para nada, pero la mera mención instala en la sociedad la idea de una supuesta fortaleza que hoy el oficialismo no posee.
¿Quién podría ser tan irracional de asegurar que un candidato se presentará a elecciones generales si no posee un aparato económico y político detrás que lo respalde? Es lo que le pasa al kirchnerismo hoy, no tiene respaldo siquiera de la voluntad popular. Jamás las encuestas de opinión han sido tan adversas para un gobierno, como ocurre con el actual.
La lectura de ese dato es suficiente en Casa de Gobierno como para justificar la insólita maniobra de instalar candidaturas que nunca se harán carne. Si bien en general la estrategia se utiliza para desviar la atención en temas de coyuntura que perjudican al Gobierno —como cuando se dieron las primeras denuncias por enriquecimiento ilícito contra el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime—, en este caso el objetivo es otro. Hay que dar imagen de supuesta fortaleza y unión partidaria.
No es casual que los que dan ese tipo de mensajes sean los principales referentes del Gobierno. Es un dato que demuestra que la orden de instalar la idea de la candidatura K proviene de los eslabones más altos del oficialismo. Todo un síntoma.
Sin embargo, la realidad es otra. En privado, tanto Néstor como Cristina juran que se irán el año que viene, aunque admiten que antes de irse quieren dejar a cargo del Ejecutivo nacional a alguien que no les traiga dolores de cabeza en los años venideros, especialmente a nivel judicial.
En ese sentido, avanzan de manera incesante las conversaciones con dos gobernadores del riñón oficial: Daniel Scioli y Jorge Capitanich, a cargo del Poder Ejecutivo de las provincias de Buenos Aires y Chaco, respectivamente.
Ambos, en diferentes oportunidades, han sido tentados por el propio Néstor Kirchner para que sucedan a su esposa al frente del Gobierno Nacional. Antes de hacerlo, se realizó una encuesta de medición de imagen de los dos, la cual no dio los resultados esperados, pero tampoco mostró las bajas expectativas que hoy ostenta el matrimonio gobernante. De todos modos, aún falta demasiado para el 2001 y nada es irreversible, siquiera la buena o mala imagen de un político vernáculo.
Conociendo cómo se maneja usualmente el kirchnerismo en temas político-partidarios, difícilmente muestren en el corto plazo las cartas con que jugarán en 2011. Lo que sí harán es la treta de siempre: instalar supuestas candidaturas —incluida la del propio Kirchner—, fingir elogios a referentes progresistas y dividir a la oposición a efectos de fraccionar el voto “enemigo”.
Pan y circo… como siempre.
Christian Sanz