Como se sabe, la economía argentina pasa por su momento más complicado: de hecho, profundizó la recesión que la golpea desde hace dos años y anotó un desplome interanual del 11,5%, afectada por la cuarentena dispuesta por el gobierno de Alberto Fernández para hacer frente a la pandemia del COVID-19.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la actividad económica registró además en marzo un derrumbe del 9,8 % respecto a febrero último y acumuló en el primer trimestre una caída del 5,4 %. Ahora ese número es mucho mayor, como se podrá mensurar.
A pesar de ello, el gobierno ha decidido encarar una millonaria campaña de afiches con una enigmática leyenda: “Fuerza Alberto”. ¿Fuerza? ¿Ante quién o ante qué? ¿Es un mensaje interno del propio oficialismo? No se entiende.
Tampoco queda claro cuál fue la empresa contratada para hacer la movida. ¿Será alguna de las que controla José “Pepe” Albistur, presunto testaferro del presidente de la Nación? Imposible de saber.
Lo que sí queda claro es que no es momento para gastar dinero en algo tan poco necesario como una campaña de afiches. El gobierno sigue sin atinar, está claro.