¿Pudieron la AFA y el programa Fútbol para Todos organizar la publicidad en las canchas de manera distinta?
¿No debieron conocer, por ejemplo, la forma de trabajar en esta materia de la Bundesliga alemana?
Veamos un solo ejemplo, el estadio del Borussia Dortmund.
Este club hace las veces de local en el Signal Iduna Park cuya construcción costó 200 millones de euros.
Fue rediseñado para convertirse en una de las subsedes de la Copa Mundial de Fútbol de 2006.
Con una capacidad de más de 80 mil espectadores, tiene las mayores graderías del país teutónico.
¿Qué tiene de rara esta moderna cancha?
El Borussia Dortmund fue, desde hace una década, el primer club en alcanzar diferentes “targets” globales gracias a las transmisiones segmentadas.
Como los partidos del campeonato germano se ven en más de 100 países, la entidad deportiva envía mensajes virtuales que se sobreimprimen en el campo de acuerdo al lugar que ocupe el receptor.
De esta forma, los alemanes ven en sus pantallas publicidades de marcas de su país y en su propio idioma.
Al mismo tiempo, los extranjeros reciben otro impacto pero, en este caso, desde propagandas de marcas globales.
Esto significa que la cartelería se vende (y se cobra) de tres formas diferentes.
1-Para las decenas de miles de personas que asisten al partido.
2-Para los espectadores de la TV alemana.
3-Para los televidentes globales, en miles de ciudades de los cinco continentes.
En la actualidad, el armado de las transmisiones incluye también la realidad aumentada que genera oportunidades de venta en pantalla con animaciones, carteles y logos que físicamente no se encuentran dentro del estadio.
¿Por qué aún siguen insistiendo en Argentina con que el Fútbol para Todos debe ser pagado, por ejemplo, por los fondos del Anses que deberían estar reservados a nuestros jubilados?
Los campeonatos argentinos son muy competitivos y sorpresivos en cuanto a sus protagonistas finales.
Están lejos de la monotonía de los torneos de la última década en Europa.
Son un claro ejemplo de ello: España (Real vs Barcelona), Italia (Juventus vs Inter), Francia (París Saint Germain); Alemania (Bayern Munich).
Estamos desperdiciando a la gallina de los huevos de oro.
Los gobiernos y la AFA pudieron darle entretenimiento de calidad y gratuita a nuestros atribulados compatriotas pero prefirieron el negocio particular y el saqueo de las finanzas públicas nacionales.
¿Por qué casi todos invisibilizaron el negociado de la cartelería?
Firmas privadas, gobiernos y empresas estatales invirtieron más de dos millones de segundos en vallas electrónicas en estadios deportivos solamente en 2015.
Se trataba de un año de comicios presidenciales y de renovación de casi todas las gobernaciones e intendencias de la Argentina.
¿Por qué entonces no se midió en el mercado publicitario formal esta comercialización tan evidente?
La movida alcanzaba a los televidentes por entonces varias veces por semana. Cada vez que había partidos de fútbol de primera, de ascenso o carreras automovilísticas aparecían las vallas en acción.
¿Por qué la renombrada Cámara Argentina de Medios no registró la propaganda en pantallas electrónicas cuando hizo sus balances anuales?
CAM señaló que en 2015 los montos destinados a la propaganda superaron los 3000 millones de dólares distribuidos de la siguiente manera:
-la televisión se llevó casi la mitad de la torta (40,7 para la TV abierta y 7,8 para el cable)
-La vía pública alcanzó al tres por ciento
-La radio, menos del seis por ciento
-Los diarios y las revistas, 31 por ciento
-El cine, 1,5 por ciento
-La producción de los avisos, nueve por ciento
Según dicha cámara, en esos doce meses la pauta creció un 40 por ciento, una cifra increíble, gracias a los decisivos comicios apuntados.
Por ello, como la publicidad política estaba prohibida (era el Estado Nacional el que asignaba los espacios cedidos sin cargo a cada partido) las vallas en estadios deportivos burlaban todas las normativas vigentes.
Configuraron un atajo muy efectivo.
Desde las Leds, se propiciaba de manera tan escandalosa como ilegal a favor de las candidaturas de Daniel Scioli para presidente y Anìbal Fernández para gobernador de la provincia de Buenos Aires, entre tantos otros.
Una vez más, nadie vio lo que estaba ocurriendo delante de millones y millones de tele espectadores.
Ni los periodistas, ni los allegados al deporte, ni los especialistas en pautar medios se enteraron del enorme desfalco contra el dinero de todos los argentinos.
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