La
plataforma submarina epicontinental perteneciente a
Este
trabajo de investigación tiene el fin dar a conocer al
mundo el desastre ecológico provocado por las flotas
pesqueras en Argentina qué, en su afán de
lucro, depredaron el recurso pese a los reiterados llamados de atención. Dichas
flotas fueron subsidiadas por el Banco Mundial al amparo de la EU-FAO-PNUD.
D
Sólo en 1999 los
excesos de capturas alcanzaron las 124.000 toneladas. Entre 1993 y hoy, la
biomasa de esta especie disminuyó a niveles alarmantes, motivo de reiteradas
vedas lamentablemente discontinuadas; pese a pedidos y acciones concretas de
organismos ecológicos internacionales. Como parámetro de máxima tolerancia,
los científicos del INIDEP sugieren en el informe capturas inferiores a
las 110.000 toneladas para este año. "El problema es que ya se llevan
pescadas 55.000 toneladas, los primeros tres meses, y a este ritmo se llegará al
tope, a más tardar, dentro de dos meses. Es como si hubiesen salido a pescar
todos juntos apurando el exterminio", asegura el informe.
A su vez, Jorge Dellacasa, asesor de
En
la problemática pesquera se cruzan dos variantes fundamentales: por un lado, la
salud del recurso pesquero actualmente con signos vitales de franca
disminución; por el otro, la supervivencia de las personas que dependen económicamente
de la pesca, aunque el fin primordial siga siendo la protección del ecosistema
marítimo para el Mercosur y el resto del mundo (señal que a las generaciones
futuras se les garantice el cuidado de los recursos naturales). La ayuda económica
a la gente afectada por la disminución del recurso y la reestructuración de la
flota, deberían ser metas de un desarrollo sostenible en
Acuerdo
comunitario
El
6 de mayo de 1994, luego de dos años de negociaciones, se firmó el Acuerdo Sobre las
Relaciones en materia de Pesca entre la Unión Europea
(en ese momento todavía Comunidad Económica Europea) y
En su artículo 5º, inciso 3, se describe el meollo de la cuestión:
“La Comunidad, en el marco de su política de reestructuración de la flota, facilitará la incorporación de buques comunitarios a empresas constituidas o que se constituyan en Argentina. A este fin, la Argentina en el marco de su política de renovación tecnológica en materia pesquera, facilitará la transferencia de los permisos de pesca vigentes y expedirá los nuevos permisos que correspondan en virtud del presente
acuerdo”.
La modernización de la flota: Con relación al objetivo planteado en el
acuerdo de “renovar la flota Argentina”, podemos observar que la antigüedad promedio de los buques comunitarios cuyo proyecto fue aprobado por la Comisión Mixta es de 18 años, lo cual, con relación a una flota fresquera cuya antigüedad promedio es de 23 años, no representó un gran avance ni podría justificar de por sí la firma
de este acuerdo.
Hechos de corrupión
En la Argentina se conoce al sector administrativo de la Secretaria de pesca como “la
cueva”. Bajo el mandato del Secretario de Agricultura ganadería y Pesca (SAGPyA)
ing. Felipe Solá se llevo a cabo la vulneración del Acuerdo Pesquero Comunitario, durante el primer mandato del presidente
Carlos Menem.
“La cueva”, hoy como ayer, trabaja a full con alrededor de 100 personas. Nelida Videla Sanchez fue la responsable de la Dirección Nacional de Pesca, Jorge Quincke, el Director Nacional de Pesca, era el responsable por la irresolución de 4000 sumarios, muchos iniciados hacía 20 años como pudo comprobarse.
1-Horacio Monsalvo, segundo de Quincke, era el encargado de fiscalizar la base del sistema de control satelital –Monpesat- y a quien se señaló como uno de los responsables por la caída del sistema. El incidente del cese del control satelital, comenzó cuando en una carta enviada a la SAGPyA
la empresa española Saincel Sistemas Navales, adjudicataria del servicio de control satelital, anunció la interrupción de las prestaciones por
“falta de pago... ausencia de propuestas concretas... e incumplimiento de
compromisos”. A partir del primero de octubre de 1999, el sistema dejó de funcionar. La deuda ascendía a un millón de dólares, en tres años nunca le habían pagado a la empresa. Al comienzo del contrato los equipos habían quedado frenados por varios meses en la Aduana. Representantes de la empresa española dijeron que faltaba voluntad de la secretaría para ingresarlos. Ante el cese del control
Monpesat (monitoreo satelital) unos 400 buques, que eran monitoreados, continuaron pescando sin ningún tipo de control oficial.
Monsalvo informó que los buques saldrían a navegar con el equipo satelital fuera de servicio. Asimismo reconoció que había muchos más permisos de pesca que los que
“debería haber”. Las vedas y zonas de pesca diferenciadas por tipo de flotas no fueron adecuadamente controladas ni respetadas. Varios buques industriales fueron denunciados a fines del 1999 y principios del 2000 por pescar al norte del paralelo 48, la zona reservada a la flota fresquera.
Para más datos:
1- Diario La nación,“El Gobierno busca transparencia en el sector
pesquero”, 05 de enero de 2000
2- Entrevista con Juan Carlos Villalonga de Greenpeace, op cit.
3- Diario La nación, “ La Pesca , ante un panorama incierto”, 11 de noviembre de 1999.
4- Diario La nación, “La pesca marítima, sin ningún control
oficial” 20 de octubre de 1999.
5- Diario La nación, “La pesca ante un panorama incierto” op cit.
Los funcionarios han
cambiado de escritorio o mantienen sus segundas líneas, recaudando como siempre
La
marginalidad relativa de la actividad, le confirió un carácter hermético al
sector pesquero. Esto posibilitó que lo relativo a la pesca se manejara casi en
secreto, respecto del resto de la sociedad. Ni siquiera el Estado en su conjunto
sabía lo que ocurría con la pesca, más allá de los organismos
gubernamentales específicos. La actividad pesquera fue, desde siempre, una incógnita
social que estuvo reservada sólo para aquellos que se vinculaban directamente
con ella. Esta “ausencia de la cuestión pesquera” explica en parte la
falta de visión que tuvieron las autoridades respecto a la necesidad de
estrategias de crecimiento claras. Nadie explica
ni se responsabiliza por el desoimiento de las llamadas de alarma, manifestadas
por los científicos respecto a la sobreexplotación, desde diez años atrás.
El INIDEP nunca publicó sus
resultados en manos del poderoso director Dr. Fernando Georgiadis, que manejaba
la información personalmente, acomodándola a cada oportunidad que le fuera
ventajosa. Tampoco
existieron incentivos por parte de la prensa para investigar qué ocurría. Dado
el lugar que ocupaba la pesca en el ideario de la sociedad, el impacto de
noticias sobre la problemática pesquera, no llegaba a conmover al ciudadano común.
La
prensa comenzó a publicar notas respecto de la situación pesquera recién a
partir de 1997, cuando la crisis se vislumbrada y comenzó a tener el potencial de
“escándalo”.
Un
doble objetivo gubernamental (aumentar las exportaciones para aumentar el
prestigio del gobierno) tuvo como consecuencia la duplicación del esfuerzo
pesquero en el Mar Argentino y el establecimiento, en 1997, del récord de
exportaciones de productos pesqueros por un valor de 1000 millones de dólares.
Lamentablemente se marcó el punto de partida del vertiginoso descenso en el
nivel de las capturas.
No hubo una política de promoción responsable de las exportaciones, el
boom exportador desembocó, en el transcurso de un año, en la mayor
crisis del sector pesquero de la historia en
Al
aumentarse indiscriminadamente el esfuerzo de capacidad sobre la pesquería, sin
contar con un marco legal general, se fomentó el descontrol. No se
visualizaron las consecuencias sociales que acarrearía en el futuro.
En
el trabajo: “Una teoría económica de
El
caso de la merluza demuestra la existencia de una racionalidad propia e
inherente al proceso político, similar a la atribuida a los actores privados en
el sentido de que se articula a partir de incentivos específicos.
Esta situación es coherente con la teoría de Downs que se basa en la premisa
de que el objetivo principal de un gobierno es el de maximizar su apoyo político
a través de los votos, y no el de buscar el bienestar general.
La
literatura sobre la regulación de los recursos naturales no siempre distingue
la diferencia entre el análisis de los procesos políticos y del mercado. Esto
ocurre por no reconocer que el sector político opera "externalizando" los costos.
La
lógica política, que es de corto plazo, se encuentra en conflicto directo con
aquella necesaria para la conservación de los recursos y el desarrollo
sustentable, de largo plazo. Esta
contradicción fundamental, intrínseca a los diferentes ámbitos, dificulta el
desarrollo de políticas coherentes y responsables. Asimismo, este dilema
reproduce la misma lógica que el juego de “la tragedia de los comunes” explicada
en el inicio: una contradicción entre lo que es individualmente ventajoso y
aquello que es socialmente correcto.
“Ir
al colapso de la especie es una política pesquera, porque hacerlo diluye las
culpas”
según Juan Carlos Villalonga, Director de
Esta
espiral de crisis que se generó equivale a un círculo vicioso descendiente que
se agrava con cada retraso de la decisión de aplicar
El
espiral de crisis es complejo porque abarca a todos los actores e involucra una
dimensión temporal. A medida que el gobierno posterga su decisión de fondo (por
ejemplo, quitar del
caladero
a los buques ilegales y reordenando el tamaño de la flota),
la crisis empeora porque el sector sigue sobredimensionado por la triangulación
de permisos, pero cada vez se pesca menos.
Desde
el punto de vista privado, se ha dicho que es perfectamente racional tratar de
seguir pescando al máximo posible hoy.
La
señal que el gobierno envió durante 1999, era que no tenían la menor idea
sobre
qué hacer ante el colapso inminente.
Al decidir no absorber los costos políticos de tomar una decisión acertada, se
pospuso la decisión que debería llegar, y que determinaría costos políticos
aún mayores. Este espiral de crisis se mantiene aún hoy cuando aún no se
han tomado medidas estructurales y el caladero se dirige hacia el colapso. Con
el modelo de estos incentivos políticos, es posible predecir que esta
situación se extenderá hasta fines del 2006 o comienzos del 2007, hasta
finalizar con el colapso definitivo del recurso. En ese caso, y sin otros
incentivos que se interpongan en el camino y que impulsen modelos sustentables
de desarrollo, es posible (y esperable) la continuidad de
este modelo de explotación irracional hacia otras especies, replicando el caso
de la merluza con otros peces, como nos ocurre hoy con el calamar.
Las
presiones políticas que ejercieron sobre el Estado Argentino los sectores que
debían ser regulados, le generaron mayores incentivos políticos para mantener
a la industria sobre-dimensionada, no ejercer controles
necesarios para
organizar las capturas de modo eficiente y sustentable para el futuro.
En
el caso Argentino pareciera ser aún más crítico ya que el abordaje de la
crisis durante 1999 se presentó como una extensión del caos, que imperaba en
ese momento, la desinformación y la incertidumbre que imperó en el sector a lo
largo de los 30 años anteriores.
¿Quiénes
ganaron y quiénes perdieron con la depredación de la merluza? Resulta claro
que en corto plazo perderemos todos, pierde la sociedad en su conjunto, y se
pierde la
oportunidad de desarrollo y de empleo. Sin embargo, es parte de la ironía de
este caso quienes más se han perjudicado (y se perjudicarán) por la depredación,
han sido en gran parte los responsables. Por esta razón, este caso es un
ejemplo de lo descripto como la “tragedia de los comunes” en el que los
incentivos individuales difieren de la situación socialmente deseable.
Funcionarios
y políticos pasaron por alto durante una década, las advertencias y
recomendaciones científicas sobre cuál debería ser la explotación óptima
del recurso. Siempre existió la necesidad de organizar a la industria pesquera,
de establecer reglas claras para su crecimiento, y de hacerlo en torno al
principio de desarrollo sustentable y el uso racional del recurso. Al llegar la
crisis, tanto el Estado como el sector pesquero comprendieron de repente que el
interés por la preservación del recurso trascendía el ámbito científico o
el mero reclamo de ambientalistas.
Esta
cuestión se debería convertir en realpolitik,
a la hora de enfrentar las consecuencias del mar vacío.
Asimismo,
el concepto de “desarrollo sustentable” y el del bienestar para las
“generaciones futuras” es abrazado por todos los actores sociales hoy en día,
especialmente por aquellos que, irónicamente, hacen más daño al medio
ambiente y a las generaciones futuras. Esta idea también ha sido plasmada en el
artículo 41 de
Este error de enfoque debería contemplar a las cuestiones ambientales,
incluso para las generaciones presentes. El caso de la depredación de la
merluza mostrará durante los próximos
años, el impacto negativo que tuvo el no atender estas cuestiones.
En
la medida en que se perciba que estas cuestiones son verdaderamente importantes
e impostergables desde el punto de vista social y económico, existirán mayores
incentivos para encararlas con un compromiso político verdadero que asegure el
futuro pesquero a nuestro amada Argentina (1).
Aplicar
las leyes inaplicadas es la premisa
Una
política pesquera sustentable debe ser la suma de acciones concatenadas,
partiendo del reconocimiento de los procesos interdependientes que deberán
abordarse directamente, por ser vinculados a temáticas abarcadoras de índole
económica, social y política.
La falta de una política transparente ha llevado a que la situación pesquera y
medioambiental por la que atraviesa
Permiso para depredar:
subsidiado por el Banco Mundial-FAO
Los
subsidios a las empresas pesqueras deben ser completamente eliminados, con la
excepción de aquellos destinados al desmantelamiento de barcos y a la
reconversión profesional de pescadores.
El
estudio de Science (www.sciencemag.org) reproducido ampliamente en la prensa de hoy, advierte que si el actual modelo
de explotación pesquera continúa, dentro de 40 años todos los stocks
pesqueros se habrán colapsado. Pero esa es la situación actual para el 38% de
los stocks comerciales de todo el mundo, cuya abundancia ha disminuido en más
del 90%. Todavía en peor situación se encuentran un 7% de los stocks, que están
comercialmente extinguidos al haberse eliminado hasta un 100% de sus efectivos.
Prácticamente todas las pesquerías restantes se encuentran en situación de
sobreexplotación, habiendo perdido ya más del 50% de su biomasa y acercándose
rápidamente a la situación de colapso.
“España
tiene una enorme responsabilidad en el tema pesquero. La flota de este país
representa la mitad de la de toda
La
Unión Europea
subsidió con U$S 300.000.000 a
empresas "piratas", a la vez que
Argentina, triangulando permisos, permitiendo pescar ilegalmente especies para las que
no estaban autorizadas. La Unión Europea
también benefició su propio caladero por la reducción de
En
1986, un informe del INIDEP presentó un estudio del período 1966-1983, que fue
concluyente; la explotación del recurso merluza común se encontraba próxima a
su máximo rendimiento sostenible y que existía un sobredimensionamiento de la
flota.
Los
mayores excesos de capturas se dieron a partir de 1995, cuando la captura real
superó en un 47 por ciento a la máxima permisible.
Ese porcentaje fue del 50 por ciento en 1996 y del 48 por ciento en 1997. En
los últimos años, la producción se ha reducido notablemente como consecuencia
de la crisis del caladero por la cantidad de buques ilegales que operan en él.
Las
250.000 toneladas desembarcadas en el primer trimestre de 1997 ya equivalían al
63 por ciento de la captura máxima permitida. A fin de año los desembarcos
superaron en un 50 por ciento a la recomendada.
Los ejemplares juveniles fueron sometidos a una gran presión, ya
que se estima que al menos 40 por ciento de las capturas afectó a ejemplares de
talla pequeña. La pesca prematura representa una amenaza para el ciclo
biológico de la merluza, ya que compromete su sustentabilidad futura, así
como las posibilidades de recuperar el stock, que se ha reducido a menos de la
mitad en los últimos años.
Los
indicadores biológicos mostraban que el estado del recurso era grave y muy alto
la probabilidad de colapso. Ante este panorama, el INIDEP señaló que para
garantizar la sustentabilidad del recurso no se debían pescar mas de 289.000
toneladas de merluza durante el año 1998, el mínimo recomendado en toda la década.
Sin embargo, en 1998 se pescaron más de 415.000 toneladas.
En
1999 la pesquería se encontraba compuesta principalmente por ejemplares
juveniles (que aún no habían
desovado una vez), por lo que su captura implicaba la ruptura de la
descendencia y la caída de la biomasa en los años siguientes.
Los
datos técnicos que alertaban sobre la posibilidad de colapso eran coincidentes.
El impacto era la baja de un grupo de peces denominado "biomasa
reproductiva virgen", son los peces que se conservan como reserva
reproductiva año tras año.
Roberto V Maturana
(1)
Para
comprender este problema es necesario tener en cuenta que hoy escasea en
el mundo el recurso pesquero, y lo que sobra son buques pesqueros e
inversores en pesca. Justamente por ello, y para evitar la sobrepesca,
la Unión Europea
ha decidido la eliminación de 2.986
barcos pesqueros italianos, 1.326 españoles, 962 franceses, 736 daneses, 714
británicos, 355 griegos, 287 holandeses y 180 holandeses.