Esta semana se conoció que el Banco Central de la República Argentina adoptó el denominado “idioma inclusivo”.
Una práctica que, al menos en el ámbito de la administración pública nacional, resulta claramente ilícita. En efecto, tal como ya lo dijimos en oportunidad de denunciar a Luana Volnovich por aplicar este “idioma” sectario en el PAMI, los arts. 2.1.5 b) , 4.1.5. b) y 6.2.1 del Anexo I del Decreto 333/85, establecen la obligatoriedad de redactar “en correcto español”. Más aún, el Decreto 1759/72, en su art. 106, remite como norma supletoria al Código Procesal Civil y Comercial de la Nación que, en su art. 115 establece que “En todos los actos del proceso se utilizará el idioma nacional”.
En razón de lo expuesto, la conducta seguida por los funcionarios del Banco Central de la República Argentina vulnera el art. 2 de la ley 25.188 que expresamente establece: “Los sujetos comprendidos en esta ley se encuentran obligados a cumplir con los siguientes deberes y pautas de comportamiento ético: “Cumplir y hacer cumplir estrictamente Constitución Nacional, las leyes y los reglamentos que en su consecuencia se dicten y defender el sistema republicano y democrático de gobierno; ...”.
Asimismo, a la Gerente de Promoción de Políticas de Género, Resgurardo del Respeto y Convivencia Laboral de la citada entidad bancaria, María Celeste Perosino, los contribuyentes le pagamos por decir que: “La incorporación del lenguaje inclusivo es una pedagogía feminista de reconocimiento que impacta en la hegemonía del lenguaje sexista constructor de segregaciones, jerarquías y violencias. Con esta política estamos generando ámbitos de trabajo más igualitarios y previniendo violencias, especialmente, la vulneración del derecho a la identidad de género”.
Los gobernantes tienen derecho a “llevar adelante una política”, como dice la funcionaria, pero esa política debe tener un límite cuando se traduce en propaganda ideológica y ofensiva. Porque realmente ofende que se diga desde el Estado que nuestra lengua materna, la misma que escuchamos de nuestra madre antes de nacer, es sexista y construye segregaciones, jerarquías y violencias. Porque ninguna de las numerosas conquistas que han logrado las mujeres hasta aquí necesitó de “lenguaje inclusivo” y porque la violencia verbal no pasa por respetar las reglas de la Real Academia Española.
Si lo que quieren es desalentar la violencia verbal de nuestra cultura, dejen de hacerle homenajes a Eva Perón. Basta con leer sus discursos cargados de fanatismo y odio de clase para entender que su figura jamás podrá inspirar la convivencia democrática y republicana. Y menos aún, si se pretende imponer su imagen desde gigantografías fascistas en edificios públicos.
Y finalmente, en cuanto a la supuesta igualdad en el ámbito laboral que traería aparejado el “idioma inclusivo”, quizá sea más provechoso revisar algunos salarios de privilegio. Por ejemplo, el de Aníbal Ibarra, que por su cargo de asesor del Banco Central, sin cumplir horarios y sin dedicación exclusiva, percibe la suma de $ 290.000 por mes.
Mientras se “incluye” con el idioma, millones de argentinos –a quienes se les prohíbe trabajar- continúan pagando impuestos para sostener esta costosa hipocresía.
¿Quieren igualdad? Terminen con los privilegios en el BCRA y el escandaloso contrato de Aníbal Ibarra. @magioncalda pic.twitter.com/u03CUCvtvl
— Partido Mejorar (@mejorar_arg) August 8, 2020
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