“Un ministro del emperador le dijo a Diógenes: ¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y a adular más al emperador, no tendrías que comer tantas lentejas. Diógenes contestó: Si tú aprendieras a comer lentejas no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador.”
El presidente Alberto Fernández hizo una serie de aseveraciones en el marco del encuentro Federal de ANSES y políticas de la Seguridad Social, que nos hace preguntarnos si estos polìticos son ingenuos, ignorantes o inmorales. Veamos y analicemos algunos de los segmentos de sus observaciones:
“Porque la verdad que el sistema previsional de los fondos de pensión fue un sistema postmoderno, consistía en que cada uno ahorra y que al final se lleve lo que ahorró, y no tenía ningún sesgo de solidaridad para con el otro”.
¡Vaya! ¡Qué loco! Que cada uno se lleve lo que él mismo ahorró parece ser algo malvado y siniestro. ¿Solidaridad?, la solidaridad nunca puede ser impuesta, en ese mismo instante deja de serlo y se convierte en un robo por parte de los políticos que deciden según sus intereses y parámetros a quien beneficiar con el dinero que le arrebataron a quien lo ganó con esfuerzo y seguramente con privaciones. La solidaridad es siempre voluntaria.
“El problema no es que el sistema previsional está en quiebra, el problema es que no quieren financiarlo”.
Según la idea original, el sistema jubilatorio de reparto debe auto financiarse, pero para que ello ocurra se necesita algo más de 4 trabajadores activos por cada jubilado, hoy está cerca de 1,5 aportante por cada retirado. Es un fracaso, es económicamente inviable y sólo puede mantenerse con aporte externo. Es como el estado argentino, es deficitario y sobrevive por la emisión monetaria (inflación) o la toma de préstamos. El sistema jubilatorio y el estado están quebrados, hay que reconocerlo y buscarle una salida.
“Todas las fuentes de financiamiento las rompieron, sacaron los aportes patronales a las empresas para que tengan menos gastos y con eso están complicando la vida de los jubilados. Bajando los impuestos, lo que siempre ocurre en Argentina es que se potencian la ganancia de los empresarios, pero entre otros pierden los jubilados”.
Esta definición va en línea con la del ministro de trabajo, Claudio Moroni, quien dijo: “hay que encarecer los despidos para proteger el empleo”. Ambos enunciados muestran una ceguera y una negación acerca de lo que si funciona en el mundo con respecto a la economía, digna del fanatismo religioso de una secta suicida.
“Hoy coordinamos el accionar de los directores del Estado en las empresas donde el Estado es accionista, para que trabajen respondiendo a políticas que al Estado le importa, y dejen de mimetizarse con los accionistas privados”.
Los privados son los malvados y es necesario el estado para hacerlos buenos… ¿en serio? Hace casi 100 años, el estado comenzó a crecer hasta convertirse en un cáncer que consume la energía de quienes trabajan y producen; el estado es el arma con la que los políticos te chupan la sangre. Sólo se necesita mirar en cuales países la gente vive mejor para elegir en qué queremos convertirnos, Cuba o Suiza, Venezuela o Nueva Zelandia, Corea del Norte o del Sur.
“Esto no es vaciar de contenido ideológico la política, queremos estar al lado de cada argentino para hacer una sociedad más igualitaria, para darle a cada uno lo que le corresponde, porque entendemos que donde hay una necesidad, hay un derecho. Nadie puede vivir en paz con una sociedad tan desigual”.
¿Vaciar de contenido ideológico?, ¿es broma? ¡Todas sus decisiones de gobierno son absolutamente ideológicas! ¿Más igualitaria y dar a cada quien lo que le corresponde? Si Aristóteles se levantara de la tumba los agarra a patadas…
Pero el tema viene por otro lado, el tema viene por el totalitarismo. Si digo que donde hay una necesidad hay un derecho y yo estado voy a darle a cada uno lo que le corresponde (la satisfacción de la necesidad elevada al status de derecho) entonces necesito disponer de la riqueza que se genera en el país, sino ¿cómo habría de cubrir las necesidades?
El estado tiene dos formas de manejo de la riqueza que generan vos y quienes producen: o bien expropiando como Venezuela, Cuba o la Rusia comunista; o con la inclusión de directores estatales en las empresas privadas, el cobro de impuestos confiscatorios, el establecimiento de regulaciones imposibles de cumplir y la posterior persecución extorsiva de los órganos fiscalizadores, como fue en la Alemania nazi o en la Italia o España Fascistas.
“Una sociedad que se desentiende de sus viejos, es muy mala en términos de calidad ética. Aquellos que aportaron toda una vida, necesitan contar con un ingreso mínimo para vivir dignamente, es un debate ético, no es un debate económico”. “Proteger a los que menos tienen, darles salud a nuestros jubilados, todo eso es un costo. Y para nosotros es un imperativo moral”.
Hay que reconocerle al señor presidente Fernández, que no tiene la más mínima vergüenza en contradecirse descaradamente a cada minuto. De más está decir que no soporta un archivo en lo que se refiere a su relación con su vice, y esto no es opinión, es un hecho que solo puede negarlo o un idiota, un fanático o uno que esté en el “negocio” de la política.
Pero decir que proteger a los jubilados para él es un imperativo moral cuando había prometido un aumento del 20% apenas asumiera y ni bien asumió los cag… soberanamente pagándoles menos de lo que les daba el presidente anterior, es de un grado de cinismo y caradurismo digno del premio al Judas 2020.
“¿Tiene el Estado la obligación ética de financiar en la madurez a sus ciudadanos? La respuesta es definitivamente sí”.
Esta es la definición ideológica que sustenta y justifica el intervencionismo paternalista del “estado” que se mete y pretende dirigir tu vida. Esta arrogante presunción de los políticos que te gobiernan, que están convencidos que sos un idiota que no sabe que quiere o que le conviene y que son ellos, en su infinita y omnipresente sabiduría quienes han de llenarte de gozo y felicidad.
La única obligación ética del estado y su única razón de existir, es proteger y garantizar el respeto de los derechos de vida, libertad y propiedad de todos y cada uno de nosotros. Punto.
Hablamos del cinismo impúdico, de la farsa desvergonzada, ¿y el atontamiento generalizado? Por suerte es algo que parece estar cambiando, muchos están despertando, están abriendo los ojos y se están sumando a La Rebelión de los Mansos.
© Tribuna de Periodistas, todos los derechos reservados