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Ola de muertes de policías en Buenos Aires evidencia incompetencia de autoridades gubernamentales

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Ni uno menos
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Una vez mas el festejo para la Familia Policial se tiñe de luto debido al homicidio de otro uniformado. Se trata del oficial Fernando Ezequiel Palavecino de la Unidad Policial de Prevención Local (UPPL) de 3 de Febrero, quien fue asesinado de un disparo en horas de la madrugada del Día de la Madre.

 

Mientras Frederic y Berni juegan a la política en cargos estratégicos desde donde deberían garantizar seguridad a la población, la delincuencia con total impunidad continúa matando. Sus exposiciones y discursos que ya nausean por la falta absoluta criterio, conocimiento de la problemática, jurisdicciones e instituciones a cargo, y su esmero exacerbado para engañar, -no sólo a los uniformados que ya dieron cuenta del talante de quienes los conducen-, sino a unos pocos ciudadanos que consumen las costosas puestas en escena hollywoodenses a estilo “Duro de Matar” o “Arma Mortal”, indicarían que la escalada de violencia y el derramamiento de sangre podría incluso aumentar.

El avance de la delincuencia y el incremento de los casos de robos y asesinatos no únicamente se hallan fuera de control, sino que tampoco se perciben determinaciones y acciones para proporcionar a los trabajadores de la seguridad herramientas, equipamiento, preparación y garantías suficientes para actuar conforme su función lo demanda, ya que frente a la “paradoja de vivir o morir” que tarde o temprano debe enfrentar todo policía, se suma la complejidad de decidir en fracción de segundos si se somete o no a los malvivientes rogando que no lo maten, o evaluar en cambio con la misma rapidez la posibilidad de repeler la agresión.

Ello con la conciencia de que, si hiere o mata, más tarde deberá soportar el acoso y las amenazas de familiares y cómplices, las demandas y los escraches públicos de organizaciones y abogados que defienden a marginales, la parcialidad de sectores de la Justicia Argentina que lejos de mantener su independencia subordinan sus prelados a ideologías e intereses oscuros, y tolerar por último, el abandono de la Institución a las cual pertenece que “preventivamente” lo despojará de su arma reglamentaria y sus haberes, hasta tanto determinen su pase a disponibilidad, cesantía o exoneración, aún con un proceso en curso y sin sentencia firme de la Justicia Ordinaria.

El pasado 15 de octubre en la localidad de Ramos Mejía del partido de La Matanza, -otra jurisdicción asediada por robos y muertes-, un grupo de delincuentes acribilló al cabo de la Policía Federal Argentina Diego Alejandro Di Giácomo de 27 años de edad, en un intento de asalto de la heladería en la cual se hallaba.

A las 04:00 de la mañana del día 18 de octubre, en la calle Primera Junta y Rivadavia de la localidad de Billinghurst, partido de San Martín, por causas que aun se desconocen fue ultimado el Oficial Fernando Ezequiel Palavecino quien recibió uno de los dos disparos efectuados con una pistola calibre 11,25 cuyas vainas fueron halladas en la escena.

Palavecino, -según relatan testigos y de manera acorde con las imágenes del video-, se encontraba acompañado por dos personas escuchando música en su vehículo Chevrolet Onix ubicado frente a la plaza de Billinghurst, cuando abruptamente y a pocos metros frenó una Kangoo gris con varios ocupantes que abrieron fuego, resultando uno de los impactos en la cabeza del joven oficial de 25 años quien habría fallecido poco después en el Hospital Interzonal de Agudos Eva Perón (Ex-Castex), y el otro disparo en la pierna de un menor de 15 años que se hallaba junto a Él, que residiría también en la zona.

El caso del inspector de la Policía Federal Argentina asesinado de cuatro puñaladas en el barrio porteño de Palermo, Juan Pablo Roldán, no fue el primero, pero las circunstancias del hecho y la caprichosa cobertura de los medios logró instalar el debate centrando la mirada en la realidad de las Fuerzas de Seguridad y Policiales de Argentina, y la idoneidad de quienes conducen las instituciones.

En tanto continúan los reclamos, y los funcionarios pretenden encontrar la fórmula para cumplir sus roles perdiendo la menor cantidad de votos, el número de muertos por inseguridad víctimas de inacción gubernamental se incrementa.


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5 comentarios Dejá tu comentario

  1. Solamente muertes de policías...????? Sobre los robos, asaltos y demás ilícitos no evidencian nada....? Querido Pablo tenemos problemas y graves.

  2. Que raro todo, la contracara en las provincias feudales es total, en Santiago del Estero, Formosa, Chaco y San Luis, la policía secuestra, tortura y asesina a civiles por pasarse cinco minutos el toque de queda. Entran sin órdenes judiciales por las noches pateando puertas como hacían los militares en los 70, violan mujeres en sus propias casas, interceptan los WhatsApp y si detectan gente que trata de organizar una marcha contra el gobernador, son inmediatamente amenazados, etc. Pero parece que a nadie de Bs.As le importa esto. En un país donde las policías están descontroladas violando derechos sistemáticamente con el aval de cada gobernador y la vista gorda del ejecutivo nacional, me importa poco y nada que muera un cana.

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