Con más de 230.000 muertos por coronavirus, una recesión económica que puso fin al período de recuperación más largo de Estados Unidos y tras meses de masivas protestas opositoras, el presidente Donald Trump obtuvo más de 70 millones de votos y amplió su base electoral de 2016, mientras su partido aún puede conservar el Senado y ganó terreno en la otra cámara del Congreso
"Trump no fue repudiado por la sociedad y (Joe) Biden, si ganó como parece, no arrasó. La gran ola azul (color demócrata) que esperábamos con el voto anticipado fue contrabalanceada por otra gran ola roja", opinó ante la prensa extranjera el reconocido encuestador y analista electoral John Zogby en la semana, cuando el candidato opositor mantenía una tendencia su favor muy clara.
Como fue característico de todo su Gobierno, Trump llenó de ruido, polémica y miedo los días posteriores a las elecciones con sus infundadas denuncias, que irónicamente terminaron alimentando aún más la épica de la victoria demócrata.
Pero una de sus afirmaciones de esta semana es cierta: hizo una "tremenda elección".
Desde principio del siglo XX, Estados Unidos no había visto una participación electoral tan grande, pero, a diferencia de lo que pronosticaban las encuestas, esta movilización masiva fue no solo para sacar a Trump de la Casa Blanca, sino también para apoyar al Presidente y sus acciones de Gobierno.
Según una proyección de la radio pública NPR, de los 100 condados con mayores tasas de letalidad per cápita de la pandemia, en 68 Trump amplió su votación de 2016.
Además, una encuesta nacional de boca de urna mostró que la mayoría de los votantes que pusieron como prioridad la recuperación económica apoyaron a Trump, mientras que los que aseguraron que primero debe controlarse la pandemia, eligieron a Biden.
Las proyecciones de los principales medios indican que Trump perdió por más de 4 millones de votos a nivel nacional, pero para el sistema electoral indirecto, que es el único que realmente vale, fue derrotado por menos de 100.000 votos en cuatro de los cinco estados que terminaron definiendo la elección.
Este resultado, aunque entregó una victoria clave a los demócratas, podría terminar dibujando un escenario menos complicado para los republicanos y su reconstrucción como oposición que para el futuro oficialismo y el equilibrio que tendrá que hacer para conciliar y conservar el amplio abanico de intereses que se encolumnaron detrás de Biden.
Los senadores republicanos recibieron una lluvia de críticas al final de la campaña por confirmar en tiempo récord a la candidata de Trump para la Corte Suprema, pero por ahora solo perdieron en términos netos una banca y el control del pleno se jugará en dos balotajes en Georgia.
En la Cámara de Representantes, bastión de la resistencia demócrata durante los últimos dos años, los republicanos obtienen por ahora una ganancia neta de seis bancas, un avance que no les alcanza para aspirar a controlar el pleno, pero sí marca una derrota para el liderazgo de la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi.
"No hay dudas que hubo una movilización significativa de votantes demócratas, pero lo cierto es que Biden no tendrá un mandato claro", advirtió en diálogo con Télam Yohuru Williams, decano del Colegio de Artes y Ciencias de la Universidad de St Thomas, en Minnesota.
"Ahora Biden debe decidir si atenúa el discurso en pos de una reconciliación política, como hizo (Barack) Obama, o copia la táctica de los republicanos y dice: 'Tuvieron sus cuatro años con Trump y ahora gané yo. Voy a impulsar una agenda agresiva con las principales promesas de mi plataforma'", agregó.
Zogby coincidió en que los resultados no dejaron "un mandato fuerte en ninguna de las dos direcciones".
"Aún si hay una victoria de Biden, podríamos tener un Congreso dividido. Eso significa que tendrá que haber un gran esfuerzo para restablecer la confianza entre los dos partidos y no parece que el pueblo estadounidense haya votado a favor de eso", explicó antes de que se proyectara la victoria del demócrata.
Para el director de la Iniciativa Cívica de la Universidad de Massachusetts, Michael Hannahan, Biden buscará el camino que transitó a lo largo de toda su carrera: la negociación de acuerdos bipartidistas en el Congreso.
"El país tendrá que enfrentar el extremismo de derecha marginal incentivado por Trump, pero creo que Biden trabajará con el Senado para conseguir aprobar leyes. Para mi, hay algunos republicanos que están aliviados con la salida de Trump. No todos son un ejemplo de valentía", explicó el académico.
"Creo que el Senado trabajará con Biden en el tema de la Covid-19 y la economía, pero se opondrá a sus nominados a las cortes", agregó en diálogo con la agencia de noticias Télam.
Williams no pronosticó qué camino tomará como presidente Biden, a quien calificó como "un centrista dentro del partido", pero sí aventuró que una reedición de la estrategia conciliadora de Obama no solo chocaría con "la narrativa de Trump y de su base de que los demócratas son hostiles a valores centrales republicanos", sino que además podría quebrar la ampliada coalición demócrata.
"Biden pudo reeditar la retórica de esperanza de Obama en la campaña, pero la realidad es que ahora, con la Corte Suprema conservadora y la convicción de que llegarán demandas sobre temas claves, parte de esa retórica tendrá que ser respaldada con cambios. Y creo que esos cambios incomodarán al entorno del futuro presidente, que pronto empezará a pensar en cómo conservar la Casa Blanca en 2024", aseguró Williams.
Ayer, la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez hizo público lo que ya era un rumor: los legisladores más centristas de la bancada acusaron a sus colegas de izquierda de haber hecho peligrar la mayoría en la Cámara baja por su discurso "radical".
"Es el principio de una fractura. Una vez que los demócratas ganan la elección, entonces empieza la política real para gobernar al país y ahí tendrán que ver cómo concilian los intereses de todos los grupos que los apoyaron para derrotar a Trump", pronosticó Williams.
Mientras los republicanos se convertirán en oposición con una base electoral intacta, los demócratas enfrentan ahora el desafío de gobernar de cara a una coalición oficialista ampliada y heterogénea en medio de una crisis económica que, debido a la pandemia, no permite una reactivación tradicional ni inmediata.
¿Por qué dan por "ganador" a alguien que todavía no ha ganado nada y lo más probable que "gane" es la cárcel cuando el fraude quede 100% "chequeado"? Tengan en cuenta que la reculada en chancletas es un arte, y muy pocos lo dominan con la gracia que requerirá el caso, cuando finalmente deban reconocer que el fraude ha sido escandaloso y que Mr Trump seguirá otro mandato en el poder, como corresponde legítimamente. Por algo el Washington Times no se "anima" a dar como "ganador" a alguien que hizo FRAUDE: https://www.washingtontimes.com
La decadencia de EUA que viene desde hace años y con gobiernos de diferente signo político, corre el riesgo de generar algo inusual en el MODELO DEMOCRATICO ponderado por Alexis de Tocqueville allá por 1835 y que viera su momento cúlmine en la posguerra despues de 1945, cuando se erigía en el pais mas poderoso del orbe. La crisis de 2008 incorporó a la SOCIEDAD ESTADOUNIDENSE AL MUNDO GLOBAL, con toodas sus crisis y miserias surgidas por las desigualdades economicas generadas por la caida de la actividad economica y comercial, entonces CRECIERON multitud de niños y adolescentes que doce años despues, muchos de ellos VOTAN y saben de PRIVACIONES y de la desesperanza de ver a sus padres naufragar en una sociedad que en apariencia parecía exitosa. Ahora para muchos de ellos esos fantasmas volvieron con la PANDEMIA y la crisis que otra vez se instaló en muchos de esos. ahora jovenes y con PODER CIUDADANO para votar. Pero por contrapartida, existe una resistencia a un EUA globalizado en las urgencias economicas y pretende VOLVER a la EUA del "ESTILO AMERICANO DE VIDA" con LIBERTAD Y CALIDAD ASCENDENTE EN UN AMBITO DE "LEY Y ORDEN". Esos constituyen los seguidores de DONALD TRUMP mas que del Partido Republicano. Por ello, es todo un interrogante comprobar si estamos ante un MOVIMIENTO PERSONALISTA ENCARNADO EN EL LIDERAZGO DE DONALD TRUMP o si el Partido Republicano va a a tomar las "banderas de Trump" para hacerlas suyas. En caso de que Trump decidiera liderar un partido nuevo de tinte personalista, EUA podría sufrir una pérdida grave en la calidad INSTITUCIONAL que la ha caracterizado como DEMOCRACIA MADURA.
Nada es simple en estos días, y menos para las democracias. Muchos son los intereses y muchos son los reclamos para los que se espera que las democracias den respuesta. Tal vez habrá que pensar en alguna forma de acercar la gestión al ciudadano.