La ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Soledad Acuña, adquirió relevancia, en estos días, por sus dichos descriptivos sobre la situación de la docencia en el país y en la Ciudad.

Apelando a estadísticas, consideró, respecto de la formación de los docentes, que: “La izquierda tomó una fuerza muy grande. El perfil de los estudiantes va teniendo un sesgo cada vez más claro. Esto es igual en todo el país y se refleja en las encuestas que hace el gobierno nacional. Son personas cada vez más grandes de edad que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras”.

Asimismo, entendió que: “Uno de los grandes problemas de la educación argentina es la formación docente, eligen militar en vez de enseñar”.

Dijo además que “La raíz de lo sobreideologizado y de la militancia política en las aulas está en la formación docente. La raíz está en cómo enseñamos qué es un docente, la raíz está en lo que se define como perfil de un docente en un instituto de formación docente. Por eso yo insisto en que la gran discusión tiene que ser cómo enseñamos a enseñar, porque un docente que aprende bien sabe que lo que tiene que hacer es enseñar a pensar, no decirles a los chicos qué pensar”.

En cuanto a cómo enfrentar el adoctrinamiento, dijo la Ministra Acuña que “La única herramienta que hoy tenemos es la denuncia de las familias.” Y agregó: “Si nosotros no tenemos denuncias concretas de las familias, es muy difícil que podamos intervenir. Yo lo entiendo porque también soy mamá de un niño de primaria cuyos docentes le bajan línea política todo el tiempo. Es difícil intervenir porque sos mamá, porque no querés perjudicar a tu hijo. Nos cuesta que hagan las denuncias formales para que nosotros podamos tomar intervención en el aula”.

Si un extraterrestre comprometido con la calidad docente y el no adoctrinamiento en las aulas llegara a la Tierra, y se encontrara con los dichos de Soledad Acuña, diría que estamos frente a un buen comienzo. El problema es que no se trata de un comienzo. Se trata de un diagnóstico tardío que la Ministra expone a cinco años de haber asumido, y sin haber hecho nada, hasta ahora, para revertir la enfermedad del adoctrinamiento político en las aulas.

No voy a hablar de lo que me contaron. Voy a hablar de lo que sé, de lo que viví en primera persona. Voy a hablar de hechos, no de palabras.

El 18 de agosto de 2017, presenté a la ministra un pedido para que estableciera un sistema de denuncias anónimas, a fin de que los padres pudieran exponer los hechos de adoctrinamiento político, sin comprometer la tranquilidad de sus hijos en las escuelas. Un argumento muy similar al que ahora expresa la Señora Ministra. La nota no fue contestada, demostrando, de ese modo, el absoluto desinterés del Ministerio de Educación de la Ciudad por dicha problemática.

Pero no me quedé ahí: ejercí el derecho de reclamar judicialmente –por vía de un amparo- el pronunciamiento del área educativa. Así, actuaciones judiciales mediante, el Ministerio no tuvo más remedio que responder. Dijo, en resumidas cuentas, que no establecería un sistema de denuncias anónimas porque no estaba obligado a hacerlo.

Pero la cosa no quedó ahí, en setiembre de 2018, una ONG que presido, Ciudadanos Libres por la Calidad Institucional organizó, con el aval de la Legislatura Porteña, una actividad académica titulada “Adoctrinamiento Educativo”, donde varios expertos expondrían sobre su parecer, respecto del proselitismo político/gremial en las aulas. El mismo día en que debía realizarse la conferencia, una patota sindical “docente” se constituyó en la Legislatura a pedir que las autoridades de la misma suspendieran la actividad. Con el aval del oficialismo porteño, y en particular, del larretista de Carrió, Maximiliano Ferraro (en ese entonces diputado de la Ciudad y Presidente de la Comisión de Educación de la Legislatura) la conferencia fue suspendida y nunca más se nos permitió realizarla, no obstante los reiterados pedidos en ese sentido.

Por lo expuesto, me permito dudar del sentido transformador de las declaraciones tribuneras de la Señora ministra, si durante los cinco años que lleva en el cargo, como ella misma reconoce, no ha enfrentado siquiera el adoctrinamiento que padece su propio hijo.

El porqué de estas altisonantes declaraciones lo conoceremos pronto, cuando la veamos candidata y confirmemos que, como el tero, gritaba en un lado y ponía los huevos en otro.

© Tribuna de Periodistas, todos los derechos reservados