El presidente Kirchner ha hecho gala, en pocos días,
de al menos tres nuevos actos de cobardía.
El primero fue el de no haber viajado el 24 de marzo
último a su provincia de Santa Cruz, como lo venía haciendo habitualmente
todos los fines de semana, tanto para descansar en su casa de Río Gallegos o en
su residencia de El Calafate, como para seguir tratándose con su oncólogo
personal. Ese día prefirió trasladarse a Córdoba donde, junto a su madre
putativa, Hebe de Bonafini, conmemoró otro aniversario del golpe militar de
1976.
Acto seguido, este último fin de semana, viajó en el
Tango 01 a Santa Cruz, pero sólo sobrevoló Río Gallegos para seguir viaje a
El Calafate.
Tan "prudentes" acciones presidenciales
tuvieron sus íntimos motivos: el levantamiento de los gremios docentes y
estatales que, tras largos años de un silencio abonado por el miedo y los
aprietes, le dijeron “basta” a su ex gobernador y al actualmente
teledirigido Carlos Sancho.
Kirchner no podía soportar la afrenta, según su
particular psicología, de que en su propia provincia –que está dando además
un peligroso ejemplo que puede ser seguido en cualquier momento por el resto del
país- los ciudadanos le griten en la cara muchas de las cosas que son vox populi
hace rato, pero que aún permanecían sin "explotar"?
Y el Presidente no tuvo mejor idea que militarizar la
provincia, enviando a la Gendarmería, a la Prefectura y a la policía
bonaerense a cercar las escuelas, impidiendo la entrada a directores y a
docentes, a quienes se les secuestraron las llaves, con lo cual podía ingresar
sólo un director, acompañado por un uniformado. Además de restar elementos de
esas fuerzas a otros cometidos mucho más importantes, Kirchner destinó buena
parte de ellos a custodiar sus residencias santacruceñas.
De todas maneras, los manifestantes se las ingeniaron
para hacer sus actos frente a las escuelas. Sugestivamente, en uno de ellos
sufrieron un ataque con bombas molotov. Algo a lo que probablemente no fueron
ajenos los "muchachos" comandados por el primer alcahuete
presidencial, Rudy Fernando Ulloa Igor.
¿Malvinas? Bien, gracias
Pero, cuando Kirchner terminó por colmar su
seguidilla de acciones cobardes fue este lunes 2 de abril, día en que se cumplió
el 25º aniversario de la Guerra de Malvinas.
El Presidente prefirió ignorar una fecha que se ha
hecho carne en casi todos los argentinos y, trocando lo que le correspondía
hacer dada su investidura, ante la posibilidad de otra probable demostración de
protesta en su contra, no viajó a Tierra del Fuego para presidir el
correspondiente acto. Envió en su lugar a su "todo terreno", Daniel
Scioli, convenientemente vigilado de cerca por Nilda Garré y Jorge Taiana.
La justificación dada por algunos de sus
“voceros” fue patética. Tal el caso de Gustavo Silvestre, en el noticiero
de Canal 13 “Telenoche”, quien dijo:“En realidad el presidente ya había
decidido días antes no asistir al acto (...) la oposición lo critica por ello,
pero todo se debió a una confusión de Nilda Garré, quien al preguntarle un
medio si el Presidente viajaba ella respondió que sí”. Por ende, le cargó
el fardo a Garré.
El colmo de esta ausencia fue completado por el
correlato televisivo de Kirchner, que es Canal 7. La teleemisora oficial debería
haber transmitido el acto realizado en Tierra del Fuego, con Kirchner presente o
no. Pero claro, como el "jefe" no estaba no había que mostrar ese
gran vacío. Un hecho que fue muy criticado desde otros medios.
Todo lo que hizo Canal 7 fue emitir, la misma noche de
este 2 de abril, de 21 a 23 horas, un programa especial sobre los
acontecimientos de Malvinas, pero con una sugestiva particularidad. No pasó
nada de actualidad, como por ejemplo, declaraciones y entrevistas a
funcionarios, políticos, ni mucho menos a oficiales y excombatientes, elementos,
estos últimos, considerados “nocivos” por la fauna kirchnerista y muchos
políticos en general. Se limitó a proyectar únicamente imágenes de archivo,
todas correspondientes al período en que se desarrolló la Guerra de Malvinas,
o sea, entre abril y junio de 1982. O sea, cuando el país era gobernado por una
Junta Militar presidida por el general Leopoldo Fortunato Galtieri.
Así, pudo escucharse la marchita “Argentinos, a
vencer”; verse repetidamente a Galtieri efectuando declaraciones; al general
Benjamín Menéndez como gobernador de las islas; a soldaditos sonrientes, sin
saber aún lo que les esperaba; a filas de jóvenes que acudían a enrolarse
como voluntarios; a Pinky y a Cacho Fontana conduciendo las recaudaciones para
el Fondo Patriótico; a los periodistas de la época entrevistando a los jefes
militares; y, entre varias cosas más por el estilo, a la conductora del
programa, Rosario Lufrano, denostando al finado gremialista y diputado Saúl
Ubaldini, cuando dijo: “estaba sentado junto a Jorge Rafael Videla”.
Obviando que en esos momentos fueron muchos los dirigentes políticos y
sindicales que adhirieron a la causa Malvinas.
Por supuesto que esta jugada de Canal 7, y obviamente
de la Secretaría de Medios del gobierno, tuvo sus razones. De esa manera
pretendió no sólo distraer –un vicio harto habitual del kirchnerismo- sobre
la ausencia del presidente de la Nación en un acto tan significativo como el
aniversario de la Guerra de Malvinas. También pretendió instalar en la
audiencia una imagen de rechazo al ver tanto militar triunfalista y, en general,
tanto uniforme junto.
Algo que parece antediluviano frente a la pacífica
civilidad en que transcurren los argentinos bajo un gobierno que los abastece a
diario de recuerdos sobre los derechos humanos y diatribas contra los jueces que
no apuran las causas contra militares.
Siempre dentro de las maniobras de distracción
habituales, el canal oficial pretendió que la población se olvide al menos por
un rato de que el gobierno no la abastece de salarios dignos, de precios de
productos básicos al alcance de todo bolsillo, de una eficaz lucha contra la
corrupción y la droga, de una también eficaz labor de protección y asistencia
a los inundados de Santa Fe y Entre Ríos, y muchas otras cuestiones de las que
el ciudadano común está tan desabastecido por el gobierno.
Así transcurrió otro aniversario de la Guerra de
Malvinas. En medio de la vergüenza generada por la cobardía de un Presidente
“al borde un ataque de nervios” y por el también vergonzoso recordatorio
inducido que realizó el canal oficial.
Carlos Machado