Así como en la "confección de las noticias" que entregan
los medios de comunicación se "reinventa" una realidad (agenda setting y
newsmaking), en algunas biografías y perfiles se "recrea" al personaje de
acuerdo a la ideología del escritor y/o a las conveniencias marketineras
del editor.
De allí, el cuidado que hay que tener ante la llamada novela histórica.
Un paradigma de lo expuesto se observa en artículos y libros que tratan
sobre la vida y los "milagros" del escritor nantés Jules Gabriel Verne.
Alimenta mi posición un libro de 1936, que menciona una carta que el novelista
escribe a su padre en la que dice: "Todo lo que una persona puede imaginar,
otras pueden hacerlo realidad". Parece ser que nunca escribió esta misiva. (1)
En torno a Verne giran dos corrientes de biógrafos totalmente opuestos:
los "fanta-científicos" y los científicos. Los primeros, relacionan al
autor de "Veinte mil leguas de viaje submarino’ con lo paranormal, el ocultismo
y la fantasía científica. El otro bando, practica un estudio más responsable y
riguroso de los diversos trabajos del citado personaje.
El escritor "ovnilogo" Guy Tarade expresa que: "los autores son en
alguna medida los ‘mediums’ y los intérpretes de fuerzas ocultas
que tratan de comunicarse con nosotros por medio de sistemas que no entran en
nuestros sentidos habituales. Estas informaciones las recibieron Julio Verne,
Jonathan Swift y Robert Graves. Escribieron mensajes que venían de otra parte, o
simplemente estuvieron en contacto con seres venidos de otro mundo.
Todo el mundo está de acuerdo actualmente en decir que Julio Verne fue un
extraordinario vidente. Su obra encierra numerosas anticipaciones que
luego realizó el genio humano. El hombre en el espacio, la conquista de la
luna, el submarino...todo lo previó, todo lo adivinó". (2)
La realidad desmiente estas declaraciones.
La publicación digital "Buena Siembra. La revista de Acuario" pregunta:
"¿Fue un profeta? ¿Tuvo visiones del futuro? ¿Era un visionario
genial?, o tal vez Julio Verne fue un iniciado, una persona que
estaba en el conocimiento de secretos que sólo se transmiten de maestro a
alumno, o estuvo en contacto con seres que algunos podrían considerar como
extraterrestres en la actualidad". ¿Fue un profeta o visionario? (3)
Desde un elemental análisis del discurso tenemos dos textos embebidos de
ideología "New Age" ("Nueva Era"): "mediums", "fuerzas ocultas",
"contacto con seres de otro mundo", "iniciado", "conocimiento de secretos" y
"extraterrestres". Mucha fantasía y poca ciencia.
Asimismo, Tarade cae en la universalización al aseverar: "todo el mundo
está de acuerdo","todo lo previó", "todo lo adivinó". Si bien
hay premisas irrefutables como:
"Todos los hombres son mortales", no es el caso de lo publicado por el autor
de "Soucoupes volantes et civilisations d’outre-espace". De la misma
manera, al referirse a que "anticipó" el submarino, cae en otro error
que, lamentablemente, es repetido por la corriente de la "fantaciencia".
Se suma a estos trabajos "Jules Verne: iniciado e iniciador",
un libro de Michel Lamy en el que intenta demostrar que el biografiado "está
asociado a alguna sociedad esotérica, y discute, de forma amplia, las
razones que llevan al hecho de que Jules Verne dio algunas pistas sobre el
tesoro real de Rennes-le-Château en su novela ‘Clovis Dardentor’". (4)
Contrario sensu, para el belga Bernard Heuvelmans: "Si nos tomamos el
trabajo de consultar la literatura científica que existía en la época en
que Verne escribió sus ‘Viajes extraordinarios’ vemos que el novelista de
verdad no inventó nada y que sus visiones del futuro no son más
que ingenuas extrapolaciones, casi siempre irrealizables". (5)
El científico Jesús S. Navarro Faus refuta los inventos atribuidos a Verne y
señala los verdaderos pioneros: "precursor de los viajes espaciales e
interplanetarios: Cyrano de Bergerac, y muchos otros, años antes que Verne,
describieron viajes espaciales. En ‘Héctor Servadac’, jamás se menciona viaje a
algún planeta.
Electricidad y motores eléctricos: Michael Faraday, en 1821, fabricó el
primer motor eléctrico de uso práctico, y en el siglo XVIII, la electricidad y
sus generadores fueron ampliamente descritos en textos de ficción.
Submarino: muchos prototipos existían en el siglo XVIII. El inventor
británico Robert Fulton presentó uno llamado (...) Nautilus al Directorio de
París, a fines de conseguir financiamiento para su proyecto.
Precursor del ‘Proyecto Apollo’: Murthag McDermott en 1728 (más de 100
años antes que Verne) con ‘Un Viaje a la Luna’ y ‘Achilles Eyraud’, en 1865, con
‘Un Viaje a Venus’, precedieron a nuestro estimado Verne; los anteriores,
incluso, describen el viaje en un cohete, y no en una bala de cañón, como lo
hace Verne.
Fax: Alexander Bain, inventor escocés, recibió en 1843 la patente por la
máquina de fax, años antes que Verne escribiese su París en el Siglo XX.
Viajes en globo: sin dar la vuelta al mundo, se habían hecho para
mediados del siglo XVIII, innumerables viajes de cientos de kilómetros.
Adolf Hitler: en su libro ‘500 Millones de la Begún’, Jules Verne
describe a Herr Schultze, muy parecido a Hitler. André Laurie fue quien escribió
este libro, el cual Verne modificaría y publicaría bajo su nombre. Si se trataba
de Hitler, el profeta no fue otro que Laurie".
Continúa el crítico Navarro: "Peor aún resulta que a Verne se le han
adjudicado frases, inventos y hechos que jamás salieron de sus labios, pluma o
intelecto. Mencionaré algunos solamente: En ‘La Isla de Hélice’, describe un
cable telegráfico que conecta a dicha isla con el continente. No se trata de
Internet, como algunos entusiastas pretenden.
En ‘El Castillo de los Cárpatos’, la imagen de ‘La Stilla’ hace que algunos
proclamen Verne haya ‘profetizado’ al cine. Pero ¡la imagen no se mueve!
El francés Nicolás Cugnot, y no Verne, inventó el automóvil en 1769.
En ningún escrito de Verne aparece algo semejante a una televisión.
La máquina binaria de Von Neumann, inspiración de las computadoras
modernas, no aparece ni siquiera vislumbrada en algún escrito verniano.
En ‘Ante la Bandera’, Verne crea el Fulgurador Roch, un potente explosivo.
Disney se inspira en este concepto y lo incluye en su ‘20.000 Leguas de Viaje
Submarino’. La imaginación de los espectadores los puso a especular sobre la
falsa creencia que Verne habíase prefigurado la bomba atómica". (6)
Téngase en cuenta el saber racional de Navarro Faus : investigador del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, del Instituto de
Física Corpuscular de Valencia y miembro de la Cátedra de Divulgación de la
Ciencia de la Universidad de Valencia.
El submarino "creado" por Verne
Julio Verne escribe sobre el submarino hacia 1867-1868 en su
famosa obra "Veinte mil leguas de viaje submarino"....pero el nacimiento del
submarino es muy anterior.
En la Batalla de Tiro (332 a.C.) y en las guerras Púnicas se cuenta con
equipos rudimentarios de buceo.
En 1578, William Bourne, matemático británico, describe un bote submarino que
dispone de tanques de lastre y de tubo de aireación.
Habrá que esperar hasta el siglo XVII, para que el físico holandés Cornelius
Van Drebbel construya el primer submarino. Estamos en 1620, su inventor lo
denomina "El Jacobo I", en homenaje al rey Jacobo I de Inglaterra, quien apoya
el proyecto.
El sumergible está inspirado en el modelo de Bourne. Es un bote de madera
forrado y cerrado con piel de cabra engrasada. Se mueve por remos accionados
desde el interior. Este rudimentario medio de transporte subacuático navega por
el Támesis desde Westminster a Greenwich. Sus 15 tripulantes utilizan sustancias
químicas para restituir el aire consumido por la respiración de los mismos.
El primer mártir de esta carrera por el dominio de las profundidades es el
norteamericano John Day. Toma la idea de Van Drebbel y fabrica el "Maria". Muere
aplastado por la presión del mar al no soportar 30 metros de profundidad.
La historia poco recuerda a estos protosubmarinos. Su atención recae en el "Turtle"
y el "Nautilius".
En 1775, el estadounidense David Bushnell, construye un submarino monoplaza
de casco de madera forrado con una plancha de cobre. Posee remos –luego, hélices
conocidas como "tornillos de Arquímedes" y pedales que le permiten avances y
retrocesos. Lo llama "Turtle" por asemejarse a la caparazón de una tortuga.
Es tripulado por el sargento Ezra Lee y tiene su bautismo de fuego es en la
Guerra de la Independencia de los Estados Unidos.
En 1797, el estadounidense Robert Fulton, ex pintor de
camafeos en Gran Bretaña, va a Francia en busca de apoyo financiero para su
empresa: la "Nautilus Company". Ofrece a Napoleón su submarino con el
cual podría vencer a la temida Armada inglesa. El corso lo apoya y en 1800,
el "Nautilus" es puesto a prueba en el Sena. Luego, no puede lucirse ya que
nunca logra entrar en combate contra la flota inglesa.
El "Nautilius" ( o "Nautilus") es elipsoidal y tiene un casco de madera. En
la superficie se mueve a vela, y bajo las aguas con hélices movidas a mano.
Lleva bombonas con aire de reserva para respirar en inmersión.
Napoleón aborta el "proyecto Nautilus" por considerar este invento una forma
bárbara de guerrear.
El ingeniero Fulton, se cambia de bando y ofrece sus servicios a Inglaterra.
En principio, es aceptado. Dirige dos expediciones, que provocan escasas averías
a la flota de Francia.
En la batalla de Trafalgar, los ingleses vencen al entente francoespañol.
Sin enemigos a la vista, botan a Fulton: el "Nautilus" está nuevamente fuera de
combate.
En 1806, vuelve a los Estados Unidos y como "gran patriota" que es, ofrece
torpedear a los ingleses.
Vuele a renegociar con Napoleón pero no tiene éxito.
Finalmente, en 1814 y en Estados Unidos, construye el "Demologos", primer
barco de guerra a vapor. Sus cañones y torpedos debutan ante Gran Bretaña.
En 1850, nace el "Brandtaucher". Creado por Wilhelm Bauer consigue el apoyo
de Bavaria. Se hunde en el canal de Kiel, por la presión del mar.
Bauer pierde el apoyo bávaro. Entonces, se va a Rusia donde consigue la
gracia del zar Alejandro II. Construye un submarino más grande que el "Brandtaucher":
el "Diablo Marino".
Entre 1861 y 1865, durante la Guerra de Secesión estadounidense, el capitán
Hunley –del ejército confederado- elabora varios submarinos: los "David" y los "Hunley"
(imagen 6). Son un fracaso. Terminan hundidos por sus propios explosivos y por
accidentes producidos por incendios.
En 1861, de la mano de los franceses pare el "Plongeur". El almirante
Bourgois y el ingeniero naval Brun, logran un submarino que tiene un casco de
hierro de 43 metros de eslora y 10 centímetros de espesor. Su poca estabilidad y
su visibilidad –debido a las burbujas de aire que libera- lo hacen muy
vulnerable.
Como dijimos, Verne, recién en 1867-1868 "profetiza" o "pos-fetiza" el
submarino "Nautilus".
¿Hallaron al "Nautilus" o al "Explorer"?
En la actualidad, el coronel británico John Blashford-Snell, de la "Scientific
Exploration Society" ("Sociedad de Exploración Científica"), de Inglaterra,
- mientras busca antiguas ruinas en el Océano Pacífico a pedido del "Museo
Marítimo" de Canadá- encuentra restos de una nave que él cree que fue la
inspiración del célebre "Nautilus" de la novela de Verne. Son hallados cerca de
la isla de San Telmo, a varios kilómetros de las costas de Panamá.
El supuesto "Nautilus" hallado por Blashford-Snell, de 11 metros por
tres de altura
- bautizado "Explorer"- es construido en 1864 por el ingeniero victoriano
Julius Kroehl durante la Guerra Civil de Estados Unidos. Concebido para
guerrear, jamás se utiliza en enfrentamientos y termina sus días en Panamá,
recolectando perlas.
El historiador británico Wyn Davis, especialista en historiografía marítima
y navegación, considera probable que Verne supiera de la existencia del
"Explorer": "los inventores de submarinos buscaban vender sus productos, no como
hoy, que se mantienen en secreto -comentó-. El 'Explorer' tenía el primer
sistema de módulo de compresión del mundo, y su originalidad pudo
haber estimulado la imaginación de Verne." (7)
El mundo en la época de Julio Verne
Verne es un producto de la época en la que vive. Expresa Manuel Enrique
Iribarren Baños que "Julio Verne (1828-1905) es el novelista por
excelencia del período histórico que E.J. Hobsbawn denomina ‘La era del
capitalismo’, y que corresponde al período que se inicia en torno a 1860. Época
de grandes cambios y transformaciones socio-económicas en Europa occidental: se
produce el tránsito de la I a la II Revolución Industrial, del pre-capitalismo
contemporáneo (hijo del liberalismo de Adam Smith), a todo un entramado
financiero que a través de las asociaciones y concentraciones empresariales
amplía el nuevo modelo social dominado por la sociedad de clases (burguesía-
proletariado). El marco teórico que sustenta este proceso lento pero continuado
era, en este momento, el Positivismo de Augusto Comte (1798-1857) y el Vitalismo
de Nietzsche (1844-1900). El hombre se siente ahora dominador de la naturaleza
gracias al impulso técnico y científico al que Verne no es ajeno. Bajo una
apariencia de novela juvenil y de aventuras, Julio Verne relata una crónica
algo imaginativa del espíritu de su época: efectivamente, el hombre se ve
capaz de dar la vuelta al mundo en ochenta días, realizar un viaje de 20.000
leguas por debajo del mar, llegar al centro de la Tierra e incluso llegar a la
Luna. Mucho se ha comentado sobre los posibles errores científicos de Verne: el
Nautilus era poco menos que imposible, la nave que viaja a la Luna no hubiera
llegado a tan lejana meta, pero nuestro autor se muestra enormemente
documentado siendo algo más que un visionario lleno de predicciones". (8)
Continúa Iribarren Baños: "para comprender mejor el ambiente científico del
siglo XIX en el que Verne vivió, baste citar que el novelista es contemporáneo
de Darwin (1809-1882), Mendel (1822-1884), Pasteur (1822-1895), Koch
(1843-1910), Maxwell(1831-1879), Hertz (1857-1894), Humboldt (1769-1859), Marx
(1818-1883). Roentgen (1845-1923) y Planck (1858-1949). Citar inventos como el
automóvil, el avión, el submarino, el telégrafo, el teléfono, el cinematógrafo o
la bombilla eléctrica ayuda a comprender el dominio cada vez mayor sobre la
naturaleza, la reducción de las distancias y la ampliación del tiempo disponible
por el ser humano. Si Verne estudia y traslada este ambiente científico a sus
obras, en una de ellas, ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’, realiza una
síntesis de tres elementos básicos: lo científico, lo histórico-geográfico y su
propio ego". (9)
Para Guillermo Piro "en Julio Verne, la ciencia es mucho más que
un mero recurso literario. Está presente como tal, bajo la forma
aparentemente austera de la exposición y la vulgarización científicas (...)
Verne escribía en una época en que el maquinismo prometía desarrollar las
posibilidades humanas sin aparecer todavía amenazante para la ecología. No se
plantea el problema de la contaminación atmosférica, ni el envenenamiento de las
aguas, ni la degradación del ambiente por la acumulación de los desechos". (10)
Es probable que hoy, el novelista hubiera tratado sobre los desastres contra
el ambiente, propios de la época.
Julio Verne antijudío
En "Hector Servadac" aparece un antijudaísmo: "Uno de sus
personajes es el judío más abyecto que imaginar cabe. Tan impresentable
es el personaje, que en la edición estadounidense desapareció como judío,
pasando a ser ‘holandés’" (11)
En "Martín Paz" dice Verne: "El judío Samuel era un infame, que
traficaba con todo y en todas partes, como descendiente en línea recta de aquel
Judas que entregó a su maestro por 30 dineros. La dueña, vieja judía, en
cuyo rostro se reflejaba la avaricia y la codicia.
"¿Quiere usía un recibo?" —pregunto el judío—. El Marqués, sin responderle,
pasó a la habitación contigua. "¡Orgulloso español! —murmuró Samuel entre
dientes—. Quiero confundir tu insolencia, del mismo modo voy a disipar tus
riquezas. Soy hombre muy hábil y la razón está en que mis intereses corren
parejos con mis pensamientos".
Políticamente correcto
Javier Susaeta comenta que Hetzel, editor y amigo de Verne, propone con
frecuencia correcciones "políticamente convenientes" en sus obras: "disuade a
Verne de presentar al capitán Nemo como un patriota polaco que habría perdido
familia y patria víctima de los infames invasores rusos. La esposa de Nemo, en
el plan original de Julio Verne, habría sucumbido a los golpes de knut del
verdugo ruso... Eso era demasiado, podía perjudicar las relaciones comerciales
del editor francés con sus homólogos rusos, y hasta causar incomodidades a nivel
diplomático. De modo que Verne cambió la nacionalidad de Nemo, que pasó a ser un
príncipe hindú desposeído de su patria por los ingleses. Esto se aclara en una
novela posterior: ‘La Isla Misteriosa’. El capitán Nemo -"Nadie" en
latín- es (...) un atractivo personaje romántico, de nobles sentimientos
escondidos tras un manto de rencor. Un hombre que (...) disfruta entre
melancólico y justiciero. Su desafío al buque de guerra que acorrala y empieza a
cañonear al ‘Nautilus’ en superficie en un gesto romántico hoy algo pasado
quizá, pero siempre atractivo. Claro que, después de las palabras gestos, Nemo
pasa a los hechos y el poderoso sumergible embiste y hunde a su enemigo,
atravesando su casco. En ‘La Isla Misteriosa’, el moribundo Nemo explicará los
motivos de su ataque, destacando que el ‘Nautilus’ estaba en situación
desfavorable y que el barco atacante... era inglés. Se vuelve a tocar la
política con ‘Michel Strogoff’. La edición rusa tuvo que incluir una nota
mencionando que una insurrección tártara era impensable y sólo pura ficción. La
diplomacia rusa intentó, sin éxito, que la misma "aclaración" figurase en el
original francés. Sin embargo, Verne recibió -para los detalles de su novela-
una ayuda considerable del embajador de Rusia en París y de un escritor ruso
importante, que vivía instalado en Francia y amigo y consejero de Hetzel: Iván
Turgéniev". (12)
Foucault y Verne
En 1966, en la revista "L'Arc", el filósofo Michel Foucault acusa
a Verne por mostrar una visión negativa del investigador. En la mayor parte de
las novelas de Verne "el sabio, casi siempre monomaníaco, encarna el mal o lo
permite ‘sin querer o sin saber’. A los sabios de Verne siempre ‘les falta algo’
(uno tiene, por ejemplo, un brazo artificial), y de allí se desprende un
principio general: ‘el saber y el defecto están relacionados’ en una ley
proporcional, ya que ‘menos se equivoca el sabio, más perverso es; más positivo
es, más se equivoca’. Frente al sabio, el héroe positivo encarna ‘la
ignorancia’. Y las obras de Verne parecen responder a las siguientes
necesidades: impedir que ‘el mundo se detenga bajo el efecto de un equilibrio
que sería mortal’; encontrar fuentes de energía; descubrir; explorar; ‘escapar a
la monotonía del reino humano’. En otras palabras, dice Foucault, ‘se trata de
luchar contra la entropía’". (13)
A pesar de ello, no se puede negar que Verne es un estudioso: "escribe en
1864 un detallado artículo sobre su admirado Edgar A. Poe. Allí lamenta que para
narrar ‘las aventuras de un cierto Hans Pfaal que partió a la luna’, el autor no
se hubiese documentado lo suficiente. Todo lo contrario hará él un año más
tarde, puesto a escribir ‘De la tierra a la luna’. Su método consiste en
--palabras suyas—‘abundantes apuntes tomados de toda suerte de libros,
periódicos, revistas o reportes científicos’. Para esta novela, lo mismo que
para ‘Autour de la lune’ (1869), Verne se vale de un estudio de Camille
Flammarion (‘La pluralité des mondes habités’, 1862) y de la ayuda de su
primo Henri Garcet, profesor de matemáticas especiales en París". (14)
Conclusiones
Si bien no fue un profeta, entendido latu sensu como un ser
humano que ve el futuro, es innegable que para sus novelas trabaja con todo
el material escrito que encuentra en su época.
No duda en aplicar esa sapiencia en toda su obra.
Tal vez, esas "lecturas" hacen que el joven optimista Verne que cree en la
bondad del hombre y en el progreso de la ciencia, se guarde los últimos veinte
años de su vida en la ciudad de Amienz, solo y amargado.
En 1892, escribe una carta a su hermana: "No me muevo de Amiens y soy uno de los
pocos franceses que no ha visto aún la Torre Eiffel". (15)
Lamentablemente, nuestro biografiado termina su vida como el "Nautilus":
¡hundido!
Nestor Genta
Especial para Tribuna de Periodistas
Citas bibliográficas:
1. Berti Eduardo. ABC de un tal Julio Verne. Buenos Aires.
Página 30. diciembre. 1999.
2. Broch Henri. Los fenómenos paranormales. Una reflexión crítica. Editorial
Crítica. Grijalbo. Barcelona. 1987.p.16.
3. S/A. Buena Siembra. La revista de Acuario.www.buenasiembra.com.ar/index.html
4. Perez Ariel. Viaje al centro del Verne desconocido. jgverne.cmact.com/Misc/Acerca.htm
5. Broch Henri. Op.Cit.p.16.
6. S/A.Posted by protheus domingo, octubre 30, 2005 15 Comments.
7. S/A.
8. Iribarren Baños Manuel Enrique. Julio Verne: ciencia y tecnología (RC-17). El
rincón de la Ciencia.nº 6.Mayo-2000.
9. Ibidem.
10. Piro Guillermo. La anticipación del error. 30.04.2005.
www.pagina12.com.ar
11. S/A. Críticas de nuevas y viejas publicaciones. Biblioteca astronómica.
Sección coordinada por Javier Susaeta.www.astro-digital.com
12. Ibidem.
13. Eduardo Berti. Op.Cit.
14. Eduardo Berti. Op.Cit.
15. Eduardo Berti. Op.Cit.
ANEXO
Profetizar el pasado...desde el futuro
No podemos equiparar el talento y la lucidez de Verne con
los escritores de la "fantaciencia".
Reitero a continuación algunos tramos de la investigación "FUTUROLOGÍA EN LA
GRAN PIRÁMIDE DE EGIPTO. DE PROFECÍAS Y MENTIRAS VARIAS", publicado hace un
tiempo en "Tribuna de Periodistas":
H. Spencer Lewis, Primer Imperator de la AMORC (Antigua y Mística
Orden Rosee Crucis) -una de las tantas sociedades ‘místicas’ que pululan por los
EE.UU.- escribió ‘LA PROFECÍA SIMBÓLICA DE LA GRAN PIRÁMIDE’. En el Prefacio
dice que ésta es ‘un monumento para la preservación de la sabiduría y para ser
siempre un profeta del futuro’. En el capítulo VI especifica que ‘el interior de
la Gran Pirámide al igual que el exterior, en dimensiones, largo de líneas,
cruces de líneas, intersección de pasadizos y otros numerosos detalles, revelan
el tiempo y periodo de varios eventos de la historia del hombre. En adición a
estas profecías la Pirámide contiene en sus marcas secretas y elementos
significativos un esbozo de la sabiduría y misterios antiguos. (...) Entre los
primeros eventos Indicados por la Gran Pirámide están aquellos que atañen a la
creación de la Tierra, el gran diluvio universal, el alza y caída del desarrollo
espiritual y mundano del hombre, el gobierno de diferentes reinos por grandes
hombres, las guerras sobresalientes entre naciones y el desarrollo de
movimientos religiosos y morales entre los hombres’.
Entre las fechas históricas que menciona H. Spencer Lewis se
encuentran:
• Nacimiento de Jesús: 4 de octubre A.C. [imposible de comprobar]
• Crucifixión: 5 de abril del 30 D.C. [imposible de comprobar]
• Alemania fue notificada que expiró el ultimátum de Gran Bretaña y esto
equivalía a una declaración de guerra: 4 y 5 de agosto de 1945.
• Predijo que los EE.UU. establecería contacto espiritualmente con la Gran
Guerra y que en 65 a 70 días se vería envuelto en ella. Esto trajo la fecha de
acción una a la primera parte de abril dé 1917 y fue en abril 5 al l 6 de 1917
que los EE.UU. entraron en conflicto.
• Jerusalén fue rescatado por el general Allenby: 11 de diciembre de 1917.
• Fundación de la República Soviética de Petrogrado: 18 de enero de 1918.
• Huida del Kaiser alemán a Holanda y final de la Primera Guerra Mundial: 10 de
noviembre de 1918.
Luego, H. Spencer Lewis, destaca otras fechas, entre ellas: La primera
conferencia de postguerra de cuatro naciones (Gran Bretaña, EE.UU., Francia e
Italia), el Tratado de Sevres, el Tratado de Turquía, el gran desastre
financiero de 1929, la Conferencia del Desarme en Ginebra, y otros eventos en
que el invitado de honor es EE.UU.
Es increíble. ¡Cuántos aciertos! Parece mentira que se profeticen
tantas verdades hasta 1936. En realidad, hay un secretito, que no está
guardado en la Gran Pirámide, sino que está a la vista en la segunda página del
libro de H. Spencer Lewis y en la 18: año de publicación del libro: 1936.
Algún lector mal pensado puede colegir que el autor de ‘LA PROFECÍA SIMBOLICA DE
LA GRAN PIRÁMIDE’ pudo acertar con sucesos anteriores a la edición. Eso no está
bien. No se debe desconfiar de un Imperator.
Este mismo autor dice que ‘cada indicación simbolizada está asociada con
profecías bíblicas o evangélicas como éstas se encuentran en los escritos de la
Santa Biblia y otros escritos sagrados del Oriente’.
A la pregunta que puede hacerse el lector sobre el método y los cálculos que
utilizó Spencer Lewis, el rosacruz sostiene: ‘las elaboradas cartas que son
necesarias para la tabulación de éstas medidas e indicaciones proféticas son
imposibles de reproducir en un libro pequeño, ya que alguna de las cartas cubren
muchos metros cuadrados y si son muy reducidas las muchas líneas y cruces
delicados desaparecen y se hace imposible de leer el significado texto’.
Dicho de otra manera, usted nunca se enterará ni de los métodos ni de los
cálculos utilizados. Salvo que sospeche que libro se escribió con fecha
posterior a los hechos narrados.
Otra pregunta que el lector podría hacerse es: ¿de dónde vino el saber de
los constructores de la Gran Pirámide? H. S Lewis les responde que éste saber
‘pareció entrar en existencia repentinamente, porque no le precedió ninguna
evidencia de sus alcances’.
Es importante tener muy en cuenta la situación planetaria desde el 15 y 16
de setiembre de 1936, ya que S. Lewis asegura que ‘las profecías de la
Pirámide claramente indican que en varias secciones del mundo habrá una reunión
general y gran conferencia, secreta o semisecreta, marcando el comienzo de un
periodo muy definido que no se demorará en revelarse al mundo’.
A sentarse, esperar la revelación y no desesperar....sólo pasaron 71 años".
(...)
"Max Toth, surge a la popularidad por su libro ‘
EL PODER MÁGICO DE LAS PIRÁMIDES’. Seguidamente, publica ‘LAS PROFECÍAS DE LA
PIRÁMIDE’.
Es tan exacto que menciona ‘el versículo clave, sobre cuyo contenido basan
los piramidólogos su creencia en que la pirámide es una Biblia de piedra,
se encuentra en Isaías 19, 19: ' Ese día habrá un altar del Señor en medio de la
tierras de Egipto y una columna consagrada al Señor en la frontera de ésas
tierras' (...) Para comprender más ampliamente las Escrituras que se relacionan
de alguna manera con la pirámide, véanse los siguientes textos de las Sagradas
Escrituras: Salmos 118,22; Isaías 28, 16; Carta a los Romanos 9,33; Isaías
8,14-15; Mateo 21, 42-44; Marcos 12,10-11; Lucas 20, 17-18; Hechos de los
Apóstoles 4,11; Job 38, 4-6, y Zacarías 4,7 (...) los piramidólogos creen que la
inmensa sabiduría de Dios, es unos cuantos pasillos y cámaras, y que los rasgos
simbólicos y las más importantes marcas cronológicas de la Gran Pirámide indican
el plan de salvación y las diferentes revelaciones hechas a la humanidad desde
el principio de los tiempos hasta su final’.
No entrega estudios propios, sino que se remonta a otros investigadores.
Señala que ‘el verdadero final del tiempo registrado por la pirámide se sitúa
entre julio de 1992 y septiembre de 2001’. No se juega demasiado al decir:
‘¿Profetiza en realidad la pirámide la destrucción física del mundo, o
simplemente un cambio drástico en la relación entre los seres humanos para
finales de éste siglo? El tiempo lo dirá’".
[Y el tiempo lo dice: estamos vivos en 2007. ]
(...)
" Georges Barbarin, en ‘EL SECRETO DE LA PIRÁMIDE’, ahonda mucho más
en cifras y medidas que H. S Lewis. Estudia: el pasillo de entrada, la cámara
subterránea, los distintos pasajes (ascendente, horizontal, bajos), la gran
galería, la antecámara, el gran peldaño, las cámaras del rey y de la reina.
Mediante complicados cálculos encuentra en la Gran Pirámide distintos
episodios relacionados con la humanidad bíblica. Así, presenta las fechas
del: Éxodo de Israel, nacimiento y muerte de Jesús. También, destaca otras
fechas históricas similares a las de H. S. Lewis. Esto demuestra que ambos
bebieron de la misma fuente. Sólo que Barbarin se aboca más al estudio de los
Evangelios.
Jean Pierre Adam, en su ‘RECOMPONIENDO EL PASADO’, racionaliza las
‘profecías piramidales’: ‘El principio de éstas teorías fantasiosas es siempre
el mismo: a partir de las medidas de la Gran Pirámide, se deducen las
informaciones científicas (?) más inesperadas y más rigurosas. El más célebre de
los mistificadores de la Gran Pirámide, quien fue también el que logró la mayor
capacidad de adeptos, es Charles Piazzi Smyth, un astrónomo inglés, capaz
de leer éste monumento, simultáneamente, la historia de la humanidad y los datos
astronómicos más extravagantes. Si se tiene en cuenta la inmensa distancia que
separa a la Tierra de la Luna o del Sol, siempre es posible dividir ésas cifras,
por otra parte variables y aproximativas, por la longitud de una arista de la
pirámide para caer (más o menos) en lo justo. Tanto más justo cuanto que Piazzi
Smyth ‘redondeaba’ los datos que no daban como resultado la cifra deseada. Entre
los hallazgos de Charles Piazzi Smyth figura, entre las cifras más heteróclitas,
el número Pi. Es quizás y a pesar de todo el menos incoherente. Una vez
agotadas casi todas las combinaciones de sumas, restas, factores y productos, se
dio cuenta de que la relación entre la suma de los dos lados por la altura de la
pirámide le permitía obtener el número Pi. Este descubrimiento debió de
provocarle una viva emoción, porque una vez el resultado obtenido se aproximaba
al valor matemático, y el número mismo en relación inmediata con la geometría.
La operación parece muy simple: el lado de la Gran Pirámide es de 230 metros y
su altura 146 metros:
2 L 460
----- = ----- = 3,150
H 146
Como buen piramidómano, Smyth acomodaba a su gusto las
dimensiones del monumento, con la garantía de sus propias medidas. Y
naturalmente obtenía un Pi totalmente honorable. En efecto, después de
algunos ensayos, se puede llegar a 3,1416 tomando, en tanteos sucesivos, un lado
de 231,19 metros y una altura de 147,18 metros. Es tan verdadero que todos
pueden jugar a éste sumario ejercicio. Smyth y después de él, el abate Moreux
llegaron al mismo valor exacto de Pi, tomando un lado de 232,805 metros y una
altura de 148,208 metros. Y así seguidamente. Todas las especulaciones gratuitas
de Smyth fueron retomadas por un piramidólogo francés George Barbarin
(ver más arriba GEOMETRÍA PIRAMIDAL), quien conoció sus horas de gloria con un
libro cuyo título testimonia ya una frondosa imaginación: ‘Los secretos de la
pirámide", que puede ser considerado como la antología general de todas las
estupideces escritas y por escribirse acerca de ése monumento.
Basta con leer los términos en que ésta pura joya del saber es presentada
por el editor Hughes de Fleuerville, quien asegura su reedición por suscripción:
‘Este edificio lleva en sí la impronta de un saber sobrehumano, da la
solución de algunos de los mayores problemas astronómicos, geométricos y
geodésicos de todos los tiempos; su sistema de corredores encierra una
cronología geométrica de las fechas más importantes de la historia de la
humanidad’. Ante la lectura de semejante texto, uno termina preguntándose si
todavía es útil mantener escandalosa y estéticamente a los investigadores, y si
es verdaderamente necesario que haya una actividad parlamentaria puesto que
todo, o casi todo, está consignado y previsto en la Gran Pirámide. Es una
lástima, con todo, que el editor desdeñe que George Barbarin haya logrado la
proeza de prever la guerra de 1914-1918...en 1936 y que no vaciló en
renovar la hazaña previendo desde 1942 la guerra de 1939-1940 (...) Todas
estas especulaciones resultan tanto más fáciles cuando las dimensiones de la
Gran Pirámide son aproximativas, se sabe que ha perdido la totalidad de su
revestimiento y que la cúspide está seriamente dañada en alrededor de diez
metros. Por lo tanto, el cálculo de su altura es, topográficamente hablando, un
valor aproximado a la realidad’.
Aunque usted no lo crea Barbarin utiliza la misma ‘ciencia profética’ de
Spencer Lewis: ‘profetizar lo pasado desde el presente’.
Pero no todo está perdido. En apoyo de estos ‘profetas’ acude la ciencia
astrológica de Boris Cristoff, autor que con su ‘ASTROLOGÍA PRECESIONAL’
"acierta" en los siguientes hechos históricos: Guerra Grecoturca; motor Diessel;
Guerra Angloboer, Guerra Rusojaponesa; Fort T; Genocidio Armenio; fascismo;
Primera y Segunda Guerra Mundial; persecución de los judíos por acción de Hitler;
revolución española, revolución china; revolución egipcia; guerrilla en Cuba;
conflicto con Vietnam; bombas atómicas; asesinato de Kennedy; los Beatles; el
Che Guevara.
Es obvio que si el lector no está totalmente conforme con la lectura de las
pirámides puede recurrir al trabajo de Boris Cristoff. Hasta 1968, sus
aciertos no dejan dudas. Pero...en 1983 aparece un ‘Tercer Gran Conflicto
Mundial’. ¿qué Gran Conflicto Mundial hubo en 1983?
En el mismo libro, el astrólogo realiza un estudio de la Argentina. A
ver...
‘1976: Rechazo de capitales e influencias extranjeras, déficit energético’.
‘1978: "...coinciden esporádicamente gobierno y pueblo, auge e intervención
femenina en el gobierno’.
‘1983: descrédito gubernamental, incremento de fuerzas aéreas’
¿Qué le pasó a Cristoff?
¿No le ‘hablaron las estrellas’ de la aparición de Jorge Rafael Videla y de
la tristemente célebre Junta Militar? ¿Y de los ‘desaparecidos’? ¡Ni los
menciona! Sin embargo, con anterioridad fue muy claro con el pronóstico del
Genocidio Armenio y con la matanza de los judíos.
¿Mujeres en el gobierno en 1978?
¿Y en 1983, no se recobró la democracia?
Amigo lector: no desespere. Cristoff, al igual que Spencer Lewis y
Barbarín son exactos cuando escriben sucesos pasados. El trabajo de
Cristoff es de 1969. Es un epígono de los que adivinan para atrás".
(...)
" En www.MISTERIOS.s5.com aparece una nota interesante sobre el
atentado a las Torres Gemelas y su relación con las sociedades secretas.
Allí se ocupan del libro del mexicano Rodolfo Benavides. Libro que en su
momento tuvo mucho éxito. Expresan que ‘En 1952 se realizó la primera edición
del controvertido libro del mejicano Rodolfo Benavides titulado //Dramáticas
profecías de la Gran Pirámide//. Citado y plagiado hasta el hartazgo, sometido a
todo tipo de exégesis y críticas –de las constructivas y de las otras– en ese
trabajo Benavides retorna sobre la teoría –muy popular a finales del siglo XIX–
de que las medidas de la Gran Pirámide de Keops –y especialmente de su galería o
corredor principal– con sus escalones, sus codos, sus diferencias de nivel, en
realidad se ajustan a una cronología de hechos históricos o, mejor dicho, de
momentos poderosamente determinantes de episodios de gran connotación histórica.
Trabajando a partir de la llamada ‘pulgada piramidal’, y tomándola como
correspondiente a un año calendario, Benavides construyó entre fines de los años
'40 y la fecha de la primera edición de su libro, una entretenida aunque en
ocasiones no demasiado rigurosa crónica de la Historia pasada y por venir. Desde
1952 en adelante, los momentos señalados –según ese autor– en el pasillo de la
Gran Pirámide bien pueden corresponderse –o no– con eventos sociales, geológicos
o militares de importancia. Pero hay un instante en la lectura que hoy, tantos
años después de su primera edición, no podemos dejar de repasar con un
escalofrío: es la que se corresponde con la ilustración, con la mención de la
fecha: 17 de setiembre del 2001. Benavides especula con la significación
de la fecha: estamos de acuerdo con él en la liberación de las fuerzas del
mal (aunque tal vez no del mismo signo político que la propaganda post
atentado nos ha hecho creer). No, lógicamente, que el mundo se termina como tal,
aunque por todo lo que ha estado pasando –y seguirá sucediendo– después, es
obvio que la Historia ha dado un vuelco fenomenal: sugestivamente, uno tiene la
sensación que, sin aplaudir la masacre ni la destrucción de víctimas inocentes,
la intentona norteamericana de usar el atentado para atraer la conmiseración de
la humanidad y la fidelidad de ésta a sus planes ha provocado, decía, el efecto
exactamente opuesto. Esto es tan particular que, sin ningún lugar a dudas, como
decía, la Historia ya no será la misma. Pero lo cierto e interesante es que,
errada o acertada la interpretación del escritor, la exactitud de la fecha es
digna de toda consideración. Que un autor acierte por casualidad más de
cincuenta años antes –porque la diferencia de seis días en ese lapso, aun si
consideramos todo como producto de la afiebrada mente del mejicano y
despreciamos la hipotética cronología piramidal, es ciertamente despreciable– el
instante temporal de tantas implicancias es merecedor de todo un estudio
propio’.
El autor del artículo transcripto arriba omite el segundo libro de
Benavides: ‘CUANDO LAS PIEDRAS HABLAN, LOS HOMBRES TIEMBLAN’. Luego del Prólogo,
en el capítulo ‘Continuación de la profecías de la Gran Pirámide’ dice:
‘Se puede suponer por lo que hoy estamos viviendo, que es éste el momento de
oscuridad y del caos en la mente, en las almas y en la naturaleza, preanuncio de
la catástrofe final, de donde nacerá la nueva luz. La Bestia de
destrucción (666) de la que habla el Apocalipsis bíblico, debe hacer crisis
hacia la época de navidad de 1982, aunque sus consecuencias y últimos
coletazos llegarán hacia finales del año 2000 (...) En la medida, en que nos
acercamos a los años 1982-1984 (su libro se publicó en 1979) aumentarán
las visitas de los OVNI’.
En el capítulo XXVI ‘Nuestro tiempo’ se dedica al clima, a los sismos, al
polvo contaminante de la atmósfera, a la plataforma de Puerto Rico.
En el capítulo XXVII ‘Año 1982’, retoma este año debido a que ya en su obra
anterior lo consideraba muy importante. Menciona a una conjunción de planetas,
vuelve al tema de los extraterrestres, retoma el Apocalipsis y la Bestia. Y
remata con una frase esclarecedora: ‘Por eso, en lo referente al año 1982, nada
se puede afirmar en definitiva; pero tampoco se puede negar nada con absoluta
certeza’.
Luego, "profundiza" al ocuparse de 1984: ‘Se cree que esta conjunción
ejercerá alguna influencia sobre nuestro planeta durante varios años’.
Finalmente, estremece al lector cuando expone "en el año 1999 habrá un doble
eclipse solar. La realidad es que fenómenos como éstos ha habido muchos a lo
largo de los siglos, sin que nada especial haya ocurrido a nuestro mundo. Sin
embargo, esto es como aquel que dijo: ‘Yo nunca había estado enfermo...’ y se
murió".
Por si quedan dudas, del atentado de las Torres ni siquiera intuye algo.
Realmente, muy poco serio".
(...)
" El punto de vista científico y la pura lógica parecen, por el momento, ser
lo suficientemente claros como para demostrar que los ‘futurólogos’ actuaron con
arbitrariedad y cierta mendacidad.
Es bastante fácil escribir en el presente situaciones que sucedieron en el
pasado y mostrarlas como futuro.
Con respecto a los sucesos futuros muestran una considerable ambigüedad
y en la mayoría de los casos no se aproximan a la realidad. Por ejemplo,
Rodolfo Benavides, en su ‘LAS DRAMÁTICAS PROFECÍAS DE LA GRAN PIRÁMIDE’
afirma que en el período 1977-1982 puede ocurrir un cataclismo mundial,
con la posibilidad de que el eje de la Tierra cambie de posición. Un gran
planeta frío se acercará a la Tierra y el encuentro entre ambos puede dar lugar
al nacimiento de una nueva luna, cuya masa sería arrancada del planeta.
Nadie puede negar que esta profecía es un disparate.
Hasta la fecha, la Gran Pirámide descansa en Egipto en un eterno presente""
( www.periodicotribuna.com.ar)
Nota: [ ] el texto que figura entre corchetes es opinión del autor de la nota de investigación. También, me pertenecen las negritas y subrayados