Las cuantiosas desprolijidades emanadas desde gobierno central se reproducen con inusitada perfección en Moreno. Si bien los ejecutivos municipales no han podido ejercer control sobre la cantidad y calidad de las partidas de vacunas arribadas a las localidades; sí han incidido sobre las preferencias de aplicación de las mismas.
Las primeras 450 dosis de procedencia rusa llegaron en un vehículo utilitario sin el equipo de refrigeración requerido, al único y desbordado hospital provincial local. Lógicamente fue vitoreado y vanagloriado por las actuales autoridades del nosocomio, en manos de un médico pro cubano/guevarista-comunista; expatriado de la zona sur del conurbano por el Movimiento Evita.
Lógicamente por aquellos días de diciembre, se “vendía” desde el Ministerio de Salud, todavía a cargo del renunciado Ginés, que la prioridad seria todo el personal de salud afectado a la contención de la crisis sanitaria. A mediados de enero la Intendenta Mariel Fernández comunicaba sonriente desde sus redes sociales, que había procedido a aplicarse la primera dosis de la Sputnik-V.
Todo transcurría con tensa calma, hasta que el audio de Horacio Verbitsky desató el temporal. Funcionarios y concejales comenzaron a bajar las imágenes desde sus perfiles, ni hablar de la mandataria local, que instruyo a borrar todo su Instagram, aduciendo luego que había sido víctima de un ataque cibernético.
El descalabro comenzó a precipitarse, el salteo en el orden de prioridades se hizo patente, renuncia Ginés González y el efecto cascada mancha a la provincia y a los municipios.
Moreno cuenta con una cápita de adultos mayores cercana a los 63.000, debemos sumar unos 16.000 docentes más una cantidad imprecisa de personal de salud y seguridad. Hasta la fecha los registros de la página del municipio indican que unas 12.000 vacunas de las diferentes procedencias fueron inoculadas en brazos morenenses. Queda a las claras que ni cerca estamos de las 80.000 dosis de urgencia que se necesitan.
La estrategia de monopolizar las vacunas con el objetivo del redito electoral
Del Instituto Patria se disparó la orden de Cristina Fernández de dar inmediata apoyatura al catastrófico gobierno de Kiccillof. Por tanto, las primeras partidas de las vacunas arribadas desde Rusia quedaron en el poder discrecional de la Provincia, que repartió a cuenta gotas y en municipios afines la vital inyección.
Las mismas fueron distribuidas no de acuerdo a la cantidad de habitantes de los distritos, sino al número de sufragios aportados a la causa. Lógicamente Moreno se lleva todos los laureles, con unas 170.000 papeletas frentistas en 2019.
Desde la cabeza provincial se observaron tres vertientes bien definidas a nivel local: La Campora (Máximo Kirchner), que intentaría imponer a Mariel Fernández como vicepresidenta del Partido Justicialista de Buenos Aires; Los sindicatos como ATE y SUTEBA y el resto derivado directamente a la estructura sanitaria regional.
En lo que respecta a Moreno, se colocaron gazebos dentro de establecimientos educativos, gremios, gimnasios y en la Universidad Pública, parece que no bastaron las 46 salas de atención primaria dispuestas en toda la localidad. La cuestión pasaba por vacunar a la tropa propia y anotar a los demás en registros innecesarios con qué intención non sancta.
Y así se fueron sucediendo cantidades de casos sospechosos de adelantamiento al orden de esencialidad previsto por el mismo Ministerio de Salud de la Nación. Funcionarios, Jóvenes y docentes militantes fueron ocupando el turno de personas mayores y de grupos de riesgo de todo el país.
Un punto a parte para la actuación de la Universidad Nacional de Moreno, que fue la última en acogerse al plan de vacunación previsto, producto del desajuste provocado por la ruptura definitiva de la alianza electoral entre Mariano West y Mariel Fernández.
Esto llevo al verdugo de Moreno a tener que utilizar su ultimo bastión para mostrar el escaso poder con el que cuenta. Para ello conto con la intermediación necesaria de la Concejal en uso de licencia y actual funcionaria de Nación, Patricia Rosemberg. La casa de altos estudios permanece en las garras de West desde su creación y se ha convertido en el reducto final de sus acólitos. Desde allí resiste con lo poco que tiene para no caerse definitivamente del mapa político.
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