Una carta de reconocimiento a Francisco por su labor en favor de la paz y la justicia en el mundo con motivo de cumplirse ocho años de su elección reunió a conspicuos dirigentes de uno y otro lado de la grieta. Dirigentes como Máximo Kirchner y María Eugenia Vidal la suscribieron. Si embargo, no lo hicieron Cristina Kirchner, ni Mauricio Macri
Es realmente una pena que los dos principales exponentes de la profunda división política que atraviesa a los argentinos no hayan compartido una iniciativa como esta y haber protagonizado un gesto de civilidad que conllevaba el mensaje de que muchas cosas los separan, pero que otras los unen, como a la mayoría de los argentinos.
No pretendemos aquí equiparar moralmente a estas personas. Cada argentino tendrá su juicio respecto de cada una de ellas. Tampoco de menoscabar la acción de la justicia, que debe establecer responsabilidades frente a eventuales delitos de corrupción y condenar como corresponde a los culpables. Eso es harina de otro costal.
A lo que nos estamos refiriendo ahora es a la importancia de los gestos en una Argentina desgarrada. Y que parece marchar hacia una profundización de las tensiones con el zamarreo kirchnerista a la Justicia y la lógica reacción de la oposición que, por lo demás, trata de remarcar los errores del Gobierno en un año electoral.
No vamos a negar que la figura del Papa es controvertida desde el punto de vista de la política vernácula. Pero en la carta no se hacen consideraciones sobre este aspecto, sino de su pontificado a nivel global, que le viene significando hace años, según los sondeos de Gallup, ser el líder más reconocido en el mundo.
Algunos dirán que Macri sufrió el destrato por parte del Papa, reflejado en aquel gesto adusto que Francisco exhibió para la foto tras la primera visita del entonces presidente argentino. Más allá de que el pontífice dice tener sus razones por el trato frío que signó la relación, ¿acaso no es tiempo de actuar con grandeza?
Más inexplicable aún es que no haya firmado Cristina. Ella buscó y obtuvo el apoyo del Papa, aunque el vinculo no terminó bien por algunas actitudes de ella que a Francisco no le gustaron. Realmente, la actual vicepresidenta tiene una deuda de gratitud con Jorge Bergoglio y debió ser la primera en firmar la carta.
Pero acá no parece ser el vinculo de Macri y Cristina con Francisco lo que explica la no firma, sino el querer evitar ser parte de cualquier iniciativa conjunta. El otro es lo peor y debo estar lo más dejos de él, sería la síntesis. Perón decía: al enemigo ni justicia. En este caso, con el enemigo ni una salutación al Papa.
Se dirá que, al fin y al cabo, se trata de actitudes personales de dos líderes que se detestan. Pero los líderes emiten señales a la sociedad que tienen un valor pedagógico, sea para el bien o para el mal, y conllevan una repercusión entre los dirigentes de su sector político. Deberían ser conscientes de las consecuencias.
Hay algo alentador: a pesar de Cristina y Mauricio hay muchos dirigentes que decidieron saltar la grieta para esta salutación a Francisco. Cristina y Mauricio, en cambio, se aferran a ella. Parecen necesitarla. Sepan que eso le hace un gran daño a un país muy dañado hace muchos años por malos gobernantes.
Pero mirá vos, FRANCISCO por su aniversario está contando las cartas de salutación que llegan de Argentina??????? Si tkene en cuenta siempre a Peronistas y kirchneristas, mayoritariamente, para que corno saludar. No te tiene en cuenta y tengo que enviarle un saludo?????
Mire Don Sergio, no se meta a relatar la política de este país porque va a dejar a todos desconformes. Acá no hay una Argentina desgarrada, lo que hay es una noción de la política bastante pervertida. Cristina y Mauricio no son "dos líderes que se detestan". En realidad ninguno de ellos es un líder para la Argentina. Cristina adoptó una ideología que tiene por todo fundamento detestar y odiar al enemigo, en todo. Cristina impone esa ideología desde un poder extorsivo que cultiva tanto hacia sus colaboradores como hacia sus probables jueces o críticos. El objetivo de Cristina, para el cual ejerce su liderazgo, no es mejorar el país sino eliminar y destruir a cualquiera que se asome. El liderazgo de Cristina se limita a su banda, y consiste en mostrarle a sus seguidores la necesidad de acosar permanentemente a los adversarios, un acoso permanente que no es invento de Cristina porque ya lo describió perfectamente Joseph Goebbels, como Ministro de Propaganda. Por otra parte, Macri no es un líder, porque un líder necesariamente requiere iniciativas responsables para encontrar soluciones o lograr un objetivo. Macri es uno más de esa clase de progres tibios que espera que las cosas se solucionen solas.
Se tiene miedo porque ambos son descuidadores. Si te descuidas, te quitan el calzon sin sacarte el pantalon
Que va a suscribir el siniestro de Macri. Esa mafia.-
¿El Sr. Rubin escribe desde un seminario? Gracias a Dios, mi relación con el creador no está mediada por tipos como pancho.