Pese a lo que algunos creen, la profundización de la crisis sanitaria, los contagios, las internaciones y los muertos son totalmente funcionales al proyecto de impunidad del régimen.
El caos y el miedo siempre benefician a quienes están dispuestos a llevar adelante una escalada autoritaria.
No temen el desprestigio de la gestión de gobierno, porque saben que –salvo los fanáticos- el descrédito no tiene retorno. Llegó para quedarse.
La vacunación de amigos que aún persiste –pese al escándalo- en perjuicio de la población más vulnerable, es la muestra más acabada del abandono oficialista de todo intento por buscar respaldo más allá de sus adherentes fanáticos.
El régimen apuesta a la muerte y el descontrol sanitario como excusa para desplegar nuevas medidas autoritarias y paralizar aún más al Poder Judicial. El Poder que lentamente avanza con las causas que preocupan a la Vicepresidente, podría doblegarse frente al miedo a las iniciativas legislativas que buscan su disciplinamiento, y a las medidas sanitarias que el gremio judicial utilizará estratégicamente para eludir sus obligaciones esenciales.
El modelo “Gildo” ya tuvo el vergonzoso aval de las autoridades nacionales que dicen defender los Derechos Humanos, y el respaldo del propio Presidente de la Nación. Claramente, la infectadura les sienta bien.
El kirchnerismo pretenderá, además, justificar la postergación o eliminación de las PASO, y con ello, sentarán un peligroso precedente para las elecciones generales.
La postergación de elecciones sería un duro golpe al debate político, que nunca se detiene, pero que adquiere mayor atención de la ciudadanía en épocas electorales. La pretendida postergación no perseguiría, únicamente, dilatar la inevitable derrota electoral, sino evitar la amplificación comunicacional de su desastrosa gestión y de su corrupción infinita.
¿Y si se vota? En ese caso, serán nuestros mayores (históricamente los más refractarios al oficialismo) los destinatarios de una campaña del miedo para que los viejos no concurran a las urnas. Mientras tanto, los camporitos inmunizados podrán pasearse por los barrios del conurbano bonaerense haciendo la V y diciendo que “la Patria es el otro”.
Expertos en extorsión moral, los jerarcas del régimen apelarán a la unidad nacional, condicionando a los “larretas” y “vidales”, y escrachando, desde la impunidad que solo da el peronismo, a todo aquel que intente cuestionar la eficiencia y honestidad de nuestros gobernantes, mientras los cadáveres se apilan.
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