Cuando en un insólito exceso de optimismo el presidente Alberto Fernández anunció recurrentemente la llegada de millones de vacunas para antes de fin del año pasado, primero, y luego para el primer trimestre de 2021, no creía estar mintiendo. Tal vez sabía que exageraba, pero pensaba que en líneas generales lo que prometía podía cumplirse. Es lo que aseguran desde su entorno y no hay por qué ponerlo en duda. Aun cuando desde estas mismas páginas se advertía que por simple matemática debía inferirse la imposibilidad de cumplir con semejantes augurios, Fernández insistía.
Como sea, bajo ningún punto de vista imaginaba que las cosas podrían complicarse tanto con lo que interpretaba sería la bala de plata para la pandemia.
En el mar de dudas que plantea hoy el mercado de vacunas, los anuncios ahora resultan imprecisos, pero ciertamente más adecuados. Así es como Alberto Fernández anunció la última semana que estarán entrando “vacunas suficientes en la segunda mitad de abril”. Ergo, ya no se arriesga a tirar cifras y lo que venga será bienvenido, aunque se descuenta que no alcanzará.
De lo que no queda duda es que el novedoso giro discursivo dado en la semana por el jefe de Gabinete, respecto de la posibilidad de que cualquiera que se lo proponga tiene vía libre del gobierno nacional para acceder al mercado de vacunas, tiene una intencionalidad bien específica. Porque hasta ahora el Poder Ejecutivo Nacional no había dejado dudas en ese sentido. Desde el inicio de la pandemia con la centralización de la compra de respiradores, esta administración dejó claro que monopolizaría esas negociaciones. Y hasta parecía razonable. Al anunciar Santiago Cafiero que la ley no prohíbe a otros estados ni a privados, comprar vacunas, trasparentó el deseo del gobierno de socializar ahora las responsabilidades en una materia en la que claramente hasta ahora ha fracasado.
Como estrategia es más previsible que comprensible, pero así y todo no cayó bien en sectores duros del oficialismo que se inquietan al pensar en la posibilidad de que el enemigo Horacio Rodríguez Larreta pueda acceder a la vacuna de Pfizer. El solo pensar eso les quita el sueño, imaginando la repercusión electoral de semejante movida. Para el jefe de Gobierno es todo un desafío, pero no le sobran recursos para eso y Nación lo sabe.
Más práctico, el gobernador bonaerense tiene otra visión y trascendió que ya habría contactado a privados para explorar la posibilidad de que a través de sus casas matrices en el exterior puedan acceder a vacunas que compartan con la Provincia. Tanto para Axel Kicillof, CABA, Córdoba o los distritos que analicen iniciar negociaciones propias por vacunas, la posibilidad de conseguirlas en lo inmediato es realmente imposible; en el mejor de los casos, lo que puedan acordar será para fin de año. Pasadas las elecciones, para más datos.
Si bien es cierto que los últimos embarques arribados permitieron engrosar la provisión de vacunas, hace días que no llega nada y no hay confirmación de más dosis en camino, salvo el referido comentario presidencial. De ahí que se hayan escuchado advertencias sobre el stock restante: la Ciudad tiene hasta el viernes que viene, mientras que en la Provincia las vacunas alcanzan hasta el miércoles, según precisó el ministro Daniel Gollán.
La pandemia es la principal obsesión del gobernador Kicillof, quien no se anda con chiquitas a la hora de graficar la segunda ola. Habló de “tsunami”, y se sabe que era partidario de restricciones más extremas que las finalmente dispuestas por el Estado nacional. Por eso fue que este fin de semana habilitó a través de un decreto medidas que van más en sintonía con lo que él sugería instrumentar al menos en el AMBA. Se sabe que el gobernador está enojado con Martín Guzmán, por haber dicho hace pocos días que “hoy la economía no podría soportar una cuarentena estricta como la que se implementó en marzo de 2020”. Pero el ministro de Economía está convencido de ello, y ese pensamiento se tradujo en el Presupuesto 2021, donde no figuran prevenciones respecto de la segunda ola que ya está entre nosotros. No hay presupuestado IFE, ni ATP, y las previsiones de crecimiento no tienen en cuenta un nuevo encierro que vuelva a paralizar la economía.
En eso deberían estar de acuerdo todos en el oficialismo, ya que este es un año electoral y se sabe que las elecciones son la verdadera gran obsesión del Frente de Todos. En ese marco es que se consideró siempre a las vacunas como un instrumento de la campaña. Así y todo, Kicillof está enojado con Guzmán, con el que mantiene una disputa subterránea. En el gobierno paralelo que se le asigna tener a Cristina Fernández de Kirchner, el gobernador bonaerense vuelve a ser su ministro de Economía.
La asistencia a las empresas vía ATP volverá a través de los Repro, pero ese sector considera un error afirmar en que no se va a reflotar el IFE. “Algo tenemos que hacer”, se insiste y el Presidente ha encomendado encontrar instrumentos para asistir a los que serán afectados por las nuevas restricciones. Como sea, el problema es que nadie piensa que las medidas anunciadas el miércoles por el Presidente desde los jardines de Olivos -hubo coincidencia en que las imágenes difundidas por la propia Presidencia de la grabación del mensaje de un Alberto Fernández transitando su quinto día con Covid dieron una fuerte sensación de soledad presidencial- vayan a ser levantadas el 30 de abril. Dependerá de que bajen los contagios, se ha dicho, y nada hace presumir eso.
Infectóloga del Hospital Muñiz, la doctora Gabriela Piovano consideró “insuficientes” las restricciones anunciadas, entre las que ella hubiera agregado la suspensión de clases presenciales. Alertó que el incremento de casos se mantendrá de manera constante durante los próximos 20 días, y no descartó que se pueda llegar a los 100 mil casos en una sola jornada.
El pico de lo que ahora podríamos considerar “la primera ola” fue en octubre, con 18.326 casos, pero toda comparación es incompleta si se tiene en cuenta que el número de testeos ha sido siempre irregular. Hoy se está testeando tres veces más que en ese mes de octubre, pero así y todo sigue siendo un número insuficiente.
En ese contexto se descuenta que las restricciones anunciadas esta semana se extenderán más allá de fin de mes, pero también que puedan anunciarse medidas más contundentes, habida cuenta la ascendencia que en este gobierno tiene el ala referenciada en la vicepresidenta. Esta vez prevalecieron los moderados, pero en base a los antecedentes nada indica que esa sea la postura definitiva.
Si la segunda ola es, como anuncia Kicillof y abona la doctora Piovano, un tsunami, se plantean interrogantes respecto al cronograma electoral del presente año. Finalmente el gobierno oficializó su oferta a la principal oposición y el viernes se presentó un borrador del proyecto para votar un mes después, tanto en las PASO, como en las elecciones generales de octubre. Juntos por el Cambio analizará esta semana si acepta o no la propuesta, que ya es ganancia para el oficialismo en cuanto a que el tema genera grietas dentro de la oposición.
En la previa del encuentro con Eduardo “Wado” de Pedro, el presidente de la Cámara de Diputados había hablado de la posibilidad de suspender las primarias o realizarlas el mismo día de las elecciones generales, en una suerte de Ley de Lemas, pero finalmente quedó como una propuesta de máxima para después negociar algo más razonable. Puestos a recibir algo a cambio para llevar luego a la mesa de negociación dentro de JxC, los jefes parlamentarios de la oposición sugirieron implementar la boleta única, pero el ministro del Interior aclaró que puestos en marcha los procesos licitatorios correspondientes, eso ya no es posible. Quedará para más adelante. O sea nunca.
Más productivo le resultaría a la oposición proponer una prenda de buena voluntad más viable, como la aprobación del voto postal, que regía por decreto de Macri, que este gobierno acaba de derogar, argumentando que no se puede legislar por decreto en materia electoral. Se ve que a nadie se le ocurrió.
Más allá de los halcones de Juntos por el Cambio que no quieren postergar las elecciones porque “a este gobierno no le creemos nada”, se descuenta que terminarán aceptando, sobre todo porque el oficialismo cuenta con los votos de la mayoría del resto de la oposición para aprobar la modificación en Diputados (en el Senado sale con fritas).
Está también el antecedente difundido por el Institute for Democracy and Electoral Assistance (IDEA) que precisó que entre el 21 de febrero de 2020 y el 28 de marzo de 2021, 78 países y territorios del mundo postergaron sus procesos electorales. Eso sí, la gran mayoría luego los llevó adelante.