Los presos de alta peligrosidad deberían permanecer en las cárceles tradicionales, que tienen buena solidez y no se les debería agregar a los de menor peligrosidad y "primarios" como suele pasar, porque los echan a perder. Entre otras cosas, los violan y maltratan. Teniendo en cuenta que la mitad de los presos tienen S.I.D.A., es evidente que contagiarán esta enfermedad a los novatos y allí se generarán grandes odios contra la sociedad, los cuales se manifiestan, por ejemplo, en las torturas y asesinatos de indefensos ancianos que luego suceden.
Después de los maltratos iniciales, significaría para los novatos ingresar en la "universidad del delito" para aprender cada día más acerca de toda clase de ilícitos. Entonces, la proclama de que la cárcel los va a corregir como lo manda la Constitución Nacional va a funcionar exactamente al revés y nuestras leyes serán burladas por los mismos funcionarios encargados de respetarlas y hacerlas respetar por otros, los cuales juraron con su mano extendida al asumir sus cargos.
Las comisarías están saturadas por miles de presos de alta peligrosidad que deberían contar con un servicio de detección psiquiátrica para aislamiento preventivo con regímenes de aislamiento especial -en caso de surgir como necesario- y evitar la degradación, hasta que cumplan su condena completa o que reduzcan su peligrosidad a "media" o "baja". Entonces pasarían a campamentos de trabajo. Debería haber un "Hospital Penitenciario", tal como hay Hospital Ferroviario, Hospital Naval, Hospital Militar, etcétera, con lo que se acabarán los reiterados intentos de "rescates de delincuentes", con tiroteos y muertes de gente inocente.
¿Qué hacemos entonces?
Los presos de media peligrosidad se enviarían a campamentos de rehabilitación, en donde habrá carpinterías para hacer pupitres, pizarrones, mesas para los colegios; herrerías para hacer camas, vitrinas, ganchos de pié para colgar el suero en los hospitales (que ahora atan con trapos a las ventanas), producción de pan, galletitas, envasado de múltiples comestibles para abastecer hospitales y colegios; y cobrarán medio "Plan Trabajar" para que, cuando salgan, tengan un oficio y un ahorro para enfrentar la vida. Hoy liberan a los presos a las 7 de la tarde a muchos kilómetros de su familia, sin un peso encima y con hambre. Y el ex convicto para comer va a tener que asaltar al primero que se le cruce a unas cuadras de la cárcel.
Nuestros gobiernos nos acostumbraron durante muchos años al desprecio y jamás nos han escuchado. Es por ello que otros países "más adelantados" pretenden seguir manejándonos "per secula seculorum" (por los siglos de los siglos). Nos acoplaron el término "sudacas" pero nosotros vamos a ir reordenando nuestra propia "razón de existir" y les mostraremos -sin rencor, con inteligencia- que sabemos cómo salir adelante socialmente como hicieron ellos con la "tolerancia cero", pero nosotros lo haremos con la "prevención diez".
Hablo como especialista en seguridad interna e internacional, remarcando detalles propios de la Argentina, pero que son similares a los de los países de Centro y Sudamérica. Preste atención:
Aquí sobran terrenos para instalar campamentos, como cientos de hectáreas en zonas ya custodiadas de muchísimo tiempo atrás como Campo de Mayo para evitar grandes costos de entrada.
También sobran contenedores de la época de las importaciones y vagones ferroviarios para hacer dormitorios, depósitos, galpones, que se encuentran realmente abandonados en potreros y playones, y que son habitualmente utilizados para violar mujeres y chicos de lo que los diarios y la televisión dan la noticia frecuentemente, y nadie se preocupa aunque hayan hecho pedazos a una familia.
No es necesario construir más cárceles sólidas que nos cuesten una fortuna. Por otro lado, cuando pase esta emergencia ¿para qué las vamos a usar?
Los presos de baja peligrosidad van a realizar trabajos fuera del área de encierro, tipo arreglo de caminos, plazas, colegios, hospitales, y demás edificios públicos y cobrarán un "Plan trabajar". Y forestar, ya que nos quedan muy pocos árboles.
Muchos países hoy "triunfadores" en sus épocas críticas forestaron y disfrutan. Sólo en la Patagonia hay veinte millones de hectáreas “peladas”. La falta de árboles causa el efecto de aumentar el fatal recalentamiento de la tierra, lo cual es una amenaza al planeta Tierra.
¿Cooperativa de bien público…?
En este preciso momento, la gente pobre está enojada porque no puede comprar productos de básica necesidad. Le sugiero a ella una solución: que los presos de los campamentos de trabajo envasen harina, yerba, azúcar, fideos, lentejas, pan, puré de tomates, frutas y verduras, etcétera, todos ellos alimentos muy baratos para vender a precio económico a la inmensa clase humilde que los consumen y que hoy están pagando el 21 % de IVA, impuestos a las ganancias 35%, impuestos al cheque, tarifas de abastos municipales que cobran todas las municipalidades por las que pasa el producto y que juntas pueden llegar al 27% del valor total, y otras metidas de mano en el bolsillo.
¿ Es lógico que un paquete con comida de costo $ 10 tenga $ 7 de impuestos..? Darse cuenta que el odio de clases es cada vez mayor y encima los pobres tienen razón. Que se haga una marca como existió “Flor de Ceibo”, para los pobres, y con lo que produzca razonablemente que se financien las cárceles.
No hace falta que explique que muchas veces los empresarios forman "carteles" para manejar los precios y mantenerlos elevados, por lo cual basta con crearles competencia para producir la baja de los productos que ellos venden.
Los invito a ver a continuación las ilustraciones para descubriri cómo pueden usarse los contenedores de importaciones y los vagones ferroviarios por ahora inútiles.
Es el principio de una posible solución que nos beneficiará a todos.
Luis Augusto Weckesser
Subcomisario R.A.
Provincia de Buenos Aires