La turbulenta política vernácula da para todo. Y si la grieta está cada vez más profunda, la gran mayoría de sus protagonistas se encarga de ratificarlo día a día. Pero si los muchachos que están en el poder no ocultan favoritismos y ventajas para sus amigos, la indignación del resto se hace evidente.

En tiempos de pandemia, donde Argentina veía crecer con preocupación los contagios de coronavirus hubo un escándalo que marcó un quiebre en el humor social. De la nada y ante la escasez de vacunas en el país, saltó el vacunatorio VIP.

Y al frente de todo estaba ni más ni menos que el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García. Este alto funcionario, hombre de confianza del presidente Alberto Fernández, armó un listado de privilegio para los amigos. Variado, eso sí. Dirigentes políticos, legisladores, periodistas, asesores. Todos vulnerando las limitaciones que imponía el protocolo para recibir las vacunas: grupos etarios, grupos de riesgo por enfermedades prevalentes y personal estratégico o esencial. Los beneficiarios, unos 70 hombres y mujeres, “saltaban la fila” gracias al amigo Ginés.

Un anticipo fue la advertencia que hizo Beatriz Sarlo, quien denunció sin dar nombres que le habían ofrecido vacunarse “por debajo de la mesa”. Esa metáfora que utilizó la prestigiosa intelectual fue ratificada poco tiempo después por el periodista Horacio Verbitsky. Pero el “Perro” ladró y dio nombres. Ginés quedó desnudo con la inesperada confesión del periodista y tuvo que dar el portazo a la cartera de Salud.

El más reciente y no menos polémico escándalo se da con un abonado de la grieta: Amado Boudou. El exvicepresidente caído en desgracia por sus causas judiciales ahora fue quien apareció con nombre, apellido y DNI en el sitio oficial del Ministerio de Hábitat como beneficiario de un crédito hipotecario a 30 años, a tasa cero. Modesto, eso sí. Es para hacerse una casita de hasta 60 metros cuadrados en Quilmes. Pero algo es algo, ya que hoy vive en una cómoda casa prestada en Avellaneda donde cumple arresto domiciliario.

Lo llamativo es que su nombre figuró en un listado de los adjudicatarios para la línea Créditos Casa Propia, un día después del acto que encabezó el presidente Alberto Fernández y el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi (el mismo que le cedió la casa en Avellaneda, su pago chico).

A toda esta situación se le sumó la explicación del Gobierno que, como suele suceder, cuando aclara no hace más que oscurecer. Desde el ministerio de Ferraresi explicaron a los medios que Boudou nunca se postuló para recibir ese crédito sino que otra persona lo hizo con sus datos. La explicación conduce a más preguntas: nadie sabe por qué el sistema le adjudicó el crédito siendo que gana $420 mil pesos (cuando el máximo es de $175 mil); cómo hizo un desconocido para completar todos los formularios y un centenar de preguntas más.

Si pensamos que el hombre fue condenado por la Justicia por haber querido quedarse con la fábrica de billetes Ciccone Calcográfica, esta cifra para pagar en cómodas cuotas no es algo comparable, pero sí constituye un privilegio polémico.

¿Por qué es un privilegio? Porque hubo 128.745 inscriptos en todo el país y Casa Propia otorgará apenas 65.000 créditos. Claro, entre ellos, Amado Boudou. Pero como fue en el escándalo del vacunatorio VIP, lo que queda en evidencia es que para la mala política, amigos son los amigos.