Alberto Fernández viene sin oxígeno de hace rato. La interna del kirchnerismo lo tiene contra las cuerdas. La energía que debería poner en frenar la inflación debe gastarla en las necesidades judiciales de su jefa. Y, encima, tiene que lidiar con la pandemia. Coronó el fin de semana con un papelón. Cuando dos periodistas le preguntaron por qué su gobierno nunca compró vacunas Pfizer su respuesta fue asombrosa: "¿Saben cuál fue la primera vacuna que se aprobó en Argentina? La Pfizer. Entonces, explíquenme por qué si aprobé la vacuna después no la compré".
Por suerte el lunes apareció Patricia Bullrich, a rescatarlo. La presidenta del PRO aseguró que el exministro de Salud Ginés González le había pedido un "retorno", una coima, a Pfizer cuando se negociaba la compra de la vacuna de ese laboratorio. Y que el instrumento de ese "retorno" era exigir que Pfizer contratara un "intermediario" local, un empresario del sector vinculado al gobierno. También involucró a Alberto Fernández al considerar que el Presidente no ignoraba los hechos.
Bullrich fue más allá: pidió que algún fiscal investigara. "Si llaman a las personas de Pfizer ellos van a decir la verdad". Bueno, dos días después, sin que lo pidiera ningún fiscal, Pfizer habló a través de un comunicado. “Pfizer no ha recibido peticiones de pagos indebidos en ningún momento”, dijo el laboratorio.
Fue un balazo para Bullrich. A menos que tenga pruebas contundentes, la presidenta del principal partido de la oposición queda al borde de la irresponsabilidad y el petardismo, con una denuncia gravísima , porque se trata de una acusación de corrupción con el manejo de las vacunas y la posibilidad de evitar miles de muertes. Bullrich se fue al pasto.
Hasta desde el punto de vista de su propia conveniencia política Bullrich cometió una torpeza. El presidente Fernández, que sigue sin poder explicar por qué Uruguay y Chile consiguieron la Pfizer y Argentina no, ahora ya puede dedicarse a despotricar contra opositores irresponsables y mezquinos.
Está claro que Fernández piensa reírse de Bullrich en los próximos meses. Contrató al abogado Gregorio Dalbón para llevar a Bullrich a la Justicia. Bullrich pretendió meter a Fernández en un brete y al final terminará ella de bufón en el circo del Presidente.