"El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que
serán gobernados por personas que sí se interesan" Arnold Joseph
Toynbee
El gobierno nacional no ha podido aún capitalizar un sólo día en los últimos
dos meses en beneficio de la campaña de “Cristina Presidente”.
La acuciante crisis energética que se ha instalado como un castigo divino
para los funcionarios, en cuanto el humor de la gente no es el más
amigable, al sufrir aumentos en las tarifas y castigos por el consumo, pero
paralelamente sufre incómodas restricciones, esto sumado a que, si es
molesto estar sin luz, sin gas o sin agua, mucho más lo es el estar "suspendido" o bien
"despedido" porque estas medidas afectan a las empresas en
las que trabajan muchos de esos ciudadanos que no llegan a fin de mes.
Esos que son buscados y tentados para aumentar las convocatorias de los
actos, esos que aplauden, que llevan a sus hijos para ser tocados por los
políticos, esos a los que conducen con promesas, pagos y regalos.
El clientelismo, es sólo eso: un recurso oportunistas,
mediocre que encuentra un parámetro similar en los coliseos romanos
donde se distraía al pueblo y se les arrojaba algún alimento para
demostrar lo magnánimo que podía ser el gobernante de turno.
La política, y la forma en que se hace política no es algo nuevo, y
nuestros políticos distan mucho de ser considerados unos estadistas.
Más allá de las derrotas electorales que sufrió el oficialismo, esto a
fuerza de verdad sólo los incomoda en que ahora tal vez exista algo para
comparar, pero sólo eso, siguen siendo gobierno, y eso les da mucha ventaja
sobre lo que pueda hacer o no la oposición.
En los años de experiencia de cubrir elecciones uno siempre escucha y ve
que en política -por lo menos en los últimos largos años- prevalece quien
tiene la plata y luego la estructura, otros se dedican a simplemente
“jugar” y hacer un buen negocio en cada elección que hay.
Pero todo no está tranquilo en el círculo oficialista, las peleas internas
han cobrado una dimensión inesperada y está en el compromiso y la
habilidad de la oposición el poder demostrarnos a todos que no están sólo
para proponer inútiles proyectos o denuncias mediáticas carentes de
sustento.
Lo curioso en estas dos últimas semanas, ha sido que los mayores problemas
políticos no han salido de la valentía o la productividad de la oposición,
sino de las torpezas y la impunidad en la que creen vivir varios de los
funcionarios de primera línea, se ha tratado de minimizar las denuncias
contra la Ministro de Economía, Felisa Miceli, y la Secretaria de Medio
Ambiente, Romina Picolotti.
Analizado el impacto político y los costos, el gobierno ha decidido apoyar
a ambas funcionarias y esbozar la "Teoría de la Conspiración", pero sin
lugar a dudas en esto no es el gobierno el único culpable de semejante
derroche de dinero, lo hecho por Miceli y Picolotti es sólo una muestra de
lo que ocurre cuando otros funcionarios no cumplen con sus tareas de control.
Ante estos hechos que la Justicia seguramente investigará con la
venda en los ojos, deberíamos preguntarnos qué hacen los empleados que
todos pagamos en la Oficina Anticorrupción, en la SIGEN y, por qué no, en la
mismísima Jefatura de Gabinete de Ministros a cargo de Alberto Fernández,
a quien esto salpica y mucho. Tampoco es una novedad que la Fiscalía
Nacional de Investigaciones Administrativas ha sido extemporánea en
investigar a funcionarios como Miceli.
Para que el lector comprenda un poco más de qué se trata, tenemos que
decir que, por ejemplo, son muchos los funcionarios que desde hace años se
han tomado con total desidia la presentación de las famosas Declaraciones
Juradas, tanto públicas como reservadas, omitiendo muchos de los datos de
forma dolosa o bien falseando los mismos, y esto es algo bien conocido por
las autoridades de la propia Oficina Anticorrupción, a pesar de ello,
muchas veces incluso denuncia mediante, no se ha tomado medidas al respecto
y solo se han limitado a solicitarle al funcionario aclaraciones, algunas más
ridículas que los actos que motivaron dicho pedido, ya que nadie al parecer
se digna a leer detenidamente lo informado, es decir, al parecer, en sintonía
con el gobierno mismo, alcanza con solo dar una explicación, sin importar
si esta es coherente o no, la respuesta será, se intimó al funcionario y
este respondió.
Otras veces directamente el órgano de control no da respuestas.
De esta dependencia que no ha obtenido un fallo favorable a pesar de que se
han instruido varios sumarios, surgió el titular de la Fiscalía Nacional
de Investigaciones Administrativas el Dr. Garrido, cargo que ganó en un
escandaloso concurso.
En su paso por la mencionada oficina, Garrido fue el Director de
Investigaciones de la misma y fue también el responsable de las
investigaciones y sus resultados, además de otras que por decisión de él
no llegaron nunca a la Justicia, a pesar de que sobraban elementos para
ello.
Para darle una mano, tampoco se podía esperar mucho de un funcionario de la
misma administración.
Más cerca en el tiempo, son varios los funcionarios del gobierno actual que
no resisten un análisis de sus Declaraciones Juradas, a pesar de que lo
omisión maliciosa de los datos requeridos o su falsedad constituye un
delito, y en esto hay por lo menos dos ministros más con serias
irregularidades en sus declaraciones, pero que al parecer nadie ha
controlado a pesar de las observaciones hechas.
El caso de la SIGEN es otro muy similar, en el que generalmente los
controles no se cumplen con la rigurosidad y transparencia, después de
todo, para que molestarse si nunca ocurre nada.
Por el lado de la Jefatura de Ministros la cosa no es muy diferente de lo
que ocurre en otras dependencias o ministerios, si alguien se tomara el
trabajo de analizar los agentes de la administración contratados se llevaría
varias sorpresas, por lo que el escándalo de lo hecho por Picolotti no es
solo responsabilidad de la desdibujada abogada.
Y esto es así por la sencilla razón de que la Secretaria de Ambiente y
Desarrollo Sustentable es una dependencia de dicha jefatura. Por esto cuesta
creer que alguien como Alberto Fernández necesite declarar a la prensa que
le pidió a su subordinada que informe por escrito los motivos de la
investigación periodística que desató el escándalo, ya que es ser
“naif” pensar que muchos de los contratos y gastos cuestionados no han
pasado por su firma, pero más gracioso es escuchar a un alto funcionario
decir que esto es obra de un ex empleado despechado, como si los motivos
personales del sujeto en cuestión minimizarán lo grave de la denuncia, si
así fuera, muchos de los delitos que se suelen investigar en especial
cuando de corrupción o defraudaciones se trata obedecen a “internas”
que no son otra cosa, que “guerras” surgidas de despechos de distinto
origen, algunas amorosas, otras políticas o bien económicas, es decir,
muchos de los que hoy se conocen como “arrepentidos” no son más que
despechados.
Lo importante, es sí un ex funcionario habló por quedar afuera del
“negocio” de ser funcionario público, esto confirma el hilo conductor
de mi nota, los que no hablan es porque se benefician de alguna manera en
sus patrimonios como para tener los labios cerrados, porque estos gastos
implican demasiados papeles, demasiada gente como para que nadie se hubiera
dado cuenta de las maniobras.
Et tu, Brute?
Conocida la noticia, extrañamente publicada por una de los medios que más
se ha beneficiado con la caja estatal de la publicidad, se torno más
inexplicable la denuncia mediática del Jefe de Gabinete de salir a decir
que son operaciones de prensa intencionadas, sinceramente un acto de
demagogia propia de alguien que subestima la inteligencia de todos los
argentinos, al pensar que su palabra tiene la certeza de la pura verdad,
cuando el mismo sabe que toda noticia es intencionada y dirigida según el
interés del medio, es decir la ecuación es publicidad = información.
Y desde la misma Jefatura han direccionado en muchas oportunidades las
noticias, de hecho lo siguen haciendo y lo seguirán haciendo, porque es
necesaria la “asistencia” de los medios.
Es impensado que un ex funcionario pueda mover a los editores de un medio
tan grande sin un respaldo detrás, respaldo que viene del mismo gobierno, o
por lo menos tenga un guiño, de hecho la información publicada no es
nueva, ni ha sido producto de una investigación periodística pura.
Vaya que los romanos nos han legado cultura, el subtítulo en latín,
refiere a la frase que modifico e inmortalizo Shakespeare, “tú también,
Bruto?", últimas palabras de César al ser asesinado de 23 puñaladas y caer
a los pies de la estatua de Pompeyo, algunos por estos días caerán
seguramente a los pies de algún perchero que como mudo testigo guardará
las últimas palabras de más de un funcionario.
Conclusiones
Como periodista, me permito dudar de que las publicaciones no hayan sido
impulsadas por las internas del gobierno, de hecho, si de escándalos e
irregularidades hablamos, deberían darse una vuelta por el Ministerio de
Trabajo, Seguridad y Acción Social de La Nación, por el Ministerio de
Justicia y por el Ministerio de Desarrollo y Acción Social, el Ministerio
de Salud y el ya pringado Ministerio de Planificación Federal, sin embargo
nadie ha agitado ninguna denuncia o investigación periodística al
respecto.
Lo ocurrido en estos dos casos se repite sistemáticamente en los
mencionados y ni hablar si profundizamos en otros organismos. Algunos dirán
que me he quedado corto, bueno me olvidaba de mencionar al Ministerio del
Interior, quien comparte muchas irregularidades nunca investigadas y varios
de sus altos funcionarios que a pesar de ser titulados en leyes, se
comportan como si administraran o estuvieran al frente de una sociedad de
fomento.
Por suerte para nosotros, si alguna vez, surgiera un Juez o un Fiscal como
dirían los españoles “cojonudo”, todo sería muy fácil de comprobar e
investigar, porque en su ideal de impunidad y en el apuro por incrementar su
patrimonio, van dejando huellas de sus pasos, casi parecidas a las de un
“pato criollo” o “un gato rengo” por argentinizar la metáfora.
Es una vieja historia la de la corrupción de los funcionarios en la
Argentina, de hecho a nadie le ha interesado jamás investigar y prevenir la
misma, por el contrario es un buen negocio y nadie se quiere ir a la casa
sin nada en su paso por la función pública, o terminar “suicidado” o
imputado en alguna causa por estar fuera del círculo.
A la fecha no existe nada que proteja al funcionario público honesto, tal
vez porque consideran que no beneficia o representa a nadie.
Atrás quedaron las promesas de este Presidente de combatir la
corrupción,
de prometer que no le iba a temblar el pulso cuando tuviera que hechar a un
funcionario corrupto, y toda la “pompa” efectista.
Cristina en todo esto no es más que una mujer detrás de un sueño, alguien
que quiere trascender, cumplir el sueño de ser la máxima autoridad, ser la
presidente más buscada por los medios, es una mujer que derrocha seducción
en cada gesto que no es casual, y que necesita sentirse reina, admirada,
aunque más no sea por un séquito de “bufones” que cumplan sus
caprichos, o que resistan sus berrinches, tal vez la proyección de Néstor
o viceversa, alguien con una enorme vocación por llegar, de eso no tengo la
menor duda, pero con una visión muy distante de las necesidades del pueblo,
al punto que a esta altura no sé si es un buen signo que algunos de los
sindicatos más cuestionados salgan a proclamar su apoyo a su candidatura.
Si hay algo que va a caracterizar a esta gestión es sin dudas la falta de
humildad, el poco espacio para el debate político y la victimización de
sus errores.
Seguramente este artículo quedará en el ámbito minoritario de nuestros
lectores, pero estará allí, como un banderín olvidado en la cima de una
montaña, y mañana nadie podrá decir que se sorprendió por lo que pasaba.
Marcelo Ricardo Hawrylciw
Editor General El Sindical