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Radicalización, curanderismo económico y... ¿default político opositor?

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Perú, Chile y Colombia envían señales que la dirigencia argentina no debería ignorar. En el taxímetro del descontento social las fichas siguen cayendo
Perú, Chile y Colombia envían señales que la dirigencia argentina no debería ignorar. En el taxímetro del descontento social las fichas siguen cayendo

Perú, Chile, Colombia, envían señales que la dirigencia argentina no debería ignorar. La crisis y el default político para articular respuestas satisfactorias empujan a esos países hacia un rumbo incierto.

 

La institucionalidad democrática cruje, atravesada por un descreimiento que cuestiona la representación de las fuerzas más comprometidas con el sistema. Emerge, en simultáneo, un curanderismo económico que compromete la estabilidad y el crecimiento de los últimos años.

Brasil es un caso singular. Economía ultraortodoxa. Populismo de derecha con impronta militarista creciente.

El expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso dijo este fin de semana, en una entrevista periodística, que “la democracia es una planta tierna que debe ser regada todos los días. Hay que estar siempre atentos”, recomendó.

El dirigente socialdemócrata, y autor de reformas económicas capitalistas que sostuvo Lula, acaba de sellar con él un pacto para enfrentar a Bolsonaro. El líder del PT, sacudido por un escándalo de corrupción durante su gobierno, parece haber recuperado centralidad política.

Cardoso cree que un entendimiento entre su partido y el de Lula puede fortalecer el centro democrático y responder al inconformismo social con racionalidad económica. Sería la vía para escapar a una polarización entre los extremos que podría conducir a una profundización de las tendencias autoritarias de derecha, que encarna Bolsonaro, o precipitar a Brasil por el rumbo incierto que insinúan Perú, Chile y Colombia.

Argentina está fuera de esa cartografía, aunque el ala más radicalizada del oficialismo juega en los bordes. Desafía el orden institucional republicano. Y ensaya alquimias económicas incapaces de dar respuestas sustentables al malestar de una sociedad que se empobrece desde hace al menos tres años.

La coalición opositora no se ofrece hoy como una alternativa sólida. No logra articular una hoja de ruta creíble para dar vuelta la página del naufragio de su reciente gestión. Faltan ideas y liderazgo.

No consigue soltar el lastre de su gobierno fallido. Macristas intransigentes y Larretistas moderados, y sus respectivos satélites, están lejos de resolver las listas legislativas por consenso. Ni siquiera pueden componer una fórmula competitiva en la crucial Provincia de Buenos Aires. Los primeros actores del juego pelean por la supremacía en los distritos más seguros: Ciudad de Buenos Aires y Córdoba.

Dirigentes de la “pata peronista” de Juntos por el Cambio hacen las valijas para mudarse con Randazzo. Enfrenta también el riesgo de una fuga de votos jóvenes del Pro hacia la radicalización libertaria.

El peronismo no kirchnerista de Schiaretti, Perotti y Lavagna es una eterna promesa frustrada.

La coalición de los moderados que Cardoso imagina para Brasil no parece hoy cercana en Argentina. Mientras, en el taxímetro del descontento las fichas siguen cayendo.

 

2 comentarios Dejá tu comentario

  1. Y dale con la moderación!! .... pregunto : De la Rua fue un ultra moderado, cómo terminó?. Esta costumbre del periodismo de citar a la moderación como garantista de buena gobernación es una pelotudez total. A los gobiernos lo que les hace falta es inteligencia e innovación vanguardista no relatos cuidados los cuales la mayoría de las veces terminan en un caballo de Troya. El mundo actual es demasiado dinámico como para blandengues miedosos. Bolsonaro que no es ningún modelo de moderación, por el contario es un lenguaraz al que le iría mejor políticamente si no lo fuera, está haciendo una gobernación bastante aceptable tomando en cuenta la enorme crisis mundial sanitaria. Recuerdo al respecto que el presidente brasileño en la cuestión sanitaria es mas lo que habla que lo que hace, Brasil funciona con absoluta independencia sanitaria, no está centralizada desde el ejecutivo como pasó en Argentina. Bolsonaro mas que opinar en favor de la esencialidad de cuidar el trabajo y marcar la cancha al respecto no puede hacer. Argentina está absolutamente contaminada por el sistema de la dádiva, los subsidios y los planes, algo que por suerte para los brasileños a ellos no les pasa, en Arg. funcionó de entrada una cuarentena tan estricta gracias a eso, gracias a que la mitad de los argentinos depende del estado. En Brasil la actividad privada es mucho mas fuerte en proporción, los sectores ejercen una enorme presión de lobby no hubiera sido sencillo parar todo como irresponsablemente se hizo en nuestro país. Los resultados están a la vista, la economía brasileña está en proceso de recuperación, la nuestra venezolizándose. Así que señores periodistas, a la hora de hacer comparaciones estúpidas, a la hora de buscar problemas donde no los hay, interiorícense antes de escribir.

  2. En todo de acuerdo con Juan. Los periodistas argentinos tratan de demoler a Bolsonaro, que si bien es un soberbio desubicado, muy lenguaraz y agresivo ha tomado medidas mucho más sensatas que nuestro gobierno, no por nada el PBI de Brasil bajó el 4% con la pandemia mientras el nuestro casi 11%. Más valdría que se dejen de operar en contra de Bolsonaro. Hacen el ridículo. Ya están bastante desprestigiados, ¿no les alcanza?

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