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Censura contra Tribuna de Periodistas

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REFLEXIONES SOBRE UN PAIS EN PENUMBRAS
REFLEXIONES SOBRE UN PAIS EN PENUMBRAS

“A la pregunta de un padre acerca del mejor modo de educar éticamente al propio hijo, un pitagórico dio la siguiente respuesta (que también es atribuida a otros): ‘Que tú hagas un ciudadano de un Estado con leyes justas’" Georg Wilhelm Friedrich Hegel 

 

    Como bien dice el reformista judicial y ex Frepaso, Rafael Bielsa: “Cada vez que algún ‘intocable’ es sometido a la acción de la Justicia, llueven inmediatamente acusaciones de todo calibre sobre jueces y fiscales. Se diría que para poder juzgar y condenar a un culpable hay que haber sido declarado inocente previamente del puñado de delitos cuya omisión se imputará al que va a intervenir en el juicio del primero. Esto no puede ser así. Si alguien que debe intervenir en un proceso dentro de los roles que fijan las leyes a los agentes estatales, el mismo cuerpo normativo establece los mecanismos que deben dispararse para removerlos del cargo, en caso de que lo merecieran.

    Apelar a la descalificación mediática de los encargados de impartir Justicia lleva a una suerte de amnistía funesta según la cual nadie puede ser juzgado porque la falta de autoridad moral de los encargados de juzgar hace que ‘en el mismo lodo/ (estemos) todos manoseados’. ‘Esa’ República no tiene destino”.

    En el caso de la violación cometida contre “Tribuna de Periodistas” no hablo de un medio “intocable”. Pero tampoco se lo llevó a la Justicia. Directamente se lo quitó del aire. Se lo desapareció. Parafraseado al dictador Jorge Rafael Videla: “no están, no existen, están desaparecidos”.  Simplemente, se ultrajó la libertad de opinión, de expresión y de información de todos los que trabajamos en este medio subjetivo. Pero también, algo que puede pasar inadvertido es que se violó al lector de Tribuna.

    No sólo eso. El autor del atentado terrorista es un explotador, pues desde la visión de la antropóloga Verónica Matta: “la apropiación intelectual como forma de explotación ha superado al viejo capitalismo en su capacidad para extraer ganancia del trabajo ajeno. Ya no basta con el tiempo y las manos del trabajador. Lo que importa ahora es su cabeza”. Considero que quien ilegalmente cierra u ordena cerrar un medio de comunicación obtiene una ganancia - no hablo de dinero- pero pierden los lectores, pierde la democracia. Al decir de Ricardo E. Trotti, pierde “La dolorosa libertad de prensa”.

    Coincido con el ex aliancista y abogado citado: “Si alguien que debe intervenir en un proceso dentro de los roles que fijan las leyes a los agentes estatales, el mismo cuerpo normativo establece los mecanismos que deben dispararse para removerlos del cargo, en caso de que lo merecieran”.

    En el caso de “Tribuna”, si hubiese cometido algún ilícito en alguna de sus notas debería ser la Justicia quien decida...”en caso de que lo merecieran”.

    Asimismo, como bien cita el ex militante del peronismo revolucionario Bielsa y fundador del partido GESTA- “para aspirar a la renovación de la política “- de : “Nadie tiene una obligación más sagrada de obedecer la ley que aquellos que la crean y la hacen cumplir. Esta delicada relación está presente en la frase que se atribuye a Confucio: ‘Se equivoca gravemente el que vacila al perdonar, pero mucho más el que condena sin vacilar”. A lo que agrega en una cita borgeana: “Quizá la ética sea una ciencia que ha desaparecido del mundo entero. No importa, tendremos que inventarla otra vez”.

    No tengo pruebas de quién cercenó a “Tribuna”, pero sospecho que pudo ser algún poderoso o con aires dictatoriales de poder. Bien dice el kirchnerista Bielsa: En un país anegado por la sospecha de que la clase dirigente global utiliza los cargos –para los cuales han sido elegidos de diversos modos- para beneficio propio, el desempeño de la función pública con honestidad e idoneidad, en cumplimiento de principios tales como la legalidad, la probidad, la subordinación del interés particular en beneficio del público, etcétera, reviste una importancia trascendente”.

    Si yo o cualquier integrante de la subjetiva “Tribuna” cometimos un error basta con escribirnos, nuestros emails está en el sitio, para corregir el supuesto error y restituir ante la sociedad el honor del involucrado. Recuerdo alguna vez, cuando publicamos una información sobre Ricardo López Murphy. El político llamó con todo respeto, con todo respeto –repito- Christian Sanz, director del medio ultrajado y le comentó sus pareceres; reitero: con todo respeto. Y “Tribuna” no tuvo ningún tapujo y salvó los posibles errores que pudieron haberse cometido. Todo quedó en paz.

    Antes del moño final, me gustaría transcribir “ Si los tiburones fueran hombres”  un texto del poeta, director teatral y dramaturgo alemán Bertolt Brecht.

    “— Si los tiburones fueran hombres -preguntó al señor K. la hija pequeña de su patrona- ¿se portarían mejor con los pececitos?
    — Claro que sí -respondió el señor K.-. Si los tiburones fueran hombres, harían construir en el mar cajas enormes para los pececitos, con toda clase de alimentos en su interior, tanto plantas como materias animales. Se preocuparían de que las cajas tuvieran siempre agua fresca y adoptarían todo tipo de medidas sanitarias. Si, por ejemplo, un pececito se lastimase una aleta, en seguida se la vendarían de modo que el pececito no se les muriera prematuramente a los tiburones. Para que los pececitos no se pusieran tristes habría, de cuando en cuando, grandes fiestas acuáticas, pues los pececitos alegres tienen mejor sabor que los tristes. También habría escuelas en el interior de las cajas. En esas escuelas se enseñaría a los pececitos a entrar en las fauces de los tiburones. Estos necesitarían tener nociones de geografías para mejor localizar a los grandes tiburones, que andan por ahí holgazaneando.

    Lo principal sería
, naturalmente, la formación moral de los pececitos. Se les enseñaría que no hay nada más grande ni más hermoso para un pececito que sacrificarse con alegría; también se les enseñaría a tener fe en los tiburones, y a creerles cuando les dijesen que ellos ya se ocupan de forjarles un hermoso porvenir. Se les daría a entender que ese porvenir que se les auguraba sólo estaría asegurado si aprendían a obedecer. Los pececillos deberían guardarse bien de las bajas pasiones, así como de cualquier inclinación materialista, egoísta o marxista. Si algún pececillo mostrase semejantes tendencias, sus compañeros deberían comunicarlo inmediatamente a los tiburones.
   
Si los tiburones fueran hombres, se harían naturalmente la guerra entre sí para conquistar cajas y pececillos ajenos. Además, cada tiburón obligaría a sus propios pececillos a combatir en esas guerras. Cada tiburón enseñaría a sus pececillos que entre ellos y los pececillos de otros tiburones existe una enorme diferencia. Si bien todos los pececillos son mudos, proclamarían, lo cierto es que callan en idiomas muy distintos y por eso jamás logran entenderse. A cada pececillo que matase en una guerra a un par de pececillos enemigos, de esos que callan en otro idioma, se les concedería una medalla de varec y se le otorgaría además el título de héroe.
    Si los tiburones fueran hombres, tendrían también su arte. Habría hermosos cuadros en los que se representarían los dientes de los tiburones en colores maravillosos, y sus fauces como puros jardines de recreo en los que da gusto retozar. Los teatros del fondo del mar mostrarían a heroicos pececillos entrando entusiasmados en las fauces de los tiburones, y la música sería tan bella que, a sus sones, arrullados por los pensamientos más deliciosos, como en un ensueño, los pececillos se precipitarían en tropel, precedidos por la banda, dentro de esas fauces.
    Habría asimismo una religión, si los tiburones fueran hombres. Esa religión enseñaría que la verdadera vida comienza para los pececillos en el estómago de los tiburones.
    Además, si los tiburones fueran hombres, los pececillos dejarían de ser todos iguales como lo son ahora. Algunos ocuparían ciertos cargos, lo que los colocaría por encima de los demás. A aquellos pececillos que fueran un poco más grandes se les permitiría incluso tragarse a los más pequeños. Los tiburones verían esta práctica con agrado, pues les proporcionaría mayores bocados. Los pececillos más gordos, que serían los que ocupasen ciertos puestos, se encargarían de mantener el orden entre los demás pececillos, y se harían maestros u oficiales, ingenieros especializados en la construcción de cajas, etc. En una palabra: habría por fin en el mar una cultura si los tiburones fueran hombres”.
    Se cita, tal vez con falta de humildad, que una de las tres funciones vitales del periodismo es educar. En una sociedad como la Argentina en la que abundan los tiburones, Tribuna intenta defender a los pececillos para que no se los coman. Lamentablemente, a veces, nos cruzamos con tiburones disfrazados de pececillos que traicionan a sus pares para logran algún fin personal. Son los que dicen una cosa y hacen otra. Pero los tiburones, disfrazados o no, suelen dar pasos en falso: siempre habrá un pez más grande que se los coma...
    También, el mismo medio crea anticuerpos o pececitos más fuertes. Tal es el caso, entre otros,  de los colegas de OPI SANTA CRUZ (Agencia Periodística Independiente)
...y de Mariano (http://columnarebuscada.blogspot.com).
    Quero finalizar, last but not least, con un fragmento del abogado y ex Kanciller, Rafael Bielsa, que cité en el comienzo de esta columna: “(...) la falta de autoridad moral de los encargados de juzgar hace que ‘en el mismo lodo/ (estemos) todos manoseados’. ‘Esa’ República no tiene destino”.
    Coincido con él sin dudarlo un segundo. Sin medios de comunicación como “Tribuna”, sin verdadero periodismo de investigación, si no sabemos quién fue la mano ejecutora de la violación a Tribuna y a sus lectores ”esta” “República no tiene destino” y...dejaremos a nuestros hijos un país en penumbras. 

Néstor Genta
    Un renegau

Pereyra: Malaya la vida. Aprovecharon que ya no está un crestiano como usté pa'censurar "Tribuna de periodistas” especializáus.

Roberto Fontanarrosa: ¿Y quién es el responsable?

Inodoro:  No se sabe bien, será algún disgraciau. Ha de ser gente mal entretenida. No me han informau bien.

F. Mientras no sea rosarino...

I.P: No creo, dicen que es de ñuls.

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Armin Vans

 

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