El presidente de Garbarino, Carlos Rosales, afirmaba en 2020: “Desde que compramos, la facturación creció 900% y recuperamos el crédito”. Un año después, tras la adquisición récord del retail de electrodomésticos más famoso del país, se encuentra con pedidos de quiebras, despidos masivos de personal y un silencioso plan de vaciamiento y reorientación del negocio en perjuicio de los trabajadores.
Una fuente directa de la empresa denuncia que “al día de hoy hay 1300 empleados suspendidos porque no pueden despedir o tienen que pagar doble indemnización, más de 50 sucursales cerradas, sin stock de mercadería en depósitos y sucursales, sólo se vende algo por Marketplace, terceros que exponen en la web de Garbarino, se vende, cobra el proveedor y le deja una comisión”.
Más aún, además de un pasivo astronómico con proveedores y bancos que tenía la empresa previamente y que, curiosamente, no le importó a Rosales para comprarla, la fuente confirma operaciones sospechosas, como retorno de directores que habían sido despedidos con una jugosa indemnización y ahora recontratados figurando en puestos directivos (sin relación de dependencia, como externos) y además siendo proveedores de mercadería. Otro dato alarmante: sus cheques – muy recientes – sin fondos se acumulan, según los datos del Banco Central.
La idea central de la nueva gestión es vaciar de personal el grupo con la menor indemnización posible. Actualmente también los trabajadores denunciaron que se los dejó sin obra social en plena pandemia. El objetivo es potenciar las ventas online y transformar las sucursales en puntos de entrega.
“Charly” Rosales era un ignoto dirigente de San Lorenzo que hace pocos años “iba en colectivo” al estadio, como confía una fuente del club azul grana a “Impacto Periodismo”. Hoy está muy cerca del conductor Marcelo Tinelli y es tesorero de San Lorenzo.
¿Cómo llegó a su fortuna? Después de ser funcionario de segunda línea del ex gobernador Daniel Scioli, su suerte cambió. Compró la aseguradora Prof, aunque luego fue denunciado por estafa por un socio. Hoy es dueño de un complejo de cabañas y un restaurant. El año pasado desembarcó en Radio Continental y su inexplicable imperio económico crece. Nadie sabe cómo.
Su última operación es Garbarino y el fracaso es rotundo: en 1 año ya quiere desprenderse de la cadena y hay un posible interesado que es Facundo Prado, dueño de Supercanal.
“Siempre tuvo un ´des-trato´ con todo el personal muy feo. Tal es así que a fines de mayo cuando se hablaba de una nueva venta al grupo de Fernando Prado, levantaron sus cosas (la foto de Evita, Perón y de San Lorenzo) y se fueron un viernes a la noche sin saludar”, relata un empleado sobre Rosales que, insólitamente, agrede a sus propios contratados por las redes sociales.
Mientras tanto, un silencio llamativo de los medios de comunicación tradicionales sobre estos hechos. En una Argentina en plena crisis económica, la mano derecha de Tinelli suma desocupados y destruye poco a poco la emblemática cadena, tal vez para siempre.