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Desinformación en Europa: el plan diseñado para combatirla no funciona

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La Unión Europea puso en marcha el proyecto hace más de tres años. Sin embargo, no todos los Estados miembro lo aplican y la información falsa o engañosa copa las plataformas como nunca antes
La Unión Europea puso en marcha el proyecto hace más de tres años. Sin embargo, no todos los Estados miembro lo aplican y la información falsa o engañosa copa las plataformas como nunca antes

La lucha contra la desinformación encarada por la Unión Europea no estaría dando los resultados esperados. Auditores del Tribunal de Cuentas europeo indicaron que el plan de acción debe ser actualizado, contar con más participación estatal y una estrategia de alfabetización mediática.

 

Los desinformadores están al acecho y en solo segundos una noticia falsa se convierte en viral. El crecimiento que han tenido gracias a las redes sociales en los últimos años preocupa y desde varios organismos alertan sobre la necesidad de tomar acciones serias y urgentes para frenar los abusos.

“El Plan de Acción de la UE contiene medidas pertinentes, proactivas y reactivas para luchar contra la desinformación. Sin embargo, a pesar de que las tácticas, agentes y tecnologías de la desinformación se encuentran en constante evolución, el plan no se ha actualizado desde su presentación en 2018”, indicaron desde el Tribunal de Cuentas europeo que fiscalizó las acciones de la UE.

 

En qué consiste el plan de la Unión Europea

Cuando se diseñó el plan, hace más de tres años, se entendió que era el momento de comenzar a implementar estrategias y políticas que controlen la difusión de información manipulada, falsa o engañosa con fines lucrativos y/o que puedan causar un perjuicio público. 

La UE entiende a la desinformación como una amenaza para los procesos democráticos, la salud, el medio ambiente o la seguridad de los ciudadanos.

El daño al que refiere la UE comprende amenazas contra los procesos democráticos, ataques a la salud, el medio ambiente o la seguridad de los ciudadanos. En el mismo texto se indica que la desinformación no abarca a "la publicidad engañosa, los errores de información, la sátira y la parodia ni las noticias y los comentarios claramente identificados como partidistas”.

La propuesta está basada en acciones específicas basadas en cuatro áreas prioritarias: reforzar la capacidad de la UE para detectar, analizar y exponer actividades de desinformación; fortalecer de tareas coordinadas y conjuntas; movilización del sector privado para combatir la desinformación; y capacitar en la detección a la sociedad.  

“El plan de acción de la UE contra la desinformación resultó pertinente en su concepción, pero incompleto”, señalaron desde el Tribunal de Cuentas donde observaron que no estuvo acompañado de un marco de coordinación general para garantizar que cualquier respuesta por parte de la Unión fuera eficaz y proporcionada al tipo y a la escala de la amenaza.

Si bien no hubo un desarrollo coordinado, sí se presentaron informes individuales como el caso de una evaluación sobre el Código de buenas prácticas y un informe de la Comisión sobre las elecciones al Parlamento Europeo.

También destacan que se registró una mejora de las capacidades institucionales de la UE para detectar, analizar y exponer la desinformación, aunque no se cuenta aun con los recursos humanos y financieros necesarios. 

 

Por qué “vuela” la desinformación

Una de las principales razones por las que la desinformación es tan grave se debe al uso generalizado de Internet. Se produce, generalmente, como resultado de la puesta en común de informaciones falsas por parte de los usuarios que, a continuación, pueden verse promocionadas por los algoritmos de las plataformas en línea encargados de priorizar la presentación del contenido.

El Código de buenas prácticas contribuyó a que las plataformas en línea se pronunciaran en contra de la desinformación, pero no logró que rindieran cuentas. Sin embargo el trabajo del ente de control concluyó que las plataformas en línea no rinden cuentas por sus acciones y el papel que desempeñan.

Tampoco comparten criterios en la realización de informes lo que hace muy difícil poder comparar las variables. Google indicó que bloqueó o eliminó más de 82,5 millones de anuncios relacionados con el covid-19 en los ocho primeros meses de 2020. Facebook mostró alertas sobre información engañosa asociadas con verificaciones de datos relativos al covid-19 en más de 4,1 millones de elementos de contenido compartidos en la UE durante julio y 4,6 millones en agosto. Pero los documentos presentan diferentes formatos y la terminología empleada por las empresas difiere para un análisis profundo de la situación.

 

Capacitar a los usuarios para evitar el engaño

Uno de los pilares en el combate contra la información engañosa es la “alfabetización mediática”, que los ciudadanos cuenten con los conocimientos y las capacidades de comprensión para hacer un uso seguro, con cierto pensamiento crítico para discernir, analizar y reconocer la diferencia entre opiniones y hechos.

Durante 2019 se realizó la semana europea de la alfabetización mediática. Se esperaba que sea una propuesta de amplia participación y, sin embargo, solo se hizo en Francia y Bélgica lo que limitó el potencial de sensibilización de la iniciativa. Muy pocos de los proyectos presentados sobre este punto resultaron eficaces. 

“Señalamos la necesidad de contar con una estrategia de alfabetización mediática a escala de la UE que incluya la lucha contra la desinformación y la adopción de medidas para asegurar que el Observatorio Europeo de Medios Digitales cumpla sus ambiciosos objetivos”, señalaron desde el organismo.

 

Qué sucede en Argentina

En octubre de 2020, el gobierno argentino puso en marcha el Observatorio de la desinformación y la violencia simbólica en medios y plataformas digitales (NODIO) con el objetivo de “proteger a los ciudadanos de las noticias falsas, maliciosas y falacias” que circulan por Internet.

El observatorio depende de la Defensoría Pública, el organismo creado por la Ley de Medios para "promover, difundir y defender el Derecho a la Comunicación democrática". La creación de NODIO generó polémica y muchos cuestionamientos por parte de la oposición que advirtió por el impacto sobre la libertad de prensa y de opinión de la ciudadanía en medios y redes. 

La defensora del público, Miriam Lewin, presentó esta semana un informe anual sobre el desempeño del organismo. Durante su exposición indicó que hubo un incremento de las denuncias de las audiencias: "un 150% más en la segunda mitad de 2019", señaló.

“Se recibieron 1394 presentaciones de reclamos o consultas que derivaron en mesas de diálogo y capacitaciones con los licenciatarios y las licenciatarias, con las comunicadoras y comunicadores”, destacó.

 
 

7 comentarios Dejá tu comentario

  1. No se puede y no se debe intentar controlar la desinformacion o las mal llamadas "fake news". Todo rumor es potencialmente "fake news" hasta que es confirmado. Ahora, quien confirma esto ? El lector es el que debe hacerlo, exigir fuentes, averiguar por su cuenta, o usar la opción del crowdsourcing (o sea, que todos los lectores aporten su grano de arroz a la confirmación). el caótico foro de imágenes 4chan es un gran ejemplo de esto, un montón de rumores locos saltan ahi todo el tiempo y tratar de confirmarlos es mas un deporte que una molestia. Que pasa si le damos poder a alguien especifico, un medio, un instituto estatal o hasta un particular ? Estas personas ahora tienen el poder de censurar algo, prohibiendole al publico verificarlo, pueden robarles la oportunidad de probar que un rumor es real, o la oportunidad de descubrir algo mientras se trata de verificar otra cosa. Corromper a todo el publico es dificil, pero corromper a un medio, instituto o un particular es facil, al mismo tiempo, personas especificas tienen intereses, agendas, sesgos que el crowdsourcing simplemente diluye hasta desaparecer. El ejemplo moderno mas facil de ver hoy es el tema del cambio climático, un grupo de interés se ha adueñado de las instituciones de ciencia, el famoso "monstro verde", han convertido el tema en algo mas parecido a una religion que ciencia y hacen uso de su poder de censura a todo aquel que siquiera tenga la intención de tirar una idea de que la teoria actual no es la verdad sagrada, esto ha resultado en una parálisis intelectual, no se puede investigar sobre el tema porque si haces cualquier cosa excepto confirmar lo que los grupos de interés quieren te borran del mapa, nunca mas volves a trabajar en ciencia y si queres algun tipo de beca, bue, tira algun paper basura mal planteado y razonado pero confirmando la teoria sagrada y te la dan seguro.

  2. Principalmente, la desinformación - es decir, la información que tapa la verdad o que desvía de la verdad - proviene de los medios de información oficiales, de los programas de tv y de los diarios y periódicos. Es cierto que influyen mucho los prejuicios, las convicciones, los intereses, la tozudez y otras causas. Pero hay una parte consciente que es responsable de la desinformación. Aunque no se incluyen las bromas, chistes y sátiras, hay que tener muy en cuenta que páginas web que NO se dedican a sátiras publican el contenido de páginas dedicadas a la sátira; y eso NO se aclara. ¡Debiera ser condenado por la sociedad e incluso, las autoridades debieran castigar esta mala práctica! Por otro lado, NO POCA INFORMACIÓN FIDEDIGNA es considerada FAKE NEWS por el sólo hecho de proporcionar información que va contra la corriente habitual de información oficial. De allí que necesitemos de la libertad de publicar y de la libertad de leer y analizar lo publicado. Cuando se censuran publicaciones en Facebook, Twitter y otras (y no me refiero a incitaciones al odio o inmoralidades) se priva al lector de escuchar 'la otra' campana.

  3. Los conentarios anteriores son suficientemente claros y explicativos. El verdadero problema está en la nota. No solamente el título es muy preocupante, porque el lenguaje de guerra es evidente. Habla de planes de combate, así de simple. Pero el contenido no es fiderente. Se habla de una lucha contra una amenaza grave. No hay dudas de que estamos ante una guerra contra la libertad de expresión. El supuesto peligro de la desinformación nunca es mostrado ni evaluado objetivsmente de modo que desde sus propios principios de integridad, toda esta "guerra" es opinión partidista y propaganda engañosa. Lo peor es la propuesta de "alfabetización" de los usuarios que, viniendo de gente que no percibe su propio lenguaje violento y abusivo, es sin dudas un ataque doblemente preocupante. Lo primero que tendrían que reconocer y aclarar es cómo algo que se dice puede afectar la dalud pública o el medio ambiente. Es interesante preguntarse por qué esta gente confía tan poco en la certeza o la calidad de la transmisión de sus propios argumentos que su único recurso es silenciar o censurar a los demás. También es oportuno preguntarse qué necesidad o interés puede tener una periodista argentina para umarse a todo esto de una forma totalmente acrítica.

  4. Los comentarios anteriores son suficientemente claros y explicativos. El verdadero problema está en la nota. No solamente el título es muy preocupante, porque el lenguaje de guerra es evidente. Habla de planes de combate, así de simple. Pero el contenido no es diferente. Se habla de una lucha contra una amenaza grave. No hay dudas de que estamos ante una guerra contra la libertad de expresión. El supuesto peligro de la desinformación nunca es mostrado ni evaluado objetivamente de modo que desde sus propios principios de integridad, toda esta "guerra" es opinión partidista y propaganda engañosa. Lo peor es la propuesta de "alfabetización" de los usuarios que, viniendo de gente que no percibe su propio lenguaje violento y abusivo, es sin dudas un ataque doblemente preocupante. Lo primero que tendrían que reconocer y aclarar es cómo algo que se dice puede afectar la salud pública o el medio ambiente. Es interesante preguntarse por qué esta gente confía tan poco en la certeza o la calidad de la transmisión de sus propios argumentos que su único recurso es silenciar o censurar a los demás. También es oportuno preguntarse qué necesidad o interés puede tener una periodista argentina para sumarse a todo esto de una forma totalmente ausente de crítica.

  5. Lo único que puedo rescatar del artículo es la necesidad de educar a la sociedad. Pero no educarla para que vaya a buscar la "verdadera información" solamente a fuentes oficiales, como hacen los "fact checkers". Educarla en el criterio, en el cuestionamiento de lo que lee o ve en las redes, educarla en la búsqueda de diferentes fuentes, en el análisis y relación de los datos que pueda encontrar. Hoy más que nunca, es necesario contrastar casi toda la información circulante. Las "fake news", como dijo un comentarista, son echadas a rodar tanto por usuarios comunes como por medios de comunicación y organismos oficiales. Lo sabemos de sobra. Es muy peligroso que el juicio sobre lo que es verdad y lo que no quede en manos de unos pocos, y más si esos pocos resultar ser el poder y sus socios. Y así es como hoy tenemos el resultado a la vista con la preocupante censura en las redes más concurridas.

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