1.- Transformar el temor en virtud
Establecimiento, o establishment:
“Conjunto de dirigentes o personas que tienen el poder”:
Más que la elementalidad del “círculo rojo”. Es el poder vivo.
Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, titular del Maxi Quiosco (Artificio Autónomo), es el elegido por el “establecimiento”.
Entre los innumerables bocetos de estadistas que se ofrecen en las vitrinas, para el establishment Horacio es el candidato natural. El Ideal.
Significa confirmar que el establecimiento no sólo descarta, como es obvio, a La Doctora (o a quien fuera avalado por La Doctora, como Axel Kicillof, El Gótico).
Descarta también -sobre todo- a Mauricio Macri, El Ángel Exterminador.
La Doctora es unánimemente resistida por los grupos de poder que representan el “orden establecido”.
La reticencia se intensifica por el sesgo crítico hacia el empresario.
Por la tendencia oral hacia las reformas que implican un superior control del Estado. Sea en Salud o en Justicia. O en Hidrovía.
Por las concepciones delirantes de los indagadores fiscales.
O por los presuntos compromisos políticos con los regímenes que generan alergias en la piel sensible del establecimiento.
El desafío de La Doctora, o de la cepa peronista que representa, consiste en transformar el temor del establecimiento en virtud.
Y saber explotar los puntos vulnerables del “orden establecido”. A partir de la transgresión que nada tiene de revolucionaria.
El “orden establecido” del establecimiento consagra la desigualdad.
Entre la magnitud temible de la pobreza, ser conceptuada como la vulneradora del orden puede constituirse en mérito (siempre y cuando se cautive a las capas medias).
Pero es una bota que no puede calzarse cualquiera.
Las capas medias se alejan y ningún gobierno puede sostenerse “con los que menos tienen”. Los que sacan.
Debe seducir a “los que ponen”.
2.- El que suena, suena
El gobierno de La Doctora -que preside Alberto Fernández, El Poeta Impopular- es malo.
Tal vez es muy malo, pero con formidables pretextos que legitiman.
La peste es la madre de todos los pretextos que justifican la sucesión inagotable de inoperancias.
En vísperas de las elecciones de mediano término de 2021 se planifica configurar la segunda parte del gobierno.
Con superior vitalidad, renovado a partir de los desplazamientos y de las incorporaciones.
La elección brota entonces como otro pretexto para oxigenar el plantel.
La eventual candidatura de un ministro suele aprovecharse para liberar alguna plaza en el gabinete.
Implica el riesgo de beneficiarse con la promoción de una candidatura para ser sustituido.
Es el trauma de Alberto que se resiste a entregar a su Premier, o Jefe de Gabinete. Santiago Cafiero, El Nietito.
Personalidad atractiva por el peso del apellido Cafiero en el peronismo.
Se trata de suplir a El Nietito por otro Premier para el segundo tramo del gobierno prematuramente envejecido que se identifica como “un trozo de Nada”.
Entonces no se puede prescindir del manoseo de los nombres que suenan.
“Y en el peronismo el que suena, suena de verdad”, confirma un sabio vocacional que reitera lugares comunes.
Trasciende el peso del gobernador Coqui Capitanich, El Montenegrino Denso, como próximo Premier.
Acaso sea el preferido por La Doctora, que lo tuvo en el mismo cargo durante su presidencia.
Claro que Capitanich se dejó tentar por el extendido Complejo de Corach.
Brindó formalidad a las conferencias diarias para manejar la agenda del día (Corach las organizaba con informalidad sigilosamente elaborada).
Pero el Montenegrino Denso tuvo poca suerte en el ensayo.
Se recuerda de Capitanich, como Premier, el papelón de destruir, frente a las cámaras, un diario del Grupo que nuclea al “establecimiento”.
Los cuarentones de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora son activos practicantes del secretismo intrascendente.
Tabican la información con la severidad de cualquier “orga”.
Pero lógicamente no logran evitar que circule la promoción de Martín Insaurralde, El Jésico, para sustituir a El Nietito.
Aunque Insaurralde sea propagado también como cabeza de lista de diputados, como en las legislativas de 2013.
Cuando Sergio Massa, El Conductor, le perforó la provincia a La Doctora y la ilusión de continuidad (que nunca existió).
Pero Sergio está de vuelta en la red. También fue Premier de La Doctora (suficiente para no querer ser Premier nunca más, ni siquiera del frágil Poeta).
A Alberto ya cuesta tomarlo con relativa seriedad. Pero igual se pone solemne y cree que la elección que se viene es para plebiscitar. A él.
De ser exactamente así, La Doctora estaría en problemas mucho peores de los que acumula.
3.- Un lugar para el Ángel
La predilección del establecimiento por Horacio debiera producir una reflexión profunda en el Ángel (que hoy resuelve, en el Mediterráneo, la interna infinitamente importante).
Pero no debiera despreocuparse de los temas menores, como la política.
Tendría que aceptar la sugerencia del informado auditor Miguel Pichetto, El Lepenito.
Es quien le recomienda a Macri que aproveche la influencia que le queda para ser legislador (aunque explicablemente el parlamento lo aburra).
Ahora que está afuera, Macri necesita fueros.
No basta con redactar cartas precipitadas. Ni denunciar persecuciones.
Como las denunciara oportunamente La Doctora, otra perseguida.
Aunque les pese, La Doctora y el Ángel contienen dramones similares que nadie, en el fondo, tiene intención de resolverles.
Solo queda la voz solitaria del Portal que auspicia “el indulto doble”. “Sale con fritas”.
El Correo y Hotesur presentan el idéntico riesgo de barrotes.
El Ángel no tiene que pedirle al nuevo jefe Horacio solo lugar para Hernán Lombardi, El Rellenito de Havanna. O para el secretario Nieto que supo cubrirlo.
Con modestia, tiene que pedirle, a Geniol, un lugar para El Ángel.
4.- Arrugues
También la señora Patricia Bullrich, La Yiya, ya reconciliada con el establecimiento que en su momento combatió, se dio cuenta, con dolor, que el establecimiento lo prefiere a Horacio.
Entonces La Yiya Bullrich retrocedió por la puerta grande y se promueve gratis para 2023.
A Horacio le corresponde aguantar la intensidad de los próximos dos años.
Aunque también la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo, podría sacrificarse.
La Yiya Bullrich hizo una correcta lectura de la situación y arrugó.
No podía plantearle una interna a Vidal en el Maxi Quiosco (en realidad era a Rodríguez Larreta).
Mejor declararse presidenciable para 2023 y no invertir en 8 mil fiscales y mangar para la infraestructura.
Para colmo sin la ayuda del Ángel, quien “en nombre de la unidad” supo arrugar antes que La Yiya.
Hubiera sido un “sacrificio inútil”. Como se confortó la señora Elisa Carrió, La Derrotada Exitosa.
Otra partidaria de la “unidad” para sostener a los suyos que concluyen el ciclo sin certeza de continuidad ni glorias.
Le resulta difícil a Carrió mantener sus fichas con la única interna que queda en pie.
Diego Santilli, El Bermellón -o sea Horacio- contra el tonificador del radicalismo, Facundo Manes, Cisura de Rolando.
Manes es la sorpresa que Horacio, al cierre del despacho, no pudo controlar.
Asume el severo riesgo de que tres cuadros se calcen la boina blanca.
Jorge Boga Macri, El Primo (que era) Pobre; Emilio Monzó, El Diseñador. O Joaquín de la Torre, El Ancho de San Miguel.
El establecimiento lo prefiere a Horacio con hidalguía. Hasta para promover a todas las vías muertas de las Terceras Vías.
Darles aire, apoyo moral, viles metales del espíritu.