Semana a semana me propongo profundizar en los temas que considero fundamentales para el desarrollo de los argentinos, temas como la libertad, el respeto, la seguridad o la honestidad. Pero nuestros gobernantes frustran mis intenciones haciendo lo imposible por convertirse en el centro de atención de todo el mundo, las disposiciones que toman dese el gobierno, verdaderos mamarrachos disparatados, solo son superadas por las estupideces que dicen día a día.
Al respecto, te invito a repasar algunos puntos del discurso que el presidente Alberto Fernández pronunció este 9 de julio.
“Aquel 25 de mayo de 1810, cuando allá en Buenos Aires, un gobierno se declaro autónomo de la corona española, era simplemente el desconocimiento del rey para gobernar en nuestro suelo”.
Empezamos mal. En realidad la revolución de mayo fue hecha en nombre del rey de España. Tanto es así, que en el acta de aquel 25 de mayo figura su juramento de lealtad al Rey Fernando VII. Es cierto que, dentro de los 4 grupos en que se dividían los revolucionarios, había uno con espíritu independentista, pero nunca ningún cabildante desconoció oficialmente la autoridad del rey.
“(José de San Martín) el que entendió que… había que terminar con el avance realista que venía de chile y venia de Perú… entendió cruzar los Andes como los cruzó y después entendió que debía atacar a los realistas en Lima yendo por el Pacifico y allí fue, pero necesitaba San Martin alguien que cuidara la frontera norte entonces le encargo a Belgrano ese ejercito del norte… y Belgrano un día se tuvo que calzar el traje de general y venir a luchar acá al norte para cumplir con el mandato de San Martín” .
A ver. Primero que nada, el avance realista no venía de Chile, luego, San Martín no cruzó los Andes para liberar Chile ni para ir a comer salmón a Valparaíso. No es que una vez en Chile “se le ocurrió” o “se dio cuenta que debía atacar Lima… ese fue el plan desde un principio. Dicho plan se le atribuye a un escocés llamado Maitland y está bien descripto en un libro de Rodolfo Terragno escrito al respecto.
Luego dice el presidente que San Martín le encargo a Belgrano que cuidara la frontera norte. Veamos. El primer triunvirato nombró a Belgrano, jefe del ejército del norte en febrero de 1812; fecha en la que San Martín se encontraba navegando en medio del océano Atlántico, ya que llegó a Buenos Aires recién el 9 de marzo. Sin dudas Don José le mando un whatsapp a Don Manuel pidiéndole la gauchada de cuidarle la frontera norte…
“En ese ejercito del norte, Belgrano tuvo un lugarteniente… Don Miguel Martin de Güemes”
Es admirable como un jefe de estado puede decir tantos disparates en apenas dos minutos. Belgrano ordenó el traslado de Güemes a Buenos Aires por problemas de disciplina, por lo tanto, no era su lugarteniente. Por otra parte, Güemes se llamaba Martín Miguel, no Miguel Martín.
“(Güemes) sabía de la debilidad que tenía para combatir con las fuerzas que acababan de vencer a las fuerzas de Napoleón en Europa”.
El ejército realista con el que combatían los infernales de Güemes, no era el que había vencido a Napoleón; es más, San Martín, que peleaba de nuestro lado, si formó parte del ejército español que derrotó en la batalla de Bailen a los franceses.
“Y (Güemes) armó una suerte de guerra de guerrillas por orden de San Martín”.
Nuevamente San Martín se adelantó en el uso de las tecnologías y en 1811, estando aún en España y peleando para el ejército español, tuvo una reunión por zoom con Güemes y le explicó cómo hacer la guerra de guerrillas.
“Lo hizo acompañado por una mujer, por varias mujeres, Macacha, su esposa”.
Macacha era la hermana de Güemes, no la esposa… a no ser que ejercitaran incesto o que Don Martín, casado con María del Carmen Puch y Velarde, practicase la poligamia y no nos hubiésemos enterado.
“Había una elite en argentina que no quería que le fuera bien a Güemes, que no quería que le fuera bien a San Martín y que no quería que le fuera bien a Belgrano en algún momento lo mandaron a Belgrano a defender las costas del Paraná y del Paraguay, temiendo que entraran por la banda oriental del Uruguay y lo mandaron pobre sin ninguna fuerza real”.
Ya no les alcanza con el discurso de actuales enemigos internos que quieren lo peor para nuestro país. También buscan esos mismos enemigos en el pasado. Esto no es una casualidad, la lógica que siguen nuestros gobernantes es la siguiente: si tenemos los mismos enemigos que tuvieron aquellos patriotas, entonces nosotros somos equiparables a San Martin, Belgrano o Güemes… debería darles vergüenza… son más parecidos a Judas Iscariote que a nuestros próceres.
Por otra parte, la amenaza de invasión por la banda oriental era real. Entre 1811 y 1813, varios miles de soldados españoles llegaron a Montevideo para intentar reconquistar el Rio de la Plata. Con respecto a la pobreza de las fuerzas de Belgrano, esta respondía a la pobreza de los proto-argentinos de ese entonces, no fue porque lo odiaran, sino porque no había un peso partido por la mitad.
“(Los constituyentes) nos enseñaron que la libertad no es un acto individual, porque la libertad entendida como un derecho individual es un tremendo acto de egoísmo, la libertad es un acto colectivo, lo que garantiza la libertas es precisamente vivir en una sociedad libre”.
Estimado Alberto, los actos SON hechos individuales y la libertad también lo es. La sociedad o los colectivos son abstracciones que no existen por sí mismas, por lo tanto, no pueden ejecutar actos ni ser libres. Un claro ejemplo de esto es la Argentina del último año, durante el cual los ciudadanos perdimos nuestra libertad para trabajar y circular en nombre del famoso “bien común” que invocan los gobernantes, nefasto colectivismo que nos conduce indefectiblemente al “mal generalizado” de todos y cada uno de los argentinos.
Para terminar, me gustaría darle un modesto consejo a Alberto Fernández. Sr. Presidente, por favor, busque alguien que le escriba los discursos y léalos… a ver si así deja de decir sandeces.
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