¿En qué momento se pudrió el oficio de periodismo en Argentina?
Hubo un punto de quiebre muy puntual: el 25 de mayo de 2003 con la llegada de Néstor Kirchner a la Casa Rosada.
Los K corrompieron y trastocaron desde entonces todo lo bueno que tocaron:
-Las organizaciones de Derechos Humanos
-Buenos dirigentes políticos que se volvieron “transversales” como Julio Cobos y Luis Juez
-Parte del poder judicial que todavía no estaba contaminado
-La conducción académica y el estudiantado de las Universidades Nacionales
-Gremialistas (especialmente docentes) que alguna vez tuvieron buenas intenciones
-El periodismo de investigación
Desde mediados de 2003, las pautas publicitarias comenzaron a representar el uno por ciento de los presupuestos nacionales, de las provincias y también de los municipios en manos de esta facción.
En otras palabras, los santacruceños inundaron con montañas de dinero al “cuarto poder” mientras surgían “empresarios” mediáticos como Cristóbal López, Gerardo Ferreyra, Vìctor Santamaría, Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, entre otros.
Al resto, los supuestos “opositores”, también los fueron comprometiendo con la pauta publicitaria aprovechando la debilidad que les produjo el colapso de una economía durante diez años estancada. Además, se suma el avance indetenible de internet, los contenidos gratuitos y las redes sociales.
Los medios son hoy la nueva pata de una mesa corrupta sobre la cuál comen políticos, sindicalistas, integrantes del poder judicial y empresarios prebendarios.
Veremos 5 pruebas de cómo el tejido de los medios puede hacer invisibles algunas denuncias.
Primer acto
Para demostrar que NK fue un corrupto capaz de robarse mil millones de dólares (producto de regalías petroleras mal liquidadas) en una provincia de apenas 300 mil habitantes, produje para Revista Noticias en 2007 “Serás lo que has sido”.
Se lo llevé de regalo a cada medio de comunicación y periodista relevante. La investigación explicaba cómo se habían afanado esa fortuna. También, tenía materiales de archivo impactantes ya que se veía por primera vez al ex gobernador de Santa Cruz nombrar al ex presidente Carlos Menem como “el mejor de la historia”.
Ningún “colega” recogió el guante, con excepción de Alfredo Leuco, quién me invitó a su programa en Canal Metro. El resto ni siquiera agradeció el material.
Según datos de Youtube, ya fue visitado por más de diez millones de visitantes. En Mercado Libre se vende a más de 1.400 pesos el DVD.
Segundo acto
Dos años más tarde, en 2009, hicimos junto a un periodista amigo “Mentiras” para Editorial Planeta y “las 100 mentiras de los Kirchner” para Perfil.com.
El contenido hubiera sido explosivo en cualquier país, menos en Argentina.
Tras una recorrida por las 24 provincias argentinas, demostramos con imágenes “in situ” que los K luego de 6 años de gobierno (con los mejores términos de intercambio de dos siglos de historia argentina) no habían podido empezar y terminar:
-Ni una sola autopista;
-Ni un gran gasoducto;
-Ni una sola gran represa hidroeléctrica,
-Ni planta nuclear propia.
-El déficit habitacional creció y la Argentina se favelizó.
Todo fue a parar al robo a cargo de decenas de Lázaros Báez o al gasto corriente, lisa y llanamente.
Por segunda vez, fuimos ignorados olímpicamente a pesar de que se trataba de la Editorial más grande del país (que le envió ejemplares gratuitos a todas las “figuras” mediáticas nacionales).
Además, el documental de Perfil.com era de acceso libre a través de su página web, donde logró millones de visitas.
Tercer acto
En 2013, cambié de empresa para publicar y logré que el gigante Sudamericana me publicara una denuncia sobre cómo el país se había vuelto una narco-democracia.
En “El Aplaudidor”, biografía no autorizada de Aníbal Fernández, mostramos como los K desarticularon todos los mecanismos que podían frenar a las mafias.
-No compraron aviones para frenar las trazas de narcos
-No adquirieron radares 3 D para detectar traficantes
-No compraron scanners capaces de discernir entre orgánico e inorgánico para frenar cargamentos de estupefacientes
-No compraron nuevas lanchas para patrullar los 3000 kms de hidrovìas
-No hicieron campañas de prevención de drogas
-No armaron una DEA local
-No coordinaron a las divisiones anti narcóticos de las policías provinciales
-desarticularon batallones enteros de Prefectura y Gendarmería en las fronteras para traer a sus efectivos hasta el conurbano.
Aníbal manejó las fuerzas policiales a lo largo de siete años (hasta que murió NK).
Le envié las denuncias a cientos de periodistas en todo el país con el mismo resultado: cri, cri, cri, cri.
Cuarto acto
Entre 2014 y 2016, viendo lo que estaba pasando en Venezuela, hice para editoriales internacionales dos biografías claves: la de los líderes opositores Leopoldo López (Voluntad Popular) y Marìa Corina Machado (Vente Venezuela).
Denuncié como el G2 cubano fue capaz de desmantelar por completo las defensas militares, políticas, económicas, culturales y sociales de un país tan rico como Venezuela.
Esta Dirección de Inteligencia se ocupa de intervenir e interferir en toda Latinoamérica con el objetivo de infiltrarse y cooptar gobiernos afines.
Hace un lustro, representaba una cuestión vital ya que los dictadores de la isla caribeña estaban haciendo con Cristina Kirchner idéntico trabajo al que hicieron con Chávez y Maduro.
CFK acudió hasta Raúl Castro desesperada por la situación física y anímica de su propia hija Florencia.
Por cuarta vez, no tuve el más mínimo acompañamiento por parte de un periodismo local anestesiado o incapaz de entender la magnitud del desafío que amenaza a la Argentina.
Quinto acto
Finalmente, creí haber encontrado mi Watergate personal el año pasado al descubrir cómo CFK y los suyos le habían robado 1200 millones de dólares al erario nacional en el programa Fútbol para Todos.
Concretamente, prohibieron de manera taxativa la publicidad de las empresas privadas en las tandas de cada transmisión pero dejaron entrar 120 auspiciantes a la pantalla chica de contrabando a través de las pantallas LED.
Para estos sponsors, desde 2010 hasta 2015, fue la única forma de anunciar en un ciclo que se extendió a lo largo de 3000 partidos con un total comercializado de 10 millones de segundos de propaganda pirateada.
A cada cronista, reportero, movilero, editorialista, columnista, jefe de redacción, etc, le dije “hacete famoso, terminá con los K”. No hace falta siquiera que me nombres. Aprovechá este regalo.
Para apoyar la investigación desarrollada en el libro, denuncié todo en el juzgado federal 5 de la doctora María Capuchetti y la fiscalía del doctor Carlos Stornelli quienes ya impulsaron varias medidas en una causa que no fue archivada (como suele ocurrir en Comodoro Py).
Me quedé en vano esperando el milagro. Por quinta vez, quedé solo, tirándole piedras a la luna.
Ningún profesional de los medios quiso tomar el guante, con excepción de Edgardo Martolio, de Perfil.com
Triste solitario y final
¿Les sale gratis a los medios y colegas tanta desidia, tanta desaprensión, tanta indolencia, tanta complicidad?
Para nada.
Los medios gráficos están a pocos años de desaparecer. Nunca pudieron reconvertirse como algunos grandes diarios de EEUU y Europa.
Los tradicionales kioskos de revistas y diarios callejeros venden hoy cualquier baratija porque ya no interesan los viejos líderes de opinión.
Las radios están agonizando, con excepción de las abiertamente anti K.
A la televisión le va cada vez peor. Es una lucecita que se va apagando. Cada año es más tenue.
Ningún noticiero alcanza las dos cifras de rating cuando antes lo hacían al mediodía, la noche y, a veces, también a la medianoche.
Casi todos subsisten por aportes estatales de las tres esferas de competencia: local, provincial y nacional.
A tal punto llega la dependencia con la lapicera oficial que, desde el Estado, ahora les dicen cuál debe ser la composición de sus redacciones.
Las redes sociales van rompiendo el tabicado que generan con malicia los “gerentes de noticias”.
¿Queda alguna esperanza en las nuevas tecnologías?
Cuba, Nicaragua y Venezuela van a colapsar social y economicamente aunque los medios alcahuetes le digan al pueblo reina la normalidad.
En Argentina, por ahora, la cruda verdad no se pone al aire.
Simplemente, se negocia con el poder a cambio de todo tipo de beneficios.
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