La figura de la bruja ha formado parte de diversas tradiciones culturales alrededor del planeta, frecuentemente siendo señalada como una figura malévola, como bien dice la Biblia: Levítico 20:27: “Si hay médium o espiritista entre ellos, hombre o mujer, ciertamente han de morir; serán apedreados; su culpa de sangre sea sobre ellos”.
Y quizás no exista una médium o espiritista más famosa que La Bruja de Endor, más conocida como: “la bruja de la Biblia”, una mujer que practicaba las artes oscuras a pesar de su prohibición. Según Alejandra Guzmán, una mujer que se dedica a la recepción y transmisión de textos antiguos afirma que: “tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, los espíritus pueblan el mundo de los vivos cohabitando con demonios de todo tipo, con la consiguiente proliferación de exorcistas y médiums con capacidad para interactuar con ellos, tanto expulsándolos como invocándolos para otros fines”.
Esta frase la podemos apreciar en el primer libro de Samuel de la Biblia, Saúl, el primer rey de Israel, había expulsado a los adivinos, hechiceros y prohibido la práctica de la necromancia, (un procedimiento que consiste en predecir el futuro por medio de la invocación a los espíritus de los muertos) considerado este procedimiento generalmente como magia negra.
Samuel había muerto y lo habían enterrado en Ramá, el pueblo de Israel había realizado su duelo, pero Saúl se encontraba intranquilo y lleno de temor ante el avance de los filisteos y su inminente batalla contra ellos. Sin prestarle mayor importancia a la prohibición de la necromancia que él mismo había decretado y siendo que Samuel había ordenado la expulsión de los adivinos y hechiceros, solicitó los servicios de una adivina, “hay una en Endor” le respondieron algunos de sus hombres. Como no quería que la mujer de Endor huyera al pensar que querían capturarla, disfrazado, Saúl y dos de sus hombres fueron de noche a visitar a la mujer, bajo la promesa de que no sería denunciada ni apresada.
Saúl le solicitó a la Bruja de Endor que convocara al espíritu de Samuel, el que apareció y dijo: “¿Por qué me has inquietado haciéndome subir?” (Samuel 28:15). A lo que el fallecido agrega: “mañana tú y tus hijos estaréis conmigo”. Al día siguiente, los israelitas fueron vencidos por los filisteos, muriendo 3 de los hijos de Saúl, quien luego se suicidaría matándose con su propia espada tras la derrota.
Durante siglos se ha planteado que el fantasma de Samuel no era nada más y nada menos que un demonio o una ilusión creada por la bruja. ¿A qué se refiere la frase de Samuel “haciéndome subir” o a su advertencia: “mañana tu y tus hijos estaréis conmigo? ¿Acaso todos, buenos y malos, honestos y deshonestos terminaremos en el infierno?
Muchas personas se sorprenden al encontrarse con una bruja en la Biblia, el hecho de que una adivina forme parte de la historia donde aparece el espíritu de un profeta es escandaloso.
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