El 25 de marzo de 2020, poco antes de que su mujer Fabiola cumpliera años y se sacara fotografías en la Quinta de Olivos, Alberto Fernández fustigó a los que violaban la cuarentena.
"Vamos a custodiar los accesos a la Capital, adentro de Buenos Aires se ocupará la policía de la ciudad. Hoy van a entrar 122.000 personas que trabajan en salud y seguridad. Además, entrarán entre 80 y 100 mil personas más que trabajan en alimentación, farmacias, estaciones de servicio... es poco si comparamos que a la ciudad entran diariamente 9 millones de personas. Les aviso a los que no están autorizados, donde los encontremos, los detendremos y les sacamos el auto porque son unos inconscientes, lo que no entre por la razón, entrará por la fuerza. Es muy importante que todos estemos preocupados. Por favor, ayudenos".
A su vez sostuvo: "Se terminó el tiempo de los vivos. Acá estamos hablando de la salud de todos los argentinos. Y si no lo entienden por las buenas, deberán hacerlo por las malas: explicando su conducta frente a un juez".
Como suele decirse, "haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago".