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La columna de Estilo y Ortografía de TDP: acerca del "plagio" de Javier Milei y las leyes argentinas

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Breves apuntes sobre el plagio en la norma local
Breves apuntes sobre el plagio en la norma local

Recientemente hubo una breve polémica con motivo de una publicación en la que se acusaba a Javier Milei de haber cometido plagio. El artículo despertó varias reacciones entre los lectores y un muy interesante intercambio de opiniones y citas sobre el plagio.

 

Hace unas pocas semanas trascendió también una fuerte acusación de plagio en la tesis doctoral de la fiscal general del Ministerio Público de Guatemala, por mencionar un caso de Latinoamérica. El plagio es una realidad tristemente recurrente en el ambiente editorial, al punto de que en muchos contratos se especifique el compromiso del redactor por publicar contenido original y cómo la carga de responsabilidad legal correrá por su cuenta en caso contrario. Mal antiguo, en el Diccionario de castellano con las voces de ciencias y artes del jesuita Esteban de Terreros y Pando, publicado en 1788, se definía como “hurtar los pensamientos ajenos para publicarlos por propios, usar de las obras de otros acomodándoselas a sí mismo” con un curioso comentario final: “Aunque no hay modo alguno noble de hurtar, el plagiar es muy villano”.

Ahora, ¿cómo entiende el plagio el derecho argentino y cómo se relaciona con la concepción moderna del derecho de autor? En principio, es necesario clarificar la diferencia que hay entre idea y obra. La Constitución Nacional, en su artículo 17, indica que “todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el término que le acuerde la ley” y con atribución a los derechos patrimoniales y morales sobre su obra (es decir, a ganar dinero con la obra y a que se reconozca que es el autor de esta). Mayores detalles sobre los derechos que vinculan al autor con la obra se detallan en la Ley 11.723, de cuyos artículos 71 y 72 se desprende la protección ante el plagio. Los derechos de autor, por cierto, nacen junto con la obra. Esto significa, por ejemplo, que mis derechos sobre este pequeño artículo comienzan tan pronto como el texto es terminado. No es necesario cumplir con ninguna formalidad, como se estableció en la Convención de Berna (adoptado en Argentina en la Ley 25.140), para el ejercicio del derecho de autor, aunque haya mecanismos institucionales (como el establecimiento de contratos o el registro de obras) para brindar una mayor seguridad jurídica.

Las obras están protegidas por el derecho de autor, pero no las ideas. El uso de las ideas es libre y se pretende que así sea. ¿Qué significa esto? Es una forma de entender la obra como la expresión de una idea con toda la impronta personal del autor. Una misma idea (amor entre diferentes clases sociales, apocalipsis zombie en una ciudad, la cacería de una ballena, etc.) puede tener muchas formas de expresión como obra. En la doctrina argentina, según la jurisprudencia asentada por un fallo de julio de 1983, se puede hablar de plagio “cuando existe imitación de cierta magnitud respecto de la obra plagiada, no de la idea, cuando pese a diferencias triviales, variaciones, agregados o resoluciones, la obra presenta en comparación con la anterior una semejanza tal que permite reconocer que se trata, en el fondo, de una misma representación individual”.

En ciertos casos puede ser necesario un peritaje para determinar la presencia de fragmentos plagiados en una obra; en otros casos, no. En el ambiente académico, por ejemplo, se han desarrollado diversos sistemas (como las normas APA, el modelo autor-año, el sistema ISO 690 y muchos otros) para reconocer el trabajo de otros autores. Más allá de los tecnicismos, un método simple es el entrecomillado y el uso de un verbo del decir:

Los libros de los académicos son como los parques a la noche: fuentes, citas y oscuridad", según dijo Pablo de Santis en Los Anticuarios.

 

1 comentario Dejá tu comentario

  1. El plagio es un crimen académico pero hay que ver si una nota en un diario califica para ser equivalente a otras publicaciones. Como sea, plagio es plagio.

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