Durante décadas el intercambio académico
entre los ejércitos sudamericanos, de EEUU y algunos europeos como así también
asiáticos, constituyó una actividad normal de carácter institucional tendiente a
fortalecer lazos de amistad entre países, establecer medidas de confianza mutua
y extraer experiencias profesionales a partir de las particularidades propias de
cada institución armada representada por oficiales extranjeros que cursaban
estudios en nuestros institutos de formación y perfeccionamiento militar.
Es así que por las aulas de la Escuela Superior de Guerra
”Tte Gral Luis María Campos” del Ejército Argentino pasaron oficiales de todos
los país sudamericanos, algunos centroamericanos, de EEUU, Francia, España,
Italia, e incluso de Corea del Sur. Normalmente uno o dos por nación, y
excepcionalmente tres, cursaban los tres años del instituto superior referido,
graduándose finalmente con el resto de los militares argentinos, como oficiales
de estado mayor.
Desde la administración Kirchner – Bendini ha disminuido la
cantidad de oficiales extranjeros en general, pero aumentado sensiblemente el
número de militares venezolanos. Es así que, actualmente cursan estudios en la
Escuela de Guerra siete oficiales que fueron impuestos por orden directa de la
Ministra Garré y transmitida por el Brigadier Chevalier ante el reclamo del
Agregado Militar de la República Bolivariana de Venezuela. De la misma forma la
Ministra ordenó la incorporación de varios oficiales venezolanos a la Escuela de
Defensa Nacional que habían sido rechazados por presentarse fuera de término y
no reunir los méritos académicos suficientes para cursar el post-grado en dicho
Instituto.
Algunos de estos oficiales cursantes en la Escuela Superior
de Guerra del Ejército, como el Capitán Harry Morales, hacen gala frente a sus
compañeros argentinos y de otros países, de su marxismo practicante, sin ahorrar
elogios sobre el Comandante Chávez y su revolución bolivariana. Perplejos los
capitanes argentinos escuchan por boca de estos oficiales chavistas “los
relevamientos sociales” que realizan los sábados y domingos en los asentamientos
de La Matanza y Lomas de Zamora. ¿Tendrá algo que ver con estos ”ejercicios
militares combinados” nuestro piquetero D´elia y otros?
El código Chavez
Otros ocho oficiales navales cursan estudios en instituciones
de nuestra Armada.
En Bolivia se encuentran mil oficiales de Venezuela:
¿llegaremos nosotros a tener esa cantidad de invitados en los próximos meses?.
Vale destacar que además de las cifras mencionadas, se
encuentra en nuestro país un contingente de setenta y cinco oficiales más del
Ejército venezolano, la mayoría de los cuales cursan carreras en distintas
universidades argentinas. ¡¡ Raro intercambio profesional militar !!.
Con la intención de propagar (léase adoctrinar) acerca del
“ideario chavista” los oficiales venezolanos suelen obsequiar a sus compañeros
argentinos y profesores un libro. Se trata de “El Código Chávez” escrito por una
periodista venezolana-estadounidense, Eva Golinger. Básicamente es una
apología del Pte Hugo Chávez y se basa en una fuerte crítica a los EEUU como
promotores del golpe de abril del 2002 en Venezuela. Lo curioso es que la
primera edición se realizó en Caracas en marzo de 2005, pero la segunda en
agosto del mismo año se hizo en Buenos Aires. Se imprimió en los talleres
gráficos de “La Verdad S.R.L.”, Posadas, Misiones. De edición “gratuita” la obra
fue financiada por PDVESA Argentina S.A.
En otro orden de cosas, es sumamente llamativo que en los primeros
seis meses del corriente año, aproximadamente ochenta oficiales subalternos
argentinos pidieron la baja o retiro del Ejército por ver frustradas sus
legítimas aspiraciones vocacionales y profesionales. Muchos de ellos con
sobresalientes legajos. El año pasado la cifra alcanzó el promedio de una
promoción normal del Colegio Militar, es decir, aproximadamente cien. Pilotos
militares prefieren los sueldos otorgados por las aerolíneas comerciales que lo
que reciben estando en actividad, además del exiguo entrenamiento y los riesgos
fatales que tal actividad implica por falta de mantenimiento. Todo como
consecuencia de la Política de Indefensión llevada a cabo por la Ministra Garré.
Es curioso observar también que varios capitanes que ingresan
a la Escuela Superior de Guerra prefieran el título de Licenciado en Logística o
en Recursos Humanos en vez del de Oficial de Estado Mayor, título siempre
codiciado por todo militar. Es que la otra licenciatura ofrece un currículum o
antecedentes más apropiados para la vida civil, y los jóvenes oficiales, como
buenos militares previsores, prácticos y realistas optan por ella ante la
necesidad de abandonar las filas de la Institución que los formó.
Desnaturalización de la formación militar
Otro tema preocupante es la decisión que se adoptaría de no
mandar más a los liceos militares oficiales egresados del Colegio Militar de la
Nación. Los instructores serían ex liceístas (subtenientes de reserva
enganchados en el Ejército en otro escalafón), oficiales estos que no reúnen los
requisitos básicos para la formación de cadetes. Ya que no pudieron cerrar los
liceos, los desnaturalizan.
En otro orden de cosas, la Garré ha intervenido personalmente
para que sea reincorporado un cadete que había sido dada de baja por acumular
días de arresto. A todo esto el joven aspirante a oficial había acudido a la
justicia civil para revertir su situación, lo que generó un escándalo a puerta
cerrada. Los oficiales que evaluaron la situación por la cual fue expulsado y
luego reincorporado, fueron sancionados severamente. Este particular
procedimiento (Doctrina Garré) vulnera las más elementales normas de la
disciplina militar en general y del Instituto en particular.
Asimismo, como una forma de romper con la tradición de la
Fuerza, aquellos oficiales que son hijos de militares tampoco podrán prestar
servicios en el Colegio Militar como instructores, siendo esto una muestra clara
de discriminación. Además, no será más el Ejército quien designe oficiales para
este Instituto de Formación, sino lo hará directamente el Ministerio de Defensa,
manejando así la política de personal del Ejército. ¿Tendremos acaso como
instructores de cadetes a militares “chapistas - garristas”? Por la misma causa
(portación de apellido) el año pasado no pudieron ascender al grado de oficial
superior hijos de militares retirados que tuvieron que ver con la guerra contra
la subversión.
Hacia las “milicias populares”
El activismo político-social de los militares venezolanos en
lugares específicos del cono urbano bonaerense, el proselitismo chavista abierto
y la cantidad de oficiales en tareas de relevamiento no estarían lejos de
asimilarse a los típicos procedimientos utilizados en Venezuela para la
formación de milicias populares, cuyo posible accionar futuro se vería
facilitado ante la ausencia de un Ejército en aptitud real de cumplir con su
mandato constitucional, al encontrarse virtualmente desmembrado espiritual y
materialmente.
La permanencia en el cargo de la actual Ministra Garré a
pesar de su mal desempeño (casos radares y contrabando de armas, entre otros),
obedecería a que la funcionaria, ex embajadora en Venezuela, reúne las
condiciones necesarias, a partir de las medidas tomadas, para ser funcional a la
maniobra hegemónica regional de Chávez, constituyéndose (consciente o no) en un
agente al servicio del mandatario venezolano. Asimismo, tal permanencia podría
obedecer a una imposición de éste (dada la fluida amistad cultivada como
diplomática con el “Comandante”) a cambio de millonarios créditos mediante
compra de bonos a un interés del 11% (altísimo) otorgados a nuestro país.
Todo parecería indicar que la política de defensa estaría
orientada a crear o convertir a las actuales FFAA (o lo que quede de ellas) y
eventuales milicias populares revolucionarias (caso Bolivia y los paramilitares
indigenistas) en el soporte militar necesario para garantizar o asegurar el
desarrollo de proyectos totalitarios y hegemónicos propios del actual gobierno y
su continuidad con el “cambio” anunciado.
Sólo falta que nos obliguen a dejar de homenajear a nuestro
Libertador General San Martín como tal, y adoptemos a Simón Bolívar como nuevo
Padre de la Patria. Chávez, con la billetera en la mano, muy agradecido.
Finalmente el Gral.. Ricardo Brinzoni tenía razón, cuando en
su despedida como Jefe del Ejército sostuvo “la política no debe entrar en la
Fuerza”. Espero que los verdaderos oficiales sanmartinianos no la abandonen.
Carlos Manuel Acuña