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Economía al borde del abismo: ¿Y si al kirchnerismo le viene bien perder en las PASO 2021?

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No hay mal que por bien no venga: ¿podría ser ese el espíritu en el que estaría el gobierno el lunes por la mañana, según resulten las elecciones?
No hay mal que por bien no venga: ¿podría ser ese el espíritu en el que estaría el gobierno el lunes por la mañana, según resulten las elecciones?

Un poco de historia reciente: algunas encuestas indicaban antes de las PASO de agosto de 2019 que se aproximaba una suerte de “empate técnico” entre el presidente Mauricio Macri y su retador, Alberto Fernández. Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, cuando no hay una disputa interna -y no lo había ni en el caso de Macri ni del kirchnerismo- no son otra cosa que una encuesta. Pero una encuesta contundente, en la que se expresa la mayoría de la población, y no hay “dibujo” ni manipulación que valga.

 

Los “mercados” -si es que existe una entelequia tal- se habían fijado una suerte de límite entre el optimismo y el pesimismo: si el oficialismo de Juntos por el Cambio perdía la PASO por más de 5 puntos -especulaban- iba a ser muy difícil que después, en la elección presidencial de octubre, remontara semejante derrota. Debajo de 5, la orden era “comprar”. Por arriba, “vender” ante el terror de un regreso del kirchnerismo.

Eran varias las encuestadoras importantes que estaban anunciando un “virtual empate técnico”, y los mercados decidieron creerles. El viernes 9 agosto, 48 horas antes del comicio, acciones y bonos volaron de euforia y bajó el precio del dólar ante una falsa expectativa de continuidad del oficialismo.

Si bien había otros sondeos que mostraban que el oficialismo iba a perder, esos encuestadores también indicaban que había una proporción de indecisos inusualmente alta.

Una encuesta de la Universidad de San Andrés de esos días parecía estar dando la pista: además de muchos indecisos, había decidido dar una opción a los encuestados de “prefiero no contestar”. Casi el diez por ciento eligió ubicarse ahí y no en el clásico “no sabe, no contesta”: claramente había un “voto vergonzante” muy importante a favor de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, esta vez en su “disfraz” de candidata a vicepresidenta con Alberto Fernández como primer mandatario.

Demás está recordar que el lunes 12 de agosto los mercados se desplomaron después de que se conociera la realidad: la fórmula kirchnerista Fernández-Fernández había superado a Macri-Pichetto por más de 15 puntos. San Andrés ubicaba la derrota de Macri en 6 puntos, a los que, finalmente, se sumó ese casi diez por ciento que decía “prefiero no contestar”.

A partir de esa caída del oficialismo, no paró el pánico en los mercados: el dólar, ese termómetro de la desconfianza de los argentinos en su moneda, saltó de 40 a 60 pesos en pocos días. Más tarde al presidente Macri no le quedó otro remedio que imponer un “cepo” que, aunque al lado del que rige hoy era casi inofensivo, se trataba de una medida humillante para un gobierno que abrió el cepo al dólar que dejó la expresidenta Kirchner como una medida de alto valor simbólico.

Desde entonces los mercados nunca se recuperaron: las empresas argentinas que cotizan en Bolsa valen hoy menos del 10 por ciento de compañías comparables en otros países del tercer mundo.

¿Podría ser la PASO del domingo una suerte de “espejo” de la de agosto de 2019?

O sea: si el kirchnerismo sale derrotado o con un “empate técnico” a nivel nacional, y los mercados avizoran que ese resultado se podría repetir en la elección “real”, el 14 de noviembre, podrían recuperarse y darle al final buenas noticias al gobierno en la elección real?

El resultado de las primarias de agosto de 2019 fue particularmente negativo para el presidente Macri. Muchos electores que habían decidido dar un voto castigo contra el gobierno, ante el derrumbe de los mercados y la visión de un país que tomaría rumbo “a Venezuela”, en octubre de ese año volvieron con Macri, que terminó recuperando la mitad de los votantes que había perdido en agosto.

Pero ese regreso solo sirvió para acortar la enorme brecha a la mitad. No alcanzó para continuar en el poder. ¿Si los mercados se entusiasman ahora con una derrota del kirchnerismo, podría mejorar la economía de manera de permitirle recuperar parte del voto perdido? Preguntas que se hacen tanto los especuladores de los mercados como los especuladores de la política.

La respuesta no es tan lineal: hay que tener en cuenta que, gane o pierda el oficialismo, faltarían más de dos años para un eventual cambio de gobierno y signo político: es mucho tiempo para aguantar una inversión especulativa que apueste a que se vaya el kirchnerismo.

Pero, por otro lado, esos mismos especuladores de la política y los mercados están escuchando que por el Instituto Patria, el “think tank” del ala dura kirchnerista, empezaron a desfilar economistas que recomiendan un giro al centro del gobierno, porque la “revolución bolivariana” de un país que podría estar ya hoy gestando una hiperinflación, podría no generar suficiente gobernabilidad para retener el poder más allá de las presidenciales de 2023.

Tener que hacer un giro hacia “el mercado” sería un “sapo” político muy grande de digerir para los revolucionarios de la agrupación La Cámpora. Podría incluir no solo el demorado acuerdo con el FMI, sino también varias de las reformas estructurales que no supo hacer el gobierno de Mauricio Macri, sin las cuales bajar la inflación y lograr crecimiento sería imposible.

 

¿Un giro del kirchnerismo hacia el capitalismo?

Nada es comparable a la expectativa de perder el poder y volver al llano, sobre todo cuando son muchas las causas judiciales que aguardarían a la vicepresidenta fuera del poder. Hasta Cristina Fernández de Kirchner podría volver a recordar sus viejas épocas en las que elogiaba al exministro de Economía Domingo Cavallo como el mejor de la historia.

Eso fue bastante antes de que en su libro Sinceramente, presentado durante la campaña electoral de 2019, escribiera que el mejor ministro de economía de toda la historia fue José Ber Gerbald. El breve y frustrado ministro de la tercera presidencia de Perón había dado paso al tristemente célebre “Rodrigazo”. Ese violento ajuste de precios, que se convirtió en la primera hiperinflación de la Argentina, no fue otra cosa que un sinceramiento de las desastrosas políticas de precios máximos de Gelbard.

Al final, Cristina, que es quien realmente decide, ¿podría recordar aquellas opiniones suyas de los 90 entre la PASO y la elección legislativa real de noviembre para entusiasmar a los mercados y calmar por lo menos parte del malhumor social que impera en las encuestas previas a la elección del domingo?

¿Y si el kirchnerismo obtiene un buen resultado en la PASO del domingo, el “blue”, que se estuvo empinando en la previa de la elección¿podría dispararse mucho más, generando más pánico en los mercados? ¿Y ese pánico en los mercados podría amargar luego en noviembre las expectativas del oficialismo de avanzar en el Congreso?

En ese caso, para el kirchnerismo, perder es ganar. Después de todo, en las elecciones legislativas de medio término, el gobierno apunta a obtener un respaldo con mayor poder en el Congreso para poder avanzar más rápido con su agenda. ¿Al final un mal resultado del oficialismo en la PASO puede ser beneficioso para mejorar sus posibilidades en noviembre y una buena primaria podría aguar las posibilidades del kirchnerismo en noviembre?

Preguntas que se hacen los especuladores de la política y los mercados y que explican los ciclotímicos rallies alcistas y derrumbes posteriores de acciones y bonos que estuvimos observando en los últimos días previos a la elección.

 

 

 

 

3 comentarios Dejá tu comentario

  1. El Game Over de esta payasada gobierno es ineludible. Hay tres fechas posibles que se barajan, antes de Noviembre, en Enero ó Marzo. Todo depende del recambio Guzmán-Pesce, si Alverso tira la toalla y los vencimientos de Deuda. Lo cierto es que sin dólares a 2023 no llegan. Aguante "La hora de Maquiavelo"...!!!

  2. En octubre 2019 JxC sacó 2,1 millones más de votos que en la presidencial del 2015. La diferencia final fue de 7 puntos, así que si 3,5% votaban a JxC en lugar de FdT hubiera habido reelección.

  3. No hay derrotas, solamente dentro de cada partido. En esta elección SE ELIGEN los que van a ser ELEGIDOS, nada cambia, solamente, a ver que lugar en la final le toca a cada uno. NO HABRÁ CAMBIOS DE NINGUNA ESPECIE. Esta no es una elección general como pretenden hacer creer los medios y que se juega el todo por el todo.

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