Renunció Elena Highton de Nolasco, una jueza que estaba muy ligada a Alberto Fernández desde su designación en tiempos de Néstor Kirchner. Fue Alberto Fernández quien la propuso cuando era jefe de Gabinete. El último hecho protagónico de esta magistrada fue haber participado con Ricardo Lorenzetti de una especie de desistimiento, de protesta interna dentro de la Corte Suprema, para no votar a las nuevas autoridades, es decir al doctor Horacio Rosatti y al doctor Carlos Rosenkrantz, como presidente y vice de la Corte. Esa conducción surgió del voto de ellos dos y de Juan Carlos Maqueda.
De todos modos, hay que decir que en los últimos tiempos Nolasco, más allá de que fue una jueza alineada con el oficialismo en general, votó en contra de muchas iniciativas que el gobierno hubiese preferido que votara a favor, como por ejemplo el caso Amado Boudou y muchos otros.
Ahora hay que cubrir esta vacante, se tiene que poner de acuerdo el Gobierno con la oposición, porque para designar a una nueva jueza - se supone que va a ser reemplazada por una mujer- se necesitan dos tercios del Senado, pero además se necesitaría que se pongan de acuerdo Cristina Kirchner con Alberto Fernández. No se sabe siquiera si hay armonía dentro de la mayoría que hoy todavía tiene el Gobierno en el Senado, por lo cual va a quedar la vacante de Highton de Nolasco por bastante tiempo.
Ella se va el 1 de noviembre, y todo el mundo se está preguntando en los tres acuerdos, en las tres reuniones que le quedan a la Corte hasta que ella se vaya qué temas se van a tratar para ver como ella podría llegar a votar si es que hay algún tema importante.
¿Qué cambia en la Corte con esta renuncia? Que las reuniones entre sus miembros van a ser presenciales porque por razones de salud, Highton había logrado que durante toda la pandemia fueran virtuales los encuentros. Ella no participa de reuniones presenciales prácticamente desde marzo del año pasado ¿Por qué es importante la presencialidad? Porque Lorenzetti quedó muy aislado y enemistado con el trío de Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda.
Alberto Fernández sin Highton, que le contaba la vida interna de la Corte -dicen que hoy almorzaron-, queda más aislado, si es que puede estar más aislado.
Más o menos como los protagonistas de la película Perdidos en Tokio, que se encuentran en un ambiente totalmente ajeno que no pueden terminar de decodificar con su cabeza, están los pobres Alberto Fernández y Axel Kicillof. Intervenidos en sus gobiernos como sabemos por Juan Manzur y Martín Insaurralde ¿Cuál es el drama de ellos dos? Que no saben que quieren ¿Por qué? Porque ya la derrota de las primarias quedó claro, o por lo menos así lo demuestran sus gobiernos fue por culpa de ellos dos.
Entonces, si el oficialismo ganara, ¿ganarían ellos? No. Ganarían Manzur e Insaurralde ¿Qué les conviene más en su fuero interno a Alberto Fernández y a Kicillof? Probablemente una derrota, porque si el oficialismo llegara a dar vuelta la elección -cosa que mucha gente ve como imposible- y ganara, se reforzaría que finalmente el problema eran ellos. Perdidos en el conurbano, perdidos en la política, perdidos en su propio despacho, perdidos frente a sus deseos.