Entre los hallazgos que, para la justicia, involucran inequívocamente al portero Mangeri en el crimen de Ángeles, los perfiles genéticos hallados en los hisopados subungueales son los de mayor peso. A estos se le suman tres ADN extraídos de las sogas que ataban los tobillos de la joven cuando fue hallada en el CEAMSE, que fueron interpretados por el tribunal, conforme al criterio del SHDG, como posiblemente incluyentes. Totalizan 6 los perfiles incluyentes o “incapaces de excluir” al actual condenado: los de las muestras M2, M3 y M4, correspondientes a los dedos índice, medio y anular de la mano derecha respectivamente, y los de las muestras M39, M40 y M46, provenientes de fragmentos del cordel de la zona de los tobillos. De todas estas, solo la muestra M2, que como se dijo, pertenece al hisopado subungueal del dedo índice de la mano derecha de la adolescente, muestra un perfil completo. Como se verá, todas las muestras que incluyen “parcialmente” al imputado, contienen perfiles incompletos, degradados y mezclados, y en donde aparecen marcadores que lo excluyen.
En este sentido, uno de los principales blancos de la crítica efectuada por la defensa fueron los criterios de inclusión/exclusión del laboratorio, los cuáles no parecieron delimitarse con claridad a lo largo del proceso. En genética forense, al compararse dos perfiles genéticos, existen tres posibilidades: exclusión, cuando se puede concluir que la muestra no pertenece a un imputado; no concluyente, cuando no se puede determinar si pertenece o no; inclusión, cuando por cálculo de probabilidad se puede concluir certeramente que un ADN se asemeja al del sujeto con que se compara. El laboratorio, según la defensa, introdujo un cuarto criterio, el cuál fue aplicado a aquellas muestras que evidenciaban perfiles muy parciales, mezclados o degradados: “no se puede excluir”. Haciendo uso de una estrategia retórica, el SHDG hizo que muestras que sencillamente eran inconcluyentes, fuesen interpretadas como indicios en contra del imputado por los jueces.
Cálculo de LR
Al analizar perfiles genéticos de evidencias, primero debe observarse si existe coincidencia entre las muestras comparadas. No obstante, esto no es suficiente: muchos alelos son compartidos por gran parte de la población . Por esto, si existe una coincidencia parcial entre el perfil de la evidencia y el de referencia, debe conocerse la probabilidad de que el primero no provenga de un individuo de la población tomado azarosamente. Esto es lo que se conoce como Likelihood Radio (LR) o razón de verosimilitud, que consiste en un cociente entre la probabilidad del hallazgo dada la culpabilidad, y la probabilidad del hallazgo dada la coincidencia casual. El bioquímico Gabriel Boselli, perito de parte de la defensa, lo explicó de la siguiente forma, en su declaración en el juicio oral:
“En esos casos, sí o sí, esto es norma internacional, uno tiene que hacer un cálculo estadístico cuando hay una inclusión (...) ¿Qué probabilidad hay de que esta persona sea la que yo creo que es, dentro de una determinada población? (...) En el caso particular de cuando uno tiene una mezcla de perfiles, se utiliza uno de esos cálculos, que es el de la LR. De alguna manera lo que está tratando de decir es, haciendo un cálculo de probabilidad entre una hipótesis, que se denomina hipótesis nula, y la hipótesis alternativa. En el caso forense, lo podemos emular a cuál es la teoría del fiscal y cuál es la teoría del defensor. Entonces, lo que indica el LR es cuántas veces es más probable que la teoría del fiscal sea cierta, frente a la teoría del defensor.”
Este cálculo sí se llevó a cabo en la muestra del dedo índice derecho de la joven (M2), en donde se informó una coincidencia con una probabilidad de uno en 1690 millones. No fue realizado, en cambio, en las muestras M3 y M4, y tampoco en las tres muestras de las sogas de los tobillos. No solamente esto faltó en los primeros informes del SHDG, sino que en ningún momento posterior de la causa fue realizado. Esto fue denunciado por la defensa, que sostuvo que, para que dichos perfiles pudiesen ser valorados, debían ser ponderados estadísticamente. Desde el laboratorio, se excusaron sosteniendo que se trataba de muestras con tan poco material que el mismo no podía ser valorado: “El LR lo calculamos siempre y cuando la cantidad de material permita ese análisis. Si está por debajo, no lo ponderamos estadísticamente, y por lo tanto, reducimos el peso de esa evidencia (...) para ser un poco más conservadores y proteger, eventualmente, al imputado, uno toma pautas de seguridad, porque bajo ciertas concentraciones, el perfil que se obtiene, puede ser un perfil de difícil interpretación, básicamente porque se pierden o se incorporan variantes alélicas”, sostuvo Daniel Corach, director del Servicio de Huellas Digitales y Genéticas. Este argumento resulta curioso, ya que el laboratorio en ninguno de los informes reconoció que estas eran “inconcluyentes”, sino que optó por decir que “no permitían excluir” al imputado Mangeri. Por caso, en el informe de fs. 1010, sostuvo que en las muestras de las sogas “no podría descartarse al mismo como potencial aportante a las muestras”. Dicha formulación resulta más perjudicial que beneficiosa para el imputado, en tanto que se le da un peso mayor a una muestra, cuyos resultados podrían sencillamente considerarse “inconcluyentes”.
M2 - Dedo índice
Como se señaló anteriormente, se trata de la única muestra en donde se halló un perfil completo de Jorge Mangeri, mostrando una coincidencia de 17 de 20 marcadores autosómicos. Fue notificada el día 19 de junio, una semana antes que el resto de las muestras, mostrando resultados muy contundentes con respecto al cálculo de LR. El mismo Daniel Corach, director del Servicio de Huellas Digitales y Genéticas, consideró que se trataba de la única prueba con peso real, restándole importancia al resto de las muestras, al explicar por qué no se realizó el cálculo con ellas: “La única muestra que tiene un peso real es la muestra 2. Razón por la cual nosotros hicimos la ponderación estadística. Sin detrimento de ello, todas las otras muestras no permiten excluir al imputado como aportante a las evidencias, dado que exhibe identidad con aquella que analizamos y ponderamos estadísticamente”.
A pesar de esto, la muestra M2 no estuvo exenta de cuestionamientos a lo largo del proceso. La defensa, como se dijo anteriormente, cuestionó al laboratorio por haber procesado conjuntamente las muestras de evidencia y referencia, entre las que esta se encontraba. Este tipo de accionar incrementa los riesgos de contaminación cruzada, es decir, el traspaso de material genético de una muestra a la otra, la cual es imposible de detectar en el laboratorio, ya que se presenta al análisis como un resultado positivo. Ante la existencia de dudas, tales como las que surgieron en la causa, la única alternativa posible es la repetición del procedimiento o contraprueba, la que, como se verá más adelante, no pudo realizarse por negligencia del laboratorio.
Tal como explicó en el juicio el perito Boselli, el cálculo de LR en una muestra contaminada, por contundente que sea el número, carece de sentido, dado que el material proviene efectivamente de la muestra del imputado. El problema radica en que ese intercambio de material genético se produjo en el laboratorio, y no en un hecho anterior al análisis, como podría serlo el crimen.
M3 y M4
Los perfiles hallados en los dedos medio y anular de la mano derecha fueron informados recién el 27 de junio, perteneciendo al grupo de las muestras que, según el laboratorio, requerían “análisis adicionales”, los cuáles no fueron especificados. En dicho informe pericial, a fs. 1010, se determina que en M4, “en 10 de 20 sistemas autosómicos analizados en esta muestra, sería compatible la presencia de material genético atribuido a Jorge Néstor Mangeri”. También se obtuvo un haplotipo de cromosoma Y: un conjunto de marcadores heredado en bloque por los varones de un mismo linaje, los cuáles poseen idéntico cromosoma Y.
Lo mismo ocurrió con la muestra M3, perteneciente al hisopado de la uña del dedo medio, en la cual también se encontraron solo 10 marcadores coincidentes con los de la muestra M30, la de referencia de Mangeri.
Lo cierto es que tanto M3 como M4, a pesar de haber sido valoradas por la justicia como pertenecientes al imputado, están por debajo de los estándares de inclusión empleados en genética forense. Ya en la década del 90, el FBI consideraba que se necesitaba de un mínimo de 13 marcadores autosómicos para hablar de una inclusión, mientras que hoy en día suele considerarse que se requieren al menos 16.
Los marcadores que excluyen a Mangeri
Al ser amplificado el haplotipo Y de algunas mueestras, aparecieron marcadores distintos a los del imputado Mangeri, y que, por tanto, deberían haberlo excluido. Esto fue hecho notar por Gabriel Boselli en dos informes periciales presentados en la instrucción. El primero de ellos, con relación a la muestra M3, resalta que los marcadores DYS576, DYS19 y DYS533, “excluyen al imputado de dicha muestra”.
Resultados de la muestra M3, comparados con la muestra M30 de Mangeri. Puede verse cómo los sistemas DYS576, DYS533, DYS19 contienen marcadores distintos de los del imputado.
Algo similar ocurre con la M4, en donde se evidencian gran cantidad de marcadores autosómicos (es decir, no de haplotipo Y) distintos de los de víctima e imputado: concretamente, en los sistemas D3S1358, D1851, D8S1179, D12S391 y FGA. La presencia de 5 alelos en uno de los sistemas significa que hay una mezcla de más de 2 perfiles genéticos, lo que vuelve muy difícil la interpretación de los resultados.
De un lado, los perfiles de referencia de Mangeri (M30) y de Ángeles (M14). Del otro, la muestra M4. En amarillo, los perfiles que no pertenecen a ninguno de los dos.
Por otro lado, la falta de amplificación de los otros 10 marcadores en ambas muestras, vuelve aún más difícil extraer alguna conclusión. En su libro “La Prueba del ADN”, la Dra. Primarosa Cheri, reconocida genetista argentina, quien además se desempeñó como perito de la querella, dice que “en el caso de no coincidencia de uno o varios de los marcadores analizados podemos decir que la muestra analizada no se corresponde con el individuo comparado”. Siguiendo este criterio, M3 y M4 no solo son inconcluyentes, sino que deberían haber sido interpretadas como excluyentes. Daniel Corach atribuyó la presencia de estos marcadores a “fenómenos estocásticos” (aleatorios) de drop in y drop out, y a las condiciones y degradación de la muestra. Gustavo Penacino, entrevistado por Tribuna de Periodistas (Insertar link a la entrevista), criticó esta afirmación:
“-¿Cuántos marcadores distintos de los del imputado, pueden servir para descartar a alguien?
-Y uno… uno que no coincida ya no es. Pensalo con lógica. ¿Cómo hace el tipo para dar en su sangre un marcador que no tiene.
-Pero Corach dijo que como M3 y M4 eran muestras con baja cantidad, podían aparecer marcadores extra por lo que él llama “drop in”.
-Pero entonces siempre lo va a incluir al imputado. Es una barbaridad. Si aparecen marcadores que no son del imputado va a decir que es por drop in. Cada vez que excluye yo lo puedo incluir.”
Resulta claro, por todo lo dicho, que no es posible incluir con certeza a Mangeri en ninguna de las dos muestras, teniendo estas dos una importancia subsidiaria a la M2, según fue admitido por los integrantes del propio laboratorio.
Muestras de las sogas
Más tarde, el laboratorio informó que en las muestras M39, M40 y M46 se habían hallado mezclas de perfiles, entre los que se encontraban el de Ángeles, y el de un tercero, parcialmente compatible con el perfil de M30. Fue el propio SHDG el que reconoció que no era posible “establecer una comparación concluyente con otras muestras” aunque, nuevamente, dijo que “no podría descartarse al mismo (Mangeri) como potencial aportante”. Esto, en virtud de que fueron encontrados algunos marcadores de haplotipo Y, parcialmente compatible con los del imputado.
Fragmentos del informe del SHDG sobre las muestras de la soga de los tobillos
Incluso Corach le restó importancia a las mismas al prestar declaración testimonial en el juicio oral: “son perfiles muy muy parciales, que no permitieron una evaluación estadística adecuada, y simplemente se refirió a la cantidad de marcadores que amplificaban respecto de los totales”.
A pesar de esto, los jueces se basaron en dos testimonios, los del técnico Alejandro Ruiz Trevisán y Enzo Canónaco, quienes sostuvieron que los marcadores de haplotipo Y encontrados no permitían acreditar identidad pero sí linaje, y que, por tanto, el aportante sería un varón de primer grado de parentesco con Mangeri. Lanusse, el abogado de la querella, argumentó que dado que el padre del imputado llevaba varios años fallecido, y su hermano, Gabriel, vivía lejos de la Capital Federal, necesariamente el aportante de las muestras de las sogas debía ser Jorge Mangeri. El tribunal reprodujo este argumento en el fallo:
“De manera similar han de interpretarse los hallazgos en las sogas. Allí se encontró parcialmente representado un perfil autosómico compatible con el de Jorge Néstor Mangeri aunado a los marcadores del haplotipo “Y”, coincidente con los de Jorge Néstor Mangeri. Cabe aquí recordar las explicaciones en punto al haplotipo “Y” cuya identificación no acredita identidad sino linaje y en tal sentido reduce enormemente el universo de individuos que pudieron aportar ese material y entre ese universo reducido se encuentra Jorge Néstor Mangeri”.
Nuevamente, estas conclusiones se ven contrariadas por la existencia de marcadores de haplotipo Y distintos a los del imputado.
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En M39, un alelo 11 en el sistema DYS438 y 13 en el DYS 392.
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En M40, un alelo 13 en el sistema DYS385.
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En M46, un alelo 21 en DYS 481.
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La saga conspiranoica sigue...¿hasta cuándo? Hasta las mentes más paranoides van a aburrirse.
Tengo el caso de un camarada preso a PERPETUA, donde el ADN es....FEMENINO, pero los jueces dijeron "no importa, es él" y san se acabó.