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Con motivo de los resultados de las pruebas educativas Unesco 2019, la nota reflexiona sobre el deterioro de la educación argentina. En particular, la redactora contrasta los bajos niveles de analfabetismo del país con unos resultados que nos colocan entre los peores de toda Sudamérica y el Caribe. “No basta con ser alfabeto, hace falta mucho más”, indica la autora. Efectivamente, una sociedad alfabetizada no garantiza una sociedad letrada. En Pasado y presente de los verbos leer y escribir, Emilia Ferreiro señala cómo algunos sistemas educativos distinguen entre alfabetización para la calle, alfabetización para leer diarios o informarse, alfabetización para la literatura, alfabetización digital.
Ser capaz de entender instrucciones sencillas y saber firmar podía considerarse suficiente a principios del siglo XX, pero resulta insostenible en la actualidad, afirma Ferreiro. El retroceso en la educación, indica Kikuchi, impacta directamente en la dificultad presente y futura para que los argentinos puedan competir con el resto del mundo. Esto resulta particularmente triste al considerar, como acota el artículo, que hace 20 años liderábamos la región en calidad educativa. En su libro, Ferreiro analiza cómo la irrupción en el aula de las TIC (ya sea Internet, computadoras o similares) muchas veces se plantea desde los discursos políticos como una panacea que puede potenciar hasta límites insospechados el aprendizaje. En la práctica, aunque herramientas útiles, muchas veces naufragan en un ecosistema escolar donde la precaria alfabetización primaria genera obstáculos acumulados para una correcta alfabetización digital.
“Los chiquitos argentinos (…) saben leer y escribir. El problema es que no entienden lo que leen”, apunta Kikuchi. De hecho los exámenes de las últimas pruebas educativas, en el área de Prácticas de Lenguaje y Literatura, apuntaron sobre todo a la comprensión lectora. La pandemia y las continuas olas de fake news que se desataron pusieron sobre la mesa la necesidad, desde la gestión escolar, de incluir herramientas en el espacio curricular que puedan ayudar a los chicos a informarse de manera responsable. Muchas escuelas en Europa comenzaron a aplicar proyectos institucionales transversales de alfabetización digital que apuntan a desarrollar el discernimiento crítico de las fuentes al informarse. Esto choca, de nuevo, con el obstáculo de una alfabetización primaria a veces incompleta y atascada, como dice Kikuchi, en saber leer, pero no entender lo que se lee. “El ejercicio pleno de la democracia es incompatible con el analfabetismo de los ciudadanos”, sentencia Ferreiro en su libro.
El análisis sintáctico es la columna vertebral de la corrección de textos profesional. Si bien hay aspectos estilísticos o formales que pueden memorizarse y aplicarse de manera más o menos automatizada, una corrección en profundidad exige cierto conocimiento de la sintaxis. Básicamente, los principios o reglas que estructuran cómo las palabras se ensamblan para formar oraciones. Esto no solo sirve para detectar solecismos, inconsistencias sintácticas, ambigüedades y otros fenómenos. No solo sirve, mejor dicho, para “escribir bien”, sino también para ordenar nuestros pensamientos o ideas de forma eficiente. Independientemente de la escolarización, todos los hablantes manejamos de forma inconsciente e intuitiva un conjunto más o menos amplio de reglas sintácticas por el simple hecho de hablar un idioma. La enseñanza formal de esas reglas en la escuela, su discusión y el poder acceder a herramientas que nos ayuden a pensar y expresarnos mejor es (al menos para un corrector profesional) algo de importancia tan fundamental como si fuera un axioma.
Esto nos devuelve al principio, al problema sobre el que reflexiona Kikuchi. Chicos que saben leer y escribir, pero que no entienden lo que leen. Un problema transversal desde ciclo básico hasta superior. Una alfabetización atascada en su forma más básica y silvestre: poder leer los carteles de las calles, redactar un tembloroso currículum, distinguir un ramal de colectivos, firmar algún documento. El manejo de la sintaxis no debería ser un orgullo reservado a ciertas profesiones, como si fueran guardianas de un conocimiento de élite, sino que deberían expresar la madurez de la alfabetización de una sociedad. Una sociedad que no solo está alfabetizada, sino también letrada.
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Estimado Sr. Farías, Ud. dice: "El manejo de la sintaxis no debería ser un orgullo reservado a ciertas profesiones, como si fueran guardianas de un conocimiento de élite, sino que deberían expresar la madurez de la alfabetización de una sociedad." . Sí, pero es todavía peor. La palabra "inclusión" talla también en este tema. Hay muchos docentes que opinan que pedirle a los alumnos corrección en el habla o en la escritura es una forma de discriminación. Recuerdo la nota de Kikuchi y me pareció muy buena. También quisiera agregar que por el ritmo de los cambios tecnológicos y sociales, el libro de E Ferreiro fue una 'foto' de la situación educativa. Ya todo ha cambiado. En muchos países se considera analfabeto a aquel que no solo sabe leer y escribir (comprendiendo lo que lee y escribe y siendo creativo en su lectura y escritura) sino al que maneja las TICs con fluidez. Hoy en día, en los países desarrollados, los empleados de un estacionamiento manejan los movimientos de los autos con sus programas de computación especiales para esa actividad...... Desde cosas muy básicas, como la organización de la distribución de las ventas, o la venta de entradas de cine, tickets de viajes, todo lo hacen por computadora. La IA y las constantes innovaciones también van en línea con ese modo de trabajo.
En especial sobre la sintaxis, en español corremos con ventaja porque el orden de los factores es muy flexible en español, no así en otras lenguas. Pero los usos de las redes sociales están transformando la lengua a pasos agigantados. Además hay un 'olvido' creciente del uso de los signos de puntuación. Una coma después de un sí o de un no, altera totalmente el significado de una oración. No puedo dejar de mencionar que el idioma mal llamado inclusivo es un aborto de la naturaleza. Y el uso de la x o de la @ para sustituir letras es absurdo, en mi opinión. Pienso que los valores, el registro del otro como ser que merece respeto por el solo hecho de ser humano, no se reemplaza con una x o una @. Saludos
Con respecto al problema de la educacion en la Argentina, hay. Mucho para discutir, claro. Una cosa, para empezar, no es cierto wue hace 20 años eramos super cultos. El desastre educativo empezó mucho antes, 60 años antes, por lo menos. Pero, explotó con los gobiernos " democraticos" radicales de Alfonsin y De la Rua. El desastre educativo empezó con el invento argentino del ingreso libre e irrestricto a las universidades. A causa de éso, terminaron con titulo universitario tipos carentes de toda moral, buenas costumbres y dignidad, pésimos en todo y para todo, ademas. Tipejos como: De la Rua, Menem, Duhalde, Macri, Kirshner, Fernandez de Kirshner, 90% de los " legisladores, y 100 de los gobernadores. Ellos, y sólo ellos, son el origen y la causa de todos los males de la argentina. Me he referido al ámbito universitario solamente, porque es el que mejor conozco, y aquí toda la culpa la tienen los radicales. Éso se debe a qué los peronistas, con respecto a las universidades, hicieron abandono de cancha y les dejaron el terreno libre a los radicales. Desde entonces éstos, con la ayuda de su rama patoteril- matona, Franja Morada, vienen haciendo lo que les canta el orto con las universidades. Los de Franja, como buenos radicales, carecen de principios y se aliaron con todos los vagos de la extrema izquierda: Partido Obrero, ERP, Trosko- maoistas, etc, para imponer el poupulacherismo mas extremo. Una medida de lo mentirosos que son estos tipos: todos se declaran fanaticos de los Castro y de Cuba. Pero, ignorantes y delirantes como son, no se enteraron lo extremadamente dificil que es ingresar a una universidad cubana. Menos se enteraron del impacto de éso: los cientificos cubanos, a pesar de las limitaciones que tienen YA PRODUJERON Y ESTAN VENDIENDO 5 TIPOS DE VACUNAS CONTRA EL VIRUS DE LA COVID, mientras nuestros genios del CONICET aun no han conseguido ni una.