La pandemia y, sobre todo, la “cuareterna” produjo una sensible alteración en nuestra percepción del tiempo, a punto tal que los casi dos años transcurridos desde que el Covid llegó parecen haber desaparecido de nuestra memoria. Sin embargo, hace sólo seis semanas que fuimos a las urnas, y en ellas el 70% de nosotros le dijo “basta” al modelo populista, corrupto, impune y autoritario que el kirchnerismo pretendía instaurar aquí.
Ese grito se expresó mayoritariamente a través de las boletas de Juntos por el Cambio en sus diferentes versiones provinciales, pero también mediante las propuestas de las formaciones liberales que encabezan Javier Milei y José Luis Espert y de las agrupaciones de izquierda, que dejaron atrás su habitual insignificancia y crecieron enormemente. Como es natural y por mandato popular, el peso mayor de la responsabilidad de conformar la oposición recae sobre la alianza que reúne al Pro, a la UCR y a la CC-ARI.
Luego del rechazo al Presupuesto/mamarracho presentado por el Ministro de Economía, Martín Guzmán, rápidamente la Casa Rosada presentó un proyecto sobre el impuesto a los bienes personales, que resultó vencedor por un voto por la ausencia de una diputada enferma (Crescimbeni) y la deserción de dos viajeros (König y Gutiérrez), todos de JxC. El martes, la mesa nacional de esa alianza se negó, por 14 votos a uno (Patricia Bullrich), a castigar a los irresponsables legisladores, que prefirieron faltar a tan importante sesión para hacer turismo. El miércoles, la ley fue sancionada por el Senado, en una sesión que tuvo quórum por la “borocotización” de una diputada de La Rioja, María Clara del Valle Vega, otra “opositora” que, seguramente, fue convencida de mudarse al Frente para Todos con algunas “efectividades conducentes”.
Así, el Gobierno logró mejorar sensiblemente las perspectivas de recaudación (al no reconocer el real impacto de la inflación en las escalas y, además, aumentar mucho los porcentajes) y facultó a las provincias a incrementar el impuesto a los ingresos brutos y a gravar las herencias; todos los gobernadores de JxC, bailando en un alegre trencito de la felicidad, adhirieron a la iniciativa, con excepción de Horacio Rodríguez Larreta (CABA), que ya los había aumentado, y mucho, para compensar la quita en la coparticipación federal que sufrió para bancar a Axel Kiciloff, porque éste gerencia el territorio-corazón del kirchnerismo.
En la Provincia de Buenos Aires, los legisladores de las dos grandes coaliciones –con la muy honrosa excepción de once diputados- levantaron sus simpáticas manitos para modificar la ley que impedía la reelección de los “barones” (intendentes) por más de dos períodos, comenzando la cuenta en 2015. Ya la ex Gobernadora María Eugenia Vidal había herido de muerte esa ley al reglamentarla: para que se considerara “período”, éste debía extenderse más allá de los dos años; y muchos de los ahora definitivamente beneficiados, de ambas formaciones, renunciaron a sus cargos antes del 10 de diciembre para acogerse a ese beneficio en 2023, comenzando por los emblemáticos Jorge Macri (JxC) y Martín Insaurralde (FpT). En lugar de cambiar la reglamentación, se modificó la ley y se habilitó a 90 intendentes a re-reelegirse en las próximas elecciones.
Quienes, nuevamente, defraudaron a la sociedad que, en un 87%, rechazaba esa posibilidad, argumentan que se trató de optar por un mal menor porque, si no se permitía a esos “barones” volver a presentarse en los distritos que gobiernan desde hace años, La Cámpora podría hacerse con ellos; además, juran que será la última vez que cambiarán la ley. ¿Les compraría un auto usado a estos mentirosos seriales, aunque sean amarillos?
Todas estas inmundicias le dan la razón a Milei cuando habla de “la casta”, porque presenciar estos ¿errores? de la oposición, nos obliga a preguntarnos si unos y otros no son, casi, lo mismo. Un amigo, estos días, me dijo que, en el futuro, preferirá votar el original kirchnerista y no a la copia cambiemita. Y la fuerte linterna que utilizó Carlos Pagni el jueves, en su columna en La Nación, para iluminar los tenebrosos pasillos subterráneos del espionaje, en los cuales JxC y FpT se intercambian roles y favores, termina de completar el cuadro pavoroso de la política nacional.
Mientras eso pasaba, otros de los muchos asesinos togados, José Michelini y Andrés Basso, miembros del Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata, denegaron nuevamente la prisión domiciliaria (entiéndase, no la libertad) al Comisario Miguel Etchecolatz quien, amén de sus múltiples dolencias, ya cuenta con ¡92 años!; en poco tiempo estos canallas lograrán, una vez más, su propósito: este anciano morirá en la cárcel y pasará a engrosar la ya larga lista de los fallecidos en la cárcel. Y eso sucede mientras el Estado libera a miles de homicidas y violadores aduciendo el riesgo de contagio de Covid, y la catarata de impunidades que llueven sobre la jefa y sus hijos, los organizadores, los funcionarios corruptos, los empresarios coimeros, los ladrones de impuestos, los sindicalistas mafiosos y los otros múltiples cómplices y testaferros de la asociación ilícita que nos gobierna y saquea desde 2003, continúa empapando y asqueando a esta sociedad tan injustificadamente paciente, tolerante e hipócrita.
A pesar de todo, pero con pocas esperanzas, deseo para todos nosotros el mejor nuevo año posible; con seguridad, no será mucho.