Una vez más, la clase política demuestra estar fuera de los intereses generales. Mientras el dólar blue casi toca los 220 pesos en algunas regiones del país, mientras en Salta hay chicos muriéndose por desnutrición, mientras la deuda y la emisión crecen imparablemente y el presidente festeja una inflación superior al 50%; el senador ultra k Oscar Parrilli no tiene una idea mejor que presentar en el Senado un proyecto de ley que pretende el regreso del Futbol Para Todos.
Pero son así, porque mientras el país se va a la basura, mientras se estima una inflación de aproximadamente 3,7% para enero; estos tipos contratan empresas amigas, compran autos de lujo, pagan carísimas encuestas y muchas otras cuestiones realmente irrelevantes para la sociedad toda.
No hay políticas de fondo, el país está quebrado en términos prácticos, no hay rumbo, no hay mando. Tal es la situación que la sensación que deja la demagogia impartida por el Gobierno es que cada uno quiere hacer su negocio e irse a su casa.
Porque ¿quién duda que detrás del Futbol para Todos hay un negoción millonario? ¿Acaso no hay necesidades básicas mucho más importantes que cubrir que la televisación “gratuita” de los partidos del deporte favorito de los argentinos?
No hay remate, sencillamente la preocupación de la clase política –o al menos una buena parte de ella- es continuar llenándose los bolsillos a costa del ciudadano de a pie. Además no hay una verdad mayor que aquella que indica que nada es más caro que lo que el Estado te ofrece gratuitamente.
¿De dónde va a salir el dinero para sostener el programa? ¿Más impuestos, más emisión, más deuda? Si, definitivamente esto va a salir demasiado caro.
No es el momento, no hay dinero de sobra para financiarlo, no se cubren aún necesidades muy básicas, pero además este programa tiene un negociado detrás. Como si todo lo antedicho fuese poco.
Con el anterior Futbol para Todos, según una extensa investigación del colega y columnista de Tribuna de Periodistas Marcelo López Masia, el kirchnerismo se choreó, por lo menos, mil millones de dólares –sí, dólares-.
Se trata de un negoción que fue descripto en una serie de artículos publicados en este portal, como así también en el libro Kartell, cuyo autor es el mismo López Masia.
Pero hay más aún. Según describe, “a lo largo de tres meses le entregué a más de 300 periodistas y unos 200 políticos de primera línea a nivel nacional un libro que demuestra de manera muy sencilla cómo CFK y su banda se robaron un mínimo de mil millones de dólares gracias a un artilugio técnico desplegado en el Fútbol para Todos”.
“Ningún representante del pueblo ni comunicador quisieron tomar la posta de un choreo sin parangón que se perpetró delante de la vista de millones de televidentes, sin que nos percatáramos”, remató.
Conclusión: bussines are bussines.
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