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La Argentina arranca el año última en índice de confianza: por qué es muy mal augurio

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Esto reveló el Barómetro Global de Confianza, en el Foro Económico Mundial de Davos. La encuesta pone a la cuestión económica como principal factor de preocupación
Esto reveló el Barómetro Global de Confianza, en el Foro Económico Mundial de Davos. La encuesta pone a la cuestión económica como principal factor de preocupación

Que Florida sea la peatonal más larga del mundo, está peleado: varias calles europeas nos sacaron de ese podio en las últimas décadas. Seguimos manteniendo la avenida más ancha del mundo: la 9 de Julio. Algo es algo.

 

Pero ahora podemos sumar un liderazgo mundial nuevo en otro ranking: la Argentina es el país más desconfiado del planeta, y por “afano”, según el Barómetro Global de Confianza que elabora desde hace más de dos décadas la consultora Edelman. No da para enorgullecerse: este dato es mucho más grave de lo que parece a simple vista y hay que tomarlo como la peor noticia: no augura un buen futuro.

Edelman es una consultora de comunicación y lobbying de origen estadounidense y presenta año a año los resultados de su Barómetro de Confianza en el Foro Económico Mundial de Davos, al que esta vez no asistió ni un funcionario argentino: pegamos el faltazo al encuentro económico mundial más importante del año. No se podía esperar otra cosa del gobierno argentino. En el lujoso centro de esquí suizo se habrían enterado de primera mano de este bochornoso dato.

A diferencia de la más volátil y superficial “imagen” por la que preguntan generalmente los encuestadores, el barómetro de Confianza es un indicador sumamente útil para pronosticar comportamientos políticos y económicos.

De 27 países en los que la agencia entrevistó a casi 40.000 personas comunes y líderes de opinión (1.400 en la Argentina, en total) los argentinos “descollaron” en la cola con un índice de confianza en su gobierno de 22 por ciento, seguido por Sudáfrica, con 26 por ciento. Los campeones de la confianza en sus autoridades son los chinos, con 91 por ciento y un fuerte crecimiento en el último año.

Ante la creciente inflación en el mundo en este año de recuperación económica global, con una pandemia que todavía no termina, Edelman preguntó también por el nivel de confianza de la gente en los diversos países en sus bancos centrales, que son la clave para garantizar la estabilidad de la moneda.

En esa disciplina de la desconfianza, los argentinos se volvieron con otra medalla de oro: a la cola, con 32 por ciento, seguidos por la Rusia de Vladimir Putin, con 40 por ciento. La tabla de la confianza la vuelve a liderar China.

Esta desconfianza de los argentinos en su gobierno y en el Banco Central explica mejor que nada la permanente suba del dólar “blue” que se aceleró la semana pasada. Este dato permite pronosticar que, además de inflación, es altamente probable también que el país sufra recesión y -como consecuencia- más pobreza en el futuro inmediato.

Es que hay una clara correlación en los países entre los niveles de confianza que imperan en sus sociedades y su nivel de prosperidad. El promedio de confianza de los países más ricos es de 62 por ciento, en tanto que en los países más pobres, es de 47. Recordemos: solo el 22 por ciento de los argentinos confía en su gobierno, mientras que apenas 32 por ciento confía en el Banco Central que desde hace más de dos años conduce Miguel Pesce.

Pero la desconfianza no solo se traduce en la corrida eterna al dólar o, dicho de otro modo, la fuga de los argentinos de su propia moneda. También hace fracasar a toda la economía. El ejemplo más evidente es que el país cuenta con un sistema financiero diminuto, que no le sirve a su economía. La gente desconfía de los bancos, de su moneda, de invertir en su país, de apostar al futuro.

A fin de año la provincia de Chubut debió dar marcha atrás con una ley que habilitaba al departamento Meseta Central a poner en marcha la mayor mina de plata del mundo por las violentas protestas que azotaron la capital, Rawson. Algo similar sucedió dos años atrás en Mendoza, la provincia argentina con el mayor potencia minero.

En ambos casos la política había logrado superar la “grieta” para dar luz verde a la minería, pero las protestas las obligaron a poner el freno de mano. Es posible que Chubut vaya a un plebiscito este año que, con alta probabilidad, confirmará el rechazo a la actividad.

¿Por qué en esas -y tantas otras- provincias no se puede desarrollar la minería que sí se lleva a cabo sustentablemente en países del primer mundo, como Canadá, Estados Unidos o Australia? ¿Los argentinos son tanto más ambientalistas que australianos o canadienses? No: los argentinos son más desconfiados.

Desconfían de sus autoridades y de su voluntad de hacer cumplir la ley; los creen capaces de venderse “por dos mangos” y creen que harían cualquier cosa que dañe al país a cambio de su beneficio. Por eso en la Argentina no hay moneda, no hay sistema financiero… y tampoco minería: falta confianza.

Desconfianza de los argentinos en el oficialismo y en la oposición

Para la Argentina la desconfianza es una enfermedad grave con carácter terminal, y eso no solo lo está diagnosticando Edelman. Semanas atrás, la encuestadora argentina Management & Fit salió a sondear la confianza de los argentinos en el gobierno y en la oposición y corroboró el diagnóstico de Edelman: la desconfianza en los dirigentes del gobierno nacional es de 65 por ciento, según la encuestadora dirigida por la economista marplatense Mariel Fornoni. Pero la desconfianza en la oposición tampoco está mucho mejor: el 58 por ciento también desconfía de Juntos por el Cambio.

Los opositores deberían preguntarse si no tendrían que dejar de lado de una vez su reticencia a explicar con claridad qué harían distinto -si ganan las presidenciales de 2023- de lo que hicieron durante el mandato de Mauricio Macri para que el resultado no sea otro fracaso.

Pero hay un “dato consuelo” en el informe de Edelman que podría “alegrar” el fin de semana de la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Y es que la Argentina no salió última en el ranking de confianza en sus autoridades de Salud. El país saca medalla de plata, con 47 por ciento de confianza, y el oro es para… ¡Rusia!

Los rusos son los más desconfiados del sistema de salud de su país, que intentó reflotar la Guerra Fría con su vacuna Sputnik V. El mandamás Vladimir Putin fue quien convenció inicialmente a la Argentina de “jugarse el todo por el todo” por su vacuna y bloquear la llegada de las estadounidenses Pfizer y Moderna.

Meses después de que el propio Putin admitiera que no estaba en condiciones de fabricar el segundo componente en cantidad suficiente, el presidente Fernández debió dar marcha atrás con una “cláusula de negligencia” auspiciada por la vicepresidenta Cristina Kirchner para impedir la llegada de los inmunizantes norteamericanos.

Los rusos mismos desconfían de sus propias autoridades de salud: lo bien que hizo el presidente Alberto Fernández en darle marcha atrás a la cláusula de negligencia inspirada en la vicepresidenta.

¿Podría el presidente recuperar algo de confianza de parte de los argentinos si repitiera ese gesto de independencia de la vicepresidenta y jefa política en otros aspectos de su gestión?

 
 

6 comentarios Dejá tu comentario

  1. Es patético, solo con poner una foto del sr. presidente y su hijo, y otra al lado, de la vicepresidente y su hija, es decir de sus familias, y si no nos damos cuenta en manos de quien estamos, es porque simplemente tenemos un mal destino.

  2. Me llama la atención un detalle. No pasa con el payaso ni con la yarará, pero todos los otros funcionarios o tienen un mate en la mano o el mate o el termo en el escritorio. Ha sido clasificado como importante detalle de marketing de la Nac & Pop. Hipócritas.

  3. Coincido con Claudia, respecto a que no hace falta ninguna consultora que nos "ilumine" sobre la perdida de confianza en la Argentina. Entre tanto "paradigma" nuevo que los K lograron imponer en la CULTURA SOCIAL de la Argentina es precisamente la de la DESCONFIANZA, y ya no solo en los POLITICOS,JUECES,SINDICALISTAS sino entre LOS ARGENTINOS ENTRE SI. Eso es lo mas grave. El vivir COTIDIANAMENTE se ha vuelto un acto de DESCONFIANZA, desde recibir una llamada telefonica anonima, o un mje en el celu o el salir a la calle o simplemente ingresar al domicilio con el auto o a pié. El pararse por un semáforo y para que hablar del que toma transporte publico en horas pico. ¡Gracias Cristina por el VAMOS POR TODO...PARA VOS,....porque para nosotros los Argentinos, solo nos dejaste la INCERTIDUMBRE Y EL CAOS!

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